Los bancos están cerca de enfrentarse al pago de un nuevo impuesto temporal que gravará sus ingresos. Un tributo que se sumará a la elevada fiscalidad que ya afronta la banca, en parte porque el Impuesto de Sociedades tiene un tipo más alto para el sector que para el resto de actividades. En consecuencia, en el primer semestre los principales bancos del país han abonado por este concepto más de 1.530 millones, lo que supone un 28% de sus beneficios.
En la primera mitad del año, las seis mayores entidades del país -que son, además, las que cotizan en bolsa- obtuvieron unos beneficios antes de impuestos de 5.505,88 millones de euros por sus negocios en España, sin tener en cuenta sus filiales en el extranjero.
Esta cifra es un 10,9% inferior a la registrada en las mismas fechas del año pasado, si bien la comparación se ve distorsionada debido a que en el primer semestre de 2021 CaixaBank contabilizó los extraordinarios por la integración de Bankia. Sin tener en cuenta este efecto, las entidades habrían ganado en conjunto un 42% más.
Un 27,8% sobre beneficios
Respecto a ese total, el pago de impuestos de estos bancos representó el 27,8% de sus beneficios, lo que supone unos 1.530,87 millones de euros entre CaixaBank, Santander, BBVA, Sabadell, Unicaja y Bankinter, según reflejan las cuentas de resultados hechas públicas estos días por las propias entidades.
Como es lógico por su tamaño, el mayor importe correspondió a la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri, que abonó 546 millones a las arcas públicas por un beneficio de 2.120 millones, lo que implica una tasa del 25,75%.
Por detrás, BBVA pagó 403 millones de euros por un beneficio antes de impuestos de 1.414 millones (tipo del 28,5%), mientras que Santander hizo lo propio con 252 millones en tributos, el 27,87% de unas ganancias de 904 millones en España.
Sabadell pagó 166 millones (el 35,4% de unos beneficios antes de impuestos de 469 millones); Bankinter, 102,87 millones (el 27,5% de unas ganancias de 373,88 millones), y Unicaja, 61 millones (el 27,11% de 225 millones).
Fiscalidad elevada
Estos importes corresponden únicamente al pago de tributos sobre sus beneficios, si bien los bancos afrontan, además, una serie de tasas y aportaciones obligatorias que amplían sus compromisos con las arcas públicas.
Al margen de un tipo del Impuesto de Sociedades del 30% (frente al 25% del resto de las actividades), los bancos pagan una tasa por los depósitos de sus clientes, además de por el uso de suelo público por los cajeros que tienen instalados en sus locales. Desde hace algunos meses están obligados también a hacerse cargo del Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados (AJD) en la constitución de cada hipoteca.
Asimismo, realizan anualmente una aportación obligatoria al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) en España y otra, a nivel europeo, al Fondo Único de Resolución (FUR). Todo al margen de las cargas fiscales comunes a otras empresas, como el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) o las contribuciones a la Seguridad Social.
A estos se unirá dentro de algunos meses la nueva "prestación no tributaria" que el Gobierno pretende que esté en marcha en 2023 y 2024 y que genere al Estado unos ingresos de unos 3.000 millones de euros en total. Esta no gravará los beneficios, sino los ingresos por los intereses y las comisiones netas de la banca con un 4,8%.
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