Vienen curvas. El Banco Central Europeo (BCE) seguirá subiendo los tipos de interés para frenar una inflación que “continuará al alza” hasta final de año y rondará el entorno del 9%. Así lo ha dicho el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, quien ha explicado que es importante “anclar las expectativas de inflación hasta un nivel próximo al 2%”.
El número dos de Lagarde ha descartado dar una orientación de cuál será la hoja de ruta del regulador; pero sí que ha insistido en que en estos momentos empiezan a verse también “factores de demanda” como causa del aumento de los precios. Es decir, que ya no sólo se puede culpar a la situación provocada por la Guerra de Ucrania y a la subida de los precios energéticos y las materias primas.
Dice Guindos que hay que vigilar también el efecto que la inflación produce en empresas y familias. Es por ello por lo que reclama a los Estados que pongan en marcha políticas fiscales “no expansivas” que permitan ayudar a los sectores con menor renta.
Precaución también en las empresas, ya que el BCE empieza a detectar que algunas empresas ya están sufriendo el impacto de la inflación. Un hecho que puede derivar en quiebras e impagos que podrían afectar también al sector financiero. Según el vicepresidente del BCE ya hay “sectores específicos” en donde se pueden ver “impactos relevantes” que pueden afectar a las entidades financieras.
De Guindos, que ha estado presente en una reunión de Consejeros del Banco Sabadell, ha insistido en que el nuevo impuesto a la banca que promueve el Gobierno “no debe afectar al coste de financiación, ni a la concesión de crédito ni a la solvencia del sistema financiaro”.
Para ello ha reclamado también “no cegarse por los efectos a corto plazo” que tendrá la subida de tipos en el sistema financiero. A su juicio, es cierto que un alza beneficia a los bancos pero también lo es que “subirá el coste del pasivo y, además, habrá empresas que obliguen a las entidades financieras a incrementar sus provisiones” ante la posibilidad de que aumenten los impagos.