El comité de dirección de ING ha decidido que el banco se adhiera a los Códigos de Buenas Prácticas para facilitar la puesta en marcha de las medidas de apoyo a los hipotecados que hace tres semanas aprobó el Consejo de Ministros.
La entidad se une así a otros bancos que han ido dando el paso durante las últimas semanas, como CaixaBank, Sabadell, Unicaja, BBVA, Ibercaja y Kutxabank, cuyos consejos de administración han dado el visto bueno a la adhesión.
Todas estas entidades han decidido suscribir tanto la ampliación del Código de Buenas Prácticas de deudores hipotecarios aprobado en 2012 como el nuevo protocolo que se ha establecido para clientes que no están en el colectivo de vulnerables.
Familias vulnerables
Más concretamente, el catálogo de ayudas acordado por los bancos y el Ejecutivo se dirige a todas las familias que estén pagando una hipoteca variable y se vean afectadas por la subida del Euríbor.
El objetivo es evitar que haya familias que se queden atrapadas por este fenómeno y carezcan de recursos para pagar sus hipotecas. Para ello hay tres grandes bloques: vulnerables, nuevos vulnerables y familias en riesgo de caer en la vulnerabilidad. Las medidas serán aplicables para todas aquellas hipotecas que estén firmadas antes del 31 de diciembre de 2022.
En cuanto a los hipotecados vulnerables, serán considerados como tales si tienen ingresos inferiores a 25.200 euros anuales, destinan más del 50% de estos ingresos a pagar la hipoteca y han sufrido un incremento de un 50% del esfuerzo hipotecario. Se trata de una actualización de las medidas que ya estaban recogidas en el actual Código de Buenas Prácticas con el que trabajan las entidades financieras y que también fue acordado con el Gobierno.
Estos consumidores tendrán la oportunidad de reestructurar sus préstamos solicitando una rebaja del tipo de interés con una carencia de hasta cinco años. En concreto, el descenso en los tipos será de hasta un Euríbor menos 0,10% (-0,10%) frente al Euríbor más 0,25% (+0,25%) actual.
Por su parte, los hogares que tengan una renta inferior a 25.200 euros que destinen más del 50% de sus ingresos a pagar la hipoteca pero cuyo esfuerzo hipotecario no haya aumentado un 50% podrán acceder a una carencia de dos años con un tipo de interés menor durante este periodo y un alargamiento del plazo de la hipoteca de hasta siete años. Eso sí, el plazo total del préstamo no puede ser superior a los 40 años.
Por último, las familias que ganen hasta 3,5 veces el IPREM (29.400 euros al año), tengan una carga hipotecaria superior al 30% de su renta y cuya cuota haya subido, al menos, un 20% podrán solicitar la congelación durante 12 meses de la cuota, reducir el tipo de interés sobre el principal aplazado y un alargamiento del plazo del préstamo de hasta siete años. El plazo total de la hipoteca no puede superar los 40 años.