Los pagos con tarjeta están engullendo a los realizados en efectivo a pasos agigantados. No solo el número de plásticos emitidos crece día a día, sino que también lo hacen los datáfonos, esos dispositivos que se utilizan en comercios, bares y otros establecimientos para cobrar los pagos con tarjeta. Su número está en máximos históricos, mientras que el de cajeros va cayendo poco a poco y ya representa un tercio menos que en 2008, cuando se alcanzó el 'pico'.
En España hay ahora mismo más de 2,36 millones de terminales de punto de venta (TPV), lo que supone un 8,23% más que hace un año y un 2% más que en el segundo trimestre del año, de acuerdo con los últimos datos disponibles del Banco del España, correspondientes al tercer trimestre.
Y no solo eso. En los datáfonos instalados en España se han realizado en los tres primeros trimestres del año casi 5.400 millones de operaciones de pago, cerca de las 6.101 millones que se registraron en todo el pasado año. Esto quiere decir que, de seguir con el ritmo actual, marcará un máximo histórico este ejercicio.
Ocurre lo mismo con el importe total de las operaciones que se han realizado a través de datáfonos. No solamente va a haber récord en número de operaciones, sino también en las cantidades que se pagan. En los tres primeros trimestres del año se pagaron 170.911 millones de euros a través de estos dispositivos, muy cerca de las cantidades registradas en todo el pasado ejercicio (195.246 millones de euros).
De igual manera, si las operaciones mantuvieran el ritmo actual y también lo hicieran los importes pagados en total se registrará un nuevo máximo histórico y alejado, además, del nivel alcanzado el año anterior (se alcanzarían las 227.881 millones de operaciones).
Desplaza al efectivo
Los pagos con tarjeta han experimentado un verdadero auge durante los últimos años y han ido desplazando en cierta manera al efectivo. La pandemia ha sido testigo de este movimiento, que ya se había iniciado con anterioridad, y según avanzan los tiempos los consumidores no dejan de alimentar esta tendencia.
Una evolución que se confirma con los datos del Banco de España. En los primeros nueve meses del año se realizaron 497 millones de operaciones de retirada de efectivo. De seguir a este ritmo se superará en un 1,5% el registro del año pasado, pero en todo caso el dato estará muy lejos de los niveles prepandemia.
Antes de la llegada de la Covid-19 las retiradas de efectivo eran, como mínimo, de 900 millones al año, mientras que tras la pandemia solo superan el umbral de los 600 millones. Un efecto que ha dejado sobre el mundo de los pagos el confinamiento estricto, que impidió el consumo presencial durante algunos meses y, además, generó una desconfianza sobre el contagio a través del dinero en efectivo que nunca se llegó a demostrar.
Sea por lo que fuere, lo cierto es que los pagos en efectivo van cayendo. No así los importes totales pagados a través de esta vía, que se mantienen en niveles cercanos a los últimos años. Concretamente, entre enero y septiembre se sacaron de los cajeros unos 87.138,68 millones de euros y, de seguir este ritmo, se superaría el registro del año pasado, pero no el nivel prepandémico.
Caen los cajeros
El parque de cajeros, además, se reduce año a año. Al cierre del tercer trimestre había en España 45.288 máquinas, lo que supone el mínimo histórico desde 2001 y casi un 6% menos que hace un año.
Este número representa, además, dos tercios de los cajeros que había instalados en las sucursales bancarias españolas y otros enclaves en 2008, cuando se alcanzó el máximo histórico (61.714). El parque lleva reduciéndose consecutivamente durante los últimos catorce años salvo en tres ocasiones.