La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha avisado este lunes de que la economía de la eurozona ha entrado en una fase de estancamiento y se mantendrá débil durante el resto del año. Al mismo tiempo, Lagarde ha insistido en que todavía es pronto para cantar victoria en la lucha contra la inflación, cuya evolución a medio plazo sigue rodeada de "considerable incertidumbre".
"Hemos salido del periodo de inflación galopante. Cuando la inflación estaba en el 10,6% en octubre del año pasado sí que teníamos cifras muy onerosas y que tenían un impacto muy importante sobre nuestros ciudadanos en Europa. Ahora hemos bajado al 2,9%. No estoy en absoluto clamando victoria, creo que sería muy prematuro, pero hemos reducido la inflación desde ese nivel muy alto a cifras que están más próximas a nuestro objetivo", ha dicho Lagarde en una comparecencia en el comité de Asuntos Económicos de la Eurocámara.
"De cara al futuro, esperamos que continúe el debilitamiento de las presiones inflacionarias, aunque la inflación general podría volver a aumentar ligeramente en los próximos meses, debido principalmente a algunos efectos de base. Sin embargo, las perspectivas de inflación a medio plazo siguen rodeadas de considerable incertidumbre", avisa la presidenta del BCE.
Lagarde ha destacado que las presiones salariales "siguen siendo fuertes" y constituyen un "factor clave" que impulsa la inflación interna. No obstante, las atribuye a "efectos de ponerse al día" relacionados con la inflación pasada y todavía no a una espiral inflacionista. Al mismo tiempo, la contribución de los beneficios empresariales a la subida de precios "se está debilitando ahora".
En cuanto a la política de tipos, el BCE los dejó sin cambios en el 4,5% en su reunión de octubre, haciendo una pausa tras 10 alzas consecutivas en un periodo de 15 meses. Lagarde ha repetido que los mantendrá en este nivel "todo el tiempo que sea necesario" para garantizar que la inflación vuelva al objetivo del 2% de forma sostenible. El Consejo de Gobierno volverá a examinar la situación en su encuentro del 14 de diciembre con previsiones actualizadas de inflación y crecimiento.
En cuanto al crecimiento, el PIB real de la eurozona se contrajo un 0,1% en el tercer trimestre, lo que según la presidenta refleja "un impacto cada vez mayor de los tipos de interés más altos, la débil demanda externa y el desvanecimiento del impulso de la reapertura de la economía después de la pandemia".
La producción industrial ha seguido cayendo y la actividad en el sector de servicios se está debilitando aún más. A pesar de ello, el mercado laboral sigue resistiendo en términos generales, aunque hay algunos signos de que el crecimiento del empleo podría perder impulso hacia finales de año, ha señalado Lagarde.
"La actividad de la eurozona se ha estancado en los últimos trimestres y es probable que siga siendo débil durante el resto del año", subraya la presidenta. No obstante, el BCE espera que la economía se fortalezca nuevamente en los próximos años "a medida que la inflación caiga aún más, los ingresos reales de los hogares se recuperen y la demanda de exportaciones de la zona del euro se recupere".