Duro Felguera lo fía todo al rescate de 100 millones de euros solicitado hace un mes a la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI). Según reconoce la compañía en su informe financiero semestral presentado a la CNMV este miércoles, si no se aprueban estas ayudas "podría llegar a tener graves dificultades para mantenerse en funcionamiento".
Lo que refleja que la compañía atraviesa por un momento muy complejo. Duro Felguera presentó al filo de la medianoche del miércoles sus cuentas semestrales que incluyeron unas pérdidas históricas de 114 millones de euros, frente a los beneficios de 4,9 millones de igual periodo del año anterior; y una caída del 59,8% de sus ventas que llegaron a los 71,7 millones.
La empresa ha tenido que provisionar otros 100,8 millones de euros para hacer frente a la Covid, lo que la ha dejado en una situación patrimonial crítica. De esta manera, a 30 de junio de 2020 la sociedad dominante de Duro Felguera presenta un patrimonio neto negativo por importe de 110,4 millones de euros y el patrimonio neto del grupo llega a los 96,8 millones.
En esta línea, el grupo presenta un fondo de maniobra negativo de 161,3 millones de euros. La Ley de Sociedades de Capital indica que si una sociedad tiene un patrimonio inferior a las dos terceras partes de la cifra del capital social (en el caso de Duro Felguera 4,8 millones de euros) debe entrar en causa de disolución. Esta normativa indica este desequilibrio debe ser restablecido en dos meses si este desfase es más de la mitad del capital, de lo contrario la sociedad deberá disolverse al finalizar este plazo.
No obstante, Duro Felguera no está en causa de disolución gracias a la normativa aplicada por el Gobierno para aliviar a las empresas más afectadas por la Covid. De hecho, la modificación de la Ley de Sociedades aprobada el 2 de julio indica que "no se tomarán en consideración las pérdidas del presente ejercicio 2020". De esta manera, el reloj de la disolución volverá a ponerse en marcha a partir de los resultados del ejercicio 2021.
Impacto de la Covid
"Si en el resultado del ejercicio 2021 se apreciaran pérdidas que dejen reducido el patrimonio neto a una cantidad inferior a la mitad del capital social, deberá convocarse por los administradores o podrá solicitarse por cualquier socio en el plazo de dos meses a contar desde el cierre del ejercicio conforme al artículo 365 de la citada Ley, la celebración de Junta para proceder a la disolución de la sociedad, a no ser que se aumente o reduzca el capital en la medida suficiente", dice la normativa.
Duro Felguera tiene, por tanto, un año y medio para solucionar este desequilibrio. El problema es que según la propia empresa reconoce en sus cuentas tendrán muy difícil seguir en funcionamiento si es que la SEPI no aprueba el rescate.
En sus cuentas, la administración liderada por el CEO José María Orihuela, dibuja un negro panorama generado fundamentalmente por el impacto de la Covid en la ejecución de sus proyectos y en la facturación ordinaria.
Según indican, la crisis provocada por la Covid-19 ha impactado de lleno en los resultados registrados por Duro Felguera en el primer semestre del ejercicio, por lo que el grupo está promoviendo acciones para asegurar la liquidez y continuidad del negocio. Entre ellas citan la actualización del Plan Estratégico, renegociación con las entidades financieras para otorgar liquidez y avales, búsqueda de socios industriales y optimización de la tesorería.
"Sin embargo, dado el impacto que ha tenido la pandemia para Duro Felguera y las desviaciones que ha provocado respecto al presupuesto del ejercicio 2020, las medidas anteriores por sí mismas resultan insuficientes para garantizar la viabilidad de Duro Felguera". Un rescate sin el que la empresa lo tendrá muy difícil para seguir en funcionamiento, según reconoce la propia compañía.
Callejón sin salida
Una situación que aboca a la compañía a un callejón sin salida. En primer lugar, el Plan Estratégico está encallado en la renegociación con las entidades acreedoras y la búsqueda de socios industriales. Como ha contado Invertia, la banca no confía en la actual gestión y pide un cambio para sentarse a negociar, mientras que el plan de Blas Herrero, el único interesado en entrar en la compañía, sigue sin recibir una respuesta formal de Duro Felguera.
Un panorama que entorpece cualquier ayuda de la SEPI, vital tanto para el equipo de Orihuela como para el proyecto de Herrero. La sociedad estatal no tiene claro aprobar las ayudas si las anteriores condiciones del Plan Estratégico no se cumplen y -según ha podido saber este diario- el rescate podría tardar varios meses más en concretarse.
Del mismo modo, y en el caso de las cuentas presentadas esta semana, se puede inferir que -pese a lo que dice Duro Felguera- no todo es culpa de la Covid. Es cierto que la situación actual del mercado se ha visto afectada por la pandemia, provocando una deceleración o aplazamiento en la licitación de nuevos proyectos, sin embargo, el descenso medio del sector se está fijando en una horquilla que varía entre el 25% y el 30% en el año 2020, muy alejado del 59,8% que han declarado.
En términos operativos, la compañía ha cambiado el criterio de los proyectos de Argelia y Dubái, lo que ha supuesto nuevas pérdidas para la compañía sentando malos precedentes para proyectos futuros. En el primero de los casos "dada la situación de incertidumbre generada por la pandemia, la compañía ha revaluado el presupuesto del proyecto, estimando un impacto de cuatro millones de euros de menor resultado".
En el caso de Dubái, el 24 de junio de 2020, DEWA notificó la terminación del contrato con efectos desde 1 de julio de 2020. Un nuevo escenario que impone la necesidad de revaluación del proyecto bajo un escenario acorde a la nueva situación de resolución, "particularmente compleja y de tensión con la contraparte", que ha supuesto la consideración de "pérdidas adicionales en este proyecto por 35 millones de euros".
Junta General de Accionistas
En los últimos seis meses la caja también se ha visto afectada con unas pérdidas de 46 millones de euros. Al 31 de diciembre de 2019, la compañía tenía una caja neta de 22,9 millones de euros y al 30 de junio de 2020 tiene una deuda neta de 23,1 millones.
Con estas cifras de patrimonio, caja, resultados e ingresos, parece difícil creer que los 100 millones solicitados a la SEPI sean suficientes para sacar adelante la compañía y evitar su desequilibrio patrimonial y su disolución. Una situación que estará presente en la Junta General de Accionistas que se realizará este jueves 29 de octubre.