Los coches son cada vez más cómodos e incorporan tecnologías que hace pocos años nos hubieran parecido propias de la ciencia ficción, como la capacidad de ubicarse y guiarnos por un mapa o de dar los primeros pasos hacia la conducción autónoma. Sin embargo, estos avances en materia de prestaciones sirven de poco si los conductores no disponen de infraestructuras y autopistas capaces de aprovechar estas características y responder a los retos que plantea la movilidad, todo ello sin dejar de lado los criterios medioambientales y la seguridad. Posiblemente a todos nos vengan a la cabeza iniciativas tan punteras y asombrosas como las desarrolladas por Tesla, especialmente sus avances para desarrollar coches de conducción autónoma. Sin embargo, a veces tendemos que olvidarnos de la importancia de las propias vías por las que circularemos en el futuro, un ámbito en el que las innovaciones resultan tan o más prometedoras.
Mantenimiento como garantía de seguridad
El año pasado analizábamos en estas páginas el impacto que las autopistas inteligentes pueden tener en el futuro, un ámbito en el que ya están en marcha numerosos proyectos a lo largo y ancho del mundo. Por ejemplo, las eHighways – es decir, autopistas de líneas eléctricas- ya han sido implementadas en zonas acotadas de Alemania, Suecia y California con el objetivo de comprobar sus efectos en el aprovechamiento energético y la reducción de emisiones. No solo eso, sino que las innovaciones en materiales también permiten hacer uso del conocido como asfalto autorreparable, capaz de regenerarse cuando se le aplica una fuente de calor.
El mantenimiento es clave para mejorar la seguridad de los conductores. Factores como la intensidad del tráfico o la climatología provocan un paulatino deterioro del pavimento que es preciso vigilar para garantizar su buen estado.
En España, Abertis ha abierto una colaboración con IBM para desarrollar modelos de monitorización de estas infraestructuras. La tecnología que hay detrás de este proceso es el análisis de los datos recopilados a partir de diversas fuentes y el resultado es un sistema que permite anticiparse a casi cualquier eventualidad, predecir las necesidades de mantenimiento y mejorar la eficiencia en la planificación de las acciones que afecten a las autopistas. Una aplicación práctica de aplicar la inteligencia artificial a las características de la vía es reducir el impacto de los materiales que se utilizan para fundir la nieve y el hielo, haciendo más eficiente y sostenibles los operativos invernales.
Vehículos conectados con el entorno
La tecnología está cada vez más presente en todo el sector de la automoción. Los dispositivos inteligentes y la intercomunicación de todos los elementos de la vía son recursos ya disponibles, pero cuyo desarrollo promete dar grandes frutos en un futuro próximo.
En Japón ya existen las conocidas como carreteras musicales, vías que utilizan sonidos que sirven como aviso a los conductores para informarles de cualquier incidencia o riesgo al que estén expuestos durante la circulación.
Del acuerdo entre Abertis e IBM y su “garaje de innovación” surge otro proyecto posible gracias a la sinergia entre ambos para hallar soluciones a los retos que plantea la movilidad: un sistema universal e interoperable que permita la eliminación de barreras aplicando tecnología de geolocalización que sea capaz, no solo de ubicar el vehículo, también de permitir el pago telemático en puntos de peaje o incluso facilitar la comunicación entre vehículos.
La importancia de los datos
El uso y análisis de datos a gran escala es uno de los avances que más influencia está teniendo en todos los ámbitos de nuestra sociedad. El big data puede resultar útil en la monitorización de infraestructuras, como hemos visto antes, pero también en el comportamiento de los usuarios que hacen uso de ellas.
Sin salir de nuestro país, el proyecto C-Roads se presenta como una sólida apuesta por el análisis de información para la mejora del tráfico y la reducción de riesgos viales. Esta forma de comunicación entre vehículos o entre los vehículos y la autopista o carretera, en marcha desde 2018, promete poder monitorizar en tiempo real el tráfico en el futuro próximo.
Iniciativas como éstas dibujan un panorama muy prometedor para las empresas capaces de implementar las nuevas tecnologías a gran escala. Su potencial deja abiertas nuevas iniciativas futuras que sigan mejorando la movilidad durante los próximos años.