Luis Amodio, presidente de OHLA, y José Antonio Fernández Gallar, CEO.

Luis Amodio, presidente de OHLA, y José Antonio Fernández Gallar, CEO.

Construcción e Infraestructuras

La trastienda de por qué los Amodio han enterrado el nombre de OHL

Ha pasado a denominarse OHLA, una forma de intentar dejar atrás las acusaciones de corrupción que fueron constantes durante bastantes años.

10 julio, 2021 02:47

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Fue en mayo de 2020 cuando los hermanos mexicanos Luis y Mauricio Amodio  compraron un 16% del capital que el Grupo Villar Mir tenía en OHL. Por aquel entonces, pagaron 1,1 euros por acción. Dicho de otra manera, el desembolso fue de 50,4 millones de euros. No hubo que esperar mucho para que Luis fuese nombrado presidente de la compañía sustituyendo a Juan Villar-Mir de Fuentes. Fue el 15 de junio de ese mismo año.

Más reciente ha sido el plan de refinanciación y recapitalización. Fue el pasado mes, y constó de dos ampliaciones de capital. Una, de 35 millones. Otra, de 36,4 millones. Esta última suscrita por los hermanos Amodio y el fondo Tyrus . Eso se ha traducido en que los hermanos ya controlan el 26% de lo que era OHL.

Era porque, junto a estos movimientos realizados para intentar salvar a la empresa de su complicada situación económica, se ha producido otro más estético. A partir de ahora se llamará OHLA. ¿Por qué cambiar ahora después de 110 años de historia? Porque, como dice una frase popular, el pasado pesa. Y había que desprenderse de la pesada carga de corrupción que arrastra el nombre OHL.

Acusaciones

Ríos de tinta son los que ha hecho correr OHL afectando a su imagen. Han sido innumerables las acusaciones de corrupción de sus altos directivos tanto en España como en México. La constructora ha aparecido, de manera directa o indirecta, en los papeles de Bárcenas, en la Gürtel, en Son Espases, en Púnica, en el AVE a La Meca, en Lezo… La Audiencia Nacional, por ejemplo, llegó a investigar en una pieza separada del caso Lezo lo que llamó como “supuestos pagos generalizados” de responsables de la constructora para conseguir contratos de obras públicas.

Cultura del pelotazo, se vino a denominar esa época de finales de los 80 y principios de los 90. Las adjudicaciones de obra pública nunca faltaron a OHL. Sus relaciones fueron más que buenas con los gobiernos del PP, en España, y con el de Enrique Peña Nieto, en México. La derivada posterior fue el constante ir y venir de Juan Miguel Villar-Mir a los juzgados. Algunas causas fueron desestimadas, pero en contra del criterio del juez instructor y de la Fiscalía Anticorrupción.

Fue en 1987 cuando Villar Mir adquirió por una peseta Obrascón. Luego vinieron Huarte y Lain en 1998 y 1999. En 1997, un año antes del hermanamiento entre las tres compañías que conformaron OHL, quienes por aquel entonces ocupaban los puestos de presidente de Lain (Enrique Aldama), y vicepresidente de Obrascón (José Luis García Villalba) tuvieron que acudir al juzgado.

Y lo hicieron para explicar por qué talones firmados por ellos, por valor de 100 millones de pesetas, acabaron en manos de Luis Roldán. El que fuese director de la Guardia Civil acabó condenado por malversación y por cohecho. Reconoció haber recibido comisiones de las grandes constructoras.

Avance y apertura

OHL es el acrónimo de Obrascón, Huarte y Lain. Aunque el presidente Luis Amodio explicó durante la presentación del cambio en el nombre de que la A de se refería a “avance y apertura”, suena mucho a Amodio. Sobre todo, como dijo su consejero delegado, José Antonio Fernández Gallar, se trata de respetar las raíces de la compañía.

Antiguo logotipo de OHL.

Antiguo logotipo de OHL.

Ahora, a esas raíces tradicionales (OHL), se han unido brotes mexicanos (A). Pasado, presente y futuro. Y que menos que se dejen notar en el nombre, como ya hicieron sus ‘antepasados’: Félix Huarte y John Laing. La tipografía también es más delgada (como si la anterior, más gruesa, hubiese engordado gracias a actividades como las mordidas, como dicen en México).

Han sido 22 los años en los que el logotipo de OHL ha estado conformado por un mosaico que delineaba el perfil de un rostro. Aunque no se puede identificar como tal, bien podría haber sido el de Juan Miguel Villar-Mir, su fundador, y cabeza visible. Ahora, los personalismos quedan a un lado.

La nueva imagen se asemeja al rascacielos de Torre Espacio, donde tiene la sede . Y ahí tienen cabida todos. “Incluido el esfuerzo de los trabajadores”, como resaltaron presidente y CEO. Este último especificó que se trata “de la curva coseno y de una escalera hasta el infinito”. Y más allá, que es donde quieren llegar para volver a hacer de la constructora un referente en lo económico... y en lo moral.