Sacyr deja de ser "accionista significativo" de Repsol. Y todo porque se ha desprendido de un nuevo paquete de acciones tras el vencimiento de los instrumentos financieros derivados que tenía en su posesión. Si hace unos años su participación llegó a superar el 20%, siendo el accionista mayoritario, ahora su participación se queda por debajo del 3%.
De esta manera, Manuel Manrique continúa con su estrategia de simplificar el balance del grupo. La hoja de ruta se concentra en el plan estratégico y en su actividad concesional.
Fue el año pasado cuando el presidente y consejero delegado de Sacyr indicó que la intención de la empresa constructora y concesionaria era reducir progresivamente su participación en Repsol a medida que iban venciendo sus derivados. Y todo con la vista puesta en 2024, cuando dejará de manera definitiva su capital.
Millones de títulos
Según consta en los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Sacyr afloró en 2006 una participación del 20% en Repsol, que se redujo al 10% en 2011 y al 8,2% en 2017. En 2021, siguiendo esta estrategia de desinversión, la redujo al 3,9%.
Ahora, tras el último vencimiento de esos instrumentos financieros, su presencia actual en el capital de la compañía energética ha bajado automáticamente al 2,9%. Se trata de una operación que no tiene ningún impacto en la cotización de Repsol.
Asimismo, al tener una participación inferior al 3%, es la primera vez que Sacyr desaparece de la lista de 'accionistas significativos' de Repsol. En la misma siguen apareciendo BlackRock, con el 5,3% del capital, Banco Santander (3,8%), Amundi (3,2%) y Norges Bank (3,2%).
La actual participación de Sacyr se traduce en 45,2 millones de títulos, que a precio actual de mercado supone en torno a 512 millones de euros. La acción de Repsol se mueve ahora en 11,32 euros, con una capitalización de 17.500 millones de euros.
En 2021, la desinversión desde el 8% hasta el 3,1% en el capital de la energética le ocasionó unas pérdidas a Sacyr de 190 millones de euros, aunque se trata de un efecto contable que no implica salida de caja. Excluyendo este impactos, el beneficio habría aumentado un 23%, hasta los 111 millones de euros.