Las asignaturas pendientes de los Amodio en OHLA: la acción no levanta cabeza con un excesivo apalancamiento
Los títulos han caído durante los últimos meses pese a haber reforzado su posición financiera y haber reducido deuda.
27 septiembre, 2022 02:57Han pasado algo más de dos años desde que Luis Amodio fuese nombrado presidente en OHLA. Fue el 15 de julio de 2020. Entonces tomaba las riendas de una compañía que, hasta ese momento, manejaba Juan Villar-Mir. Su labor se ha definido por reforzar su posición financiera, la reducción de deuda y un foco orientado al negocio de la construcción y las concesiones.
Sin embargo, todavía tienen una serie de asignaturas pendientes. Y las dos más relevantes tienen que ver con la acción y con la deuda. "En el cómputo global, la restructuración financiera ha sido positiva, así como las ventas de activos que han ayudado a la empresa a mejorar ciertos aspectos", afirma Diego Morín, analista de IG. Y añade: "También han sido capaces de tener inversiones en algunos países de Europa, pero sus títulos no levantan cabeza".
Por su parte, Darío García, analista de XTB, hace hincapié en que "su exceso de apalancamiento impide que pueda aprovecharse de las economías de escala que ofrece el sector. Por lo tanto, la perspectiva financiera sobre la deuda es el principal punto débil".
Debilidad de la acción
Si se echa la vista atrás, el 15 de junio de 2020, cuando Luis Amodio asumió la presidencia de OHLA, el precio de la acción estaba a 0,70 euros. Unos meses antes, concretamente el 12 de marzo, había alcanzado los 0,51 euros.
Fue el 6 de enero de 2022 cuando logró escalar hasta los 1,10 euros. Sin embargo, a partir de entonces, ha iniciado su particular cuesta abajo que le ha llevado a situarse, el pasado viernes 23 de septiembre, otra vez en 0,51 euros.
¿Por qué esta debilidad? "Podríamos decir que existe la posibilidad de un lento crecimiento de las ventas en sus próximos años fiscales, así como una caída en su BPA. Sus márgenes también podrían descender en los próximos ejercicios, según el consenso de analistas", sostiene Diego Morín.
Conviene reseñar el beneficio por acción, o BPA, es un ratio muy seguido en Bolsa. Se trata de determinar el beneficio neto dividido por el número de acciones de la empresa. Dicho de otra manera, cuánto de lo obtenido por la empresa como resultado de su actividad correspondería a cada acción.
El analista señala, que tras haber perdido el soporte de referencia de los 0,54 euros, su foco está en los 0,45 euros. "Lo importante es que recupere la confianza de los inversores. Si bien la llegada de los Amodio les dio cierto respiro, hemos visto como sus títulos han caído en los últimos meses ya que el 'miedo' a una situación de desaceleración o profunda recesión económica lastraría al sector de la construcción. Nos enfrentamos a un valor volátil y creo que seguirá siendo así", matiza Diego Morín.
No obstante, la principal fortaleza de las compañías constructoras es que disponen de flexibilidad operativa para dirigir sus proyectos a cualquier escala geográfica. Asimismo, pueden posicionarse en aquellas localizaciones que ofrezcan un mejor momento del ciclo económico. Y OHLA no es una excepción.
Gran presión
Durante el primer semestre de 2022, el 70,6% de su cifra de negocio se había realizado en el exterior. La contratación a corto plazo se había situado en 2.463 millones de euros, un 32% por encima de la lograda en el mismo periodo de 2021. Estados Unidos representaba el 44,2% de la contratación, Europa un 37,5% y Latinoamérica un 17,9%.
"Sin embargo, la escalabilidad del negocio ha de financiarse vía capital, es decir, accionistas, o vía deuda o endeudamiento. En el caso de OHLA ejercen una gran presión sobre su balance y ratios financieros", advierte Darío García. Por tanto, su exceso de apalancamiento (la utilización de un mecanismo como deuda para aumentar la cantidad de dinero que se puede destinar a una inversión), impide que pueda aprovecharse de las economías de escala que ofrece el sector.
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Tampoco conviene olvidar el contexto macroeconómico, sin duda, el principal riesgo estructural en el sector. Y el riesgo político de determinadas medidas adoptadas por las administraciones, que pueden perjudicar el negocio de las constructoras.
"Además, el endurecimiento de las medidas de tipos de interés por parte de los bancos centrales hace que estas compañías deban mantener su endeudamiento pero a un mayor coste", apunta Darío García. Y agrega: "Sobre todo en aquellos momentos de vencimientos de deuda y refinanciación, reduciendo sus márgenes, y mientras que los clientes pierden poder adquisitivo".
Otro dato a tener en cuenta es que, a pesar de la reestructuración de su deuda, que le ha permitido reforzar sus fondos propios, la deuda total de la compañía (523,5 millones de euros a finales de 2021) supera a la capitalización bursátil (306,2 millones).
"Cuando un valor ha sufrido tanto durante tanto tiempo, y su precio ha alcanzado niveles por debajo de un euro, es susceptible de ser considerado como un 'chicharro' a expensas de que sus fundamentales y/o capitalización sean más propios de una gran capitalizada", apunta el analista de XTB. Un 'chicharro' es un valor que es muy barato y con escasa liquidez en bolsa.
Y concluye: "La pérdida reputacional durante tanto tiempo hace que cuando hay noticias (tanto positivas como negativas), los especuladores aprovechen la ocasión sin que se genere ningún atractivo para los inversores de largo plazo que puedan apoyar la cotización".