La cara B de los contratos de las constructoras en el exterior: avales, disputas y peligrosos comisionistas
La consecución de contratos millonarios fuera de nuestras fronteras conlleva riesgos que las empresas mitigan con una buena gestión del riesgo.
27 noviembre, 2022 02:30Ferrovial se ha adjudicado este año un tramo de la ampliación de la I-95, en Estados Unidos, por unos 278 millones de euros. Mientras que Hochtief, cuyo mayor accionista es ACS, ha ganado el contrato para seguir ampliando la autopista A1 en Alemania por 200 millones. Acciona, por su parte, se hizo con la reforma de una línea de tren en Perth (Australia) por 485 millones.
Son sólo tres ejemplos que dan fe de la cada vez mayor presencia de las constructoras españolas en el exterior. Pero hay más: FCC ganó uno de los contratos de construcción de los túneles del proyecto NEOM en Arabia Saudí; Sacyr se adjudicó el contrato de concesión de la autopista Buga-Buenaventura por 800 millones en Colombia; y, OHLA, un tramo del proyecto de la línea 7 del metro de Santiago, en Chile, por unos 75 millones.
Un suma y sigue que aumenta año tras año con jugadores más pequeños como el grupo Azvi, Copasa o Clerph. Y eso se traduce, poniendo como ejemplo a ACS, en que el 62% de sus ventas de enero a septiembre se hayan desarrollado en Estados Unidos y Canadá y, el 22%, en Asia Pacífico. Por lo que respecta a la cartera, a finales de septiembre, un 55% estaba en América del Norte, y un 28% en Asia Pacífico.
“Los contratos internacionales son puro riesgo. Antes, a la gestión del riesgo se le dedicaba poco tiempo, lo importante era licitar”, afirma Luis García, socio responsable de Proyectos de Construcción e Infraestructura de Clyde & Co. Y añade: “Con el paso de los años, las grandes empresas se dieron cuenta de que una buena gestión del riesgo repercute en el beneficio”.
Y es que conviene tener en cuenta que, en este tipo de proyectos, todas las partes están muy expuestas. En el caso de las constructoras, a ninguna (tengan el tamaño que tengan) le gusta acabar mal un proyecto. Porque, básicamente, repercute en su reputación. Y si hay riesgos demasiado elevados, renuncian. Esos peligros son la cara B de los contratos en el exterior.
La ley a elegir
La pregunta que surge es: ¿a qué se enfrentan? Y lo primero que deben tener en cuenta es la elección de la ley aplicable al contrato. Es decir, acordar qué legislación se aplica: si la ley del territorio donde se ejecuta la obra, la del país de origen de la empresa contratista, o una ley neutral. Por tanto, hay una gran tipología.
Puede darse el caso de que las partes se tiren meses discutiendo media página de un contrato de 400 folios. “A veces la ley del país extranjero es más beneficiosa por ser más flexible”, indica Marina Arancón, asociada en Clyde & Co para Proyectos de Construcción e Infraestructuras.
Un riesgo que se enjuaga haciendo un análisis exhaustivo de ambas leyes. Si no hay acuerdo, se busca una legislación neutral. La negociación de un contrato puede durar meses.
Otro riesgo es el mecanismo de resolución de disputas. Es decir, dónde acudir en caso de un conflicto.
“Si bien por la experiencia técnica de los árbitros y la rapidez de los tribunales arbitrales en dirimir las disputas puede ser conveniente elegir el arbitraje, también es cierto que su coste, especialmente si hay más de un árbitro, puede ser muy elevado”, advierte Luis García. Porque hay que pagar árbitro a árbitro. Y pueden durar años. Si ese presupuesto es más limitado, los tribunales también pueden ser recomendables.
Como arbitrajes recientes (algunos solucionados y otros en vías de hacerlo) tenemos los de Sacyr con la Autoridad del Canal de Panamá por la construcción de dicha infraestructura; el de OHLA por el hospital de Sidra, en Doha (Qatar); el relativo a la línea 2 del metro de Lima (Perú) con FCC y ACS; y el de Ferrovial con la sociedad encargada de la autopista SH-130 en Texas (EEUU).
Daños indirectos
Otra ‘piedra’ en el camino en la aventura exterior tiene que ver con la exclusión o limitación de responsabilidad por daños indirectos. “No se sabe hasta cuánto pueden llegar las reclamaciones”, apunta Luis García. Que si una inundación por la rotura de un colector, que si las vías van a pasar por un terreno en el que hay vacas (y habría que evaluar el precio de una de ellas si el tren luego las atropella)...
“La primera opción es excluir este riesgo. Si no, limitarlo. Suele estar asociado a un 1% del precio del contrato”, señala el experto. Lo que se hace también, a veces, es contratar seguros, con primas elevadas, y muchas cláusulas.
[OHLA duplicaría sus ventas si ganara todos los arbitrajes que tiene pendientes]
“En general, también es clave establecer el límite general de responsabilidad de la empresa contratista. Hay que intentar que no supere alrededor del 15% del valor de la obra para así asegurarse de no entrar en pérdidas”, concreta Marina Arancón. Hay contratos, por ejemplo en Estados Unidos, que exigen más del 120%. En Europa, no.
Y luego está el tema de los avales presentados como garantía de ejecución de los contratos. “En un 99,9% se exige que sean ejecutables a primera demanda”, resalta el experto de Clyde & Co. Es decir, que la parte contratante puede ir al banco y ejecutarlo sin justificar el incumplimento por parte de la empresa.
Ese aval también suele ser un porcentaje, que va del 25% al 100%. Y para la empresa no sólo puede producir un grave perjuicio económico, también reputacional. Ahora hay avales con ejecuciones parciales.
Por último, el agente comercial (o los comisionistas). En contratación internacional, son los profesionales radicados en el lugar de destino. A su favor, cuentan con su experiencia y agilidad en el trato con organismos públicos e instituciones a la hora de realizar trámites y gestiones burocráticas.
Sin los comisionistas, muchos trámites se pueden enquistar e impactar negativamente en el desarrollo del negocio. Algunos países obligan a las empresas a contar con ellos. “Son útiles pero también peligrosos. En cada escándalo de corrupción hay uno involucrado”, alerta Luis García.
Por tanto, se trata de una carrera no exenta de obstáculos. ¿Cómo evitarlos? Teniendo un conocimiento pleno del contrato en todos sus ciclos de vida (licitación y precalificación, negociación, ejecución y cierre), conociendo bien el país en el que se va a desarrollar la obra, y estando al día de las novedades legislativas del sector.
“Finalmente, hay que tener mucha flexibilidad, disponibilidad, empatía y habilidades de comunicación”, resalta el socio responsable de Proyectos de Construcción e Infraestructura de Clyde & Co. Con todos estos ingredientes, el brindis con champán está asegurado. Ejemplos, haberlos, haylos. Y en grandes cantidades.