Varias son las acusaciones que ha recibido Ferrovial, en general, y su presidente Rafael del Pino Calvo-Sotelo, en particular, por parte de diferentes miembros del Gobierno, incluido el presidente Pedro Sánchez, tras su decisión de trasladar su sede de España a los Países Bajos: insolidaria, antipatriota, desleal, evasor fiscal…
Y han basado sus afirmaciones en los contratos públicos de infraestructuras que ha ido cosechando a lo largo de su historia, más las ayudas y subvenciones como los ERTE durante la pandemia. Por poner un ejemplo, y sólo desde que Pedro Sánchez está al frente del Gobierno, la firma bajo la batuta de Rafael del Pino se ha hecho con más de 1.000 millones de euros en contratos. Son datos de la Plataforma de Contratos del Sector Público y que engloban a Adif, Aena, Renfe, la Dirección General de Carreteras y Puertos del Estado.
Si se echa la vista todavía más atrás, la compañía que el pasado año cumplió 70 'primaveras' arrancó su andadura gracias a un contrato con Renfe para la instalación de las traviesas de madera que asientan los raíles de las vías y así poder colocar los pernos adecuados. Fue el principio de otras muchas.
Adjudicaciones al alza
Hay que dar un salto hasta 1956 ver la primera obra completa de Ferrovial: fue la renovación de la vía del ferrocarril que unía Bilbao y Portugalete. Poco después, daría el salto al Metro de Madrid y Barcelona, la renovación del ferrocarril Zafra-Huelva, las obras de la estratégica línea Ferrol-Gijón en el trayecto Luarca-Pravia, y los tramos de los enlaces ferroviarios de Madrid.
Uno de esos tramos fue el que comprendía el trayecto entre Las Rozas y Chamartín. Se trataba de construir 29 kilómetros en tan solo un verano. Dada la complejidad, desde la compañía le puso hasta un nombre: “30 kilómetros en 30 días”.
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La meta se cumplió gracias a un sistema de montaje de bloques de 12 metros sobre traviesas que se trasladaban directamente hasta su emplazamiento en la vía. En concreto, y a diario, 18 bloques pasaban de la planta de montaje a la vía. Rafael del Pino Moreno, el fundador de Ferrovial, ejerció de capataz.
Ya en la década de los 60, y con más de 500 empleados, dio el salto hacia otros campos como la explotación de canteras, la construcción de obras hidráulicas (como la presa de Fervenza y el Puente de Olveira, ambas en Galicia), y los primeros proyectos de carreteras y edificaciones.
En este último ámbito, construyó en Madrid viviendas para la Cooperativa Saavedra Fajardo, para el Patronato de Casas Militares del Ejército del Aire, y para la Obra Sindical del Hogar en Guadalajara.
Su participación en lo que se vino a denominar como Plan Redia (Plan de Mejora de la Red Especial de Itinerarios Asfálticos) fue notable, con actuaciones en muchos rincones de España. Dicho plan estaba orientado a mejorar los itinerarios con mayor densidad de tráfico, y la creación de nuevas circunvalaciones. Por ejemplo, los tramos Villajoyosa-El Moliner (Alicante), Zaragoza-Calatayud, La Luisiana-Carmona y varias actuaciones en Navarra.
En 1967, se adjudicó el tramo Oviedo-Lugones de la autopista Oviedo-Gijón-Avilés. Después, la denominada Solución Sur de Bilbao, el nuevo acceso a Málaga y las obras en la carretera de Valencia, en el tramo Quintanar-Chinchilla.
Paralelamente al Plan Redia, se desarrolló el Plan Nacional de Autopistas donde fue empresa constructora y concesionaria de la autopista que discurría entre Bilbao y Behovia (Europistas). Y, en 1976, logró la concesión de la autopista Burgos-Armión (Eurovías).
Década mágica
En la década de los 80, fue uno de los actores destacados en la construcción en nuestro país de las obras de la Expo de Sevilla así como diversas infraestructuras para las Olimpiadas de Barcelona. Por ejemplo, construyó y remodeló partes de la zona de la Villa Olímpica y Montjuïc, y participó en el Cinturón de Sant Adrià y el Colector de la Ciutadella.
En esa época también construyó diversos tramos del AVE entre Madrid y Sevilla a los que, décadas después, siguieron otros como es el caso de Madrid-Galicia. Sin olvidar la modernización de puertos y aeropuertos, y la creación de colegios y hospitales. Por aquel entonces adquirieron Cadagua, especialista en construcción y explotación de tratamientos de agua.
Y en la década de los 90, Ferrovial constituye diferentes empresas en ámbitos estratégicos como los servicios y los aparcamientos. En 1995 se convierte en accionista mayoritario de Agroman. Tres años antes, Rafael del Pino Calvo-Sotelo (hijo del fundador y actual presidente) había sido nombrado consejero delegado. En dicha década, se adjudicó la autopista de la Costa del Sol. En 1999 salió a Bolsa.
Entre las razones esgrimidas por la compañía para cambiar de sede social de España a Países Bajos está potenciar la marca en Estados Unidos y acceder a un pool de capital mayor. Hay que remontarse a finales de los 70 del siglo XX para ver el primer paso internacional de la firma. Entonces, construyó 700 kilómetros de carreteras en Libia.
Ahora EEUU es uno de sus principales mercados. De hecho, sus principales activos son cinco autopistas managed lanes en Texas, Carolina del Norte y Virginia, y la New Terminal One en el aeropuerto JFK de Nueva York. A estas infraestructuras hay que añadir la autopista 407 ETR en Canadá, y su participación en el aeropuerto londinense de Heathrow. Ferrovial huye de sentimentalismos. Lo que quiere con este nuevo paso es dar valor a la compañía.