La irrupción de Mijail Fridman en Dia y sus cambios de guion para hacerse con el control de la compañía llevan meses acaparando titulares, opiniones de analistas, gestores, inversores y hasta conversaciones de bar. Sin embargo, los representantes de los trabajadores del grupo de supermercados han estado ausentes en todo este debate. ¿A qué responde esta estrategia?
El silencio de los sindicatos presentes en el comité de empresa de Dia quedó al descubierto el pasado miércoles. De ello se encargó, como es preceptivo en estos casos, el consejo de administración del grupo. En el documento en el que la gerencia de los supermercados se reafirmó en su opinión favorable a la oferta pública de adquisición (opa) de Fridman -con sus nuevos términos ya autorizados por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)-, se enunciaba: “No se ha recibido de los representantes de los trabajadores ningún informe o dictamen relativo a las repercusiones de la oferta modificada sobre el empleo”. En ningún caso se les solicita una opinión sobre la conveniencia o no de acudir a la oferta en términos financieros.
Sin embargo, este mutismo no es fruto de que las modificaciones introducidas por el empresario ruso no introduzcan algún efecto sobre la plantilla del grupo distintos a los que ya conllevaba su puja inicial. Y es que, cuando el 9 de abril el consejo de administración se pronunció sobre la opa primigenia, tampoco hubo comunicación alguna por parte de los representantes de los trabajadores de una empresa que emplea a más de 40.000 trabajadores en todo el mundo y más de 26.000 solo en España.
Las circunstancias que han llevado a este silencio son varias. La primera de ellas, la ruptura vigente entre las fuerzas sindicales presentes en el comité de empresa del grupo. Mientras que UGT y Fetico accedieron a firmar el expediente de regulación de empleo (ERE) planteado por el consejo de administración al que Fridman quiere relevar, CCOO se negó a sumarse al pacto. Tanto que la organización de asalariados ha llevado el impugnado el mismo ante la Audiencia Nacional, donde está previsto un juicio para el 4 de junio, fecha desde la que fuentes jurídicas calculan que “habrá que esperar entre uno y dos meses” para conocer la sentencia.
CUMPLIR LAS CONDICIONES DEL ERE
En este sentido, los sindicatos firmantes del acuerdo del ERE están volcando su esfuerzo en asegurarse de que los despidos se ejecuten en el marco de lo pactado. Desde UGT se asegura que las condiciones negociadas “se están cumpliendo escrupulosamente” y que “por el momento” no van a entrar en valoraciones sobre el efecto que la toma de control de Fridman pueda tener. Y eso que el ruso ya ha dejado caer en varios foros que la reestructuración que quiere llevar a cabo en la compañía va mucho más allá de lo que hasta ahora ha contemplado el consejo de administración que preside Borja de la Cierva.
Los suscriptores del acuerdo que logró reducir en un 40% el número de despidos planteados para el grupo Dia están centrados en garantizar que los despedidos sean indemnizados con 33 días por año trabajado hasta un máximo de 24 mensualidades, los mayores de 45 años entren en el programa de recolocaciones confiado a dos agencias externas y que la empresa se haga cargo del pago del convenio especial de la Seguridad Social para aquellos afectados de más de 55 años, entre otras medidas.
La misma línea de discurso se mantiene desde Fetico. Además, este sindicato subraya que Fridman no ha tenido a bien reunirse con los representantes de los trabajadores ni enviar a sus socios en LetterOne para explicarles sus planes de futuro, como sí ha hecho aunque con escaso detalle con otros grupos de interés. De tal modo que denuncian que la opa se aproxima a su fin sin declaración alguna de intenciones hacia la plantilla.
Por lo que se refiere a CCOO, el silencio se atribuye, entre otros motivos, a la judicialización de la causa. En este sentido, los argumentos que se han presentado ante la Audiencia Nacional es que se haya implantado un ERE “en un grupo quebrado, cuya propiedad está en disputa y con un futuro que sigue sin estar claro a pesar de los recortes que se han pactado”.
Este sindicato apunta que la posible irrupción de Fridman, en el caso de que su opa tenga éxito y se ponga a negociar con los acreedores del grupo, podría poner patas arriba toda su estructura financiera y societaria y dar lugar a ajustes muy diferentes de los que ahora se están aplicando. En atención a estas circunstancias, CCOO considera que hubiera sido más acertado un expediente temporal (ERTE) y, especialmente, haber dejado el ajuste para cuando Dia tuviese un plan estratégico claro de futuro.
HABLAR POR HABLAR
Es este punto de la ausencia de un programa para el reflote integral del grupo el que, con matices, pone de acuerdo a unos y otros representantes de los trabajadores. Coinciden en señalar que es difícil poder pronunciarse sobre una hoja de ruta que está por escribir más allá de plantear dudas. Una situación que se debe a que Fridman ha supeditado cualquier detalle -o incluso negociación- sobre su plan de rescate para el grupo -más allá de la ampliación de capital de 500 millones de euros- a conocer el resultado de la opa, cuya ejecución ya no está condicionada a ninguna aceptación mínima.
Aunque hasta este sábado 11 de mayo podría haber prórroga para la operación, si el calendario sigue como está establecido ahora, los datos de aceptación podrían retrasarse hasta el próximo 20 de mayo, cuando se cumple el tope de cinco días hábiles de bolsa que marca la ley a partir del final del plazo de adhesiones. Esta fecha es además aquella en la que se debería aportar un plan para salvar la situación de disolución patrimonial en la que Dia lleva meses incursa.
Mientras estos números llegan, de la hoja de ruta que en su momento el consejo de administración aprobó con la banca acreedora, apenas lo único que se ha aplicado son algunos despidos y prejubilaciones, que según fuentes sindicales se han limitado a las oficinas del grupo (centrales y de almacén), pero todavía no a sus trabajadores de tiendas y almacenamiento. El triunfo de Fridman en la junta de accionistas en la que el ruso impuso su plan al de la gerencia por un estrecho margen dejó aquel pacto en papel mojado y la anunciada venta de tiendas y divisiones de negocio sigue en un cajón que los sindicatos no dejan de mirar, aunque todavía -y al menos hasta el próximo día 20 de mayo- de reojo.