Poco o nada tienen que ver el mundo del vino y el farmacéutico. Sin embargo, Novartis y Abadía Retuerta son la excepción a toda regla no escrita. La primera, multinacional suiza, es la propietaria al 100% de la segunda, un proyecto de bodega 'premium' que engloba un hotel de lujo, un restaurante con Estrella Michelin y un exclusivo espacio en Madrid. Una combinación que hasta hace poco no era muy rentable para la compañía, pero que por fin ha dado sus frutos.
Abadía Retuerta consiguió cerrar su primer año sin pérdidas. Concretamente, finalizó el ejercicio 2019 con un beneficio de 1,61 millones de euros, según las cuentas depositadas recientemente en el Registro Mercantil. Una cifra positiva tras las pérdidas de 754.744 euros de un año antes. Se trata del mejor dato de los últimos diez años, periodo en el que ha acumulado 49,8 millones de euros de pérdidas.
Su cifra de negocio también se incrementó (un 6%) hasta los 12,4 millones de euros. “Con un crecimiento del 6% en 2019 se afianza la trayectoria del negocio consolidando así un crecimiento del 114% desde 2013. Estos resultados positivos en las ventas junto con un plan de sinergias y gestión de costes hacen que se consoliden sus beneficios operativos, así como su resultado después de impuestos”, se desprende de la memoria de las cuentas anuales.
Todo ello es gracias a una visión a largo plazo en la que se ha creado “una oferta muy sólida, se ha trabajado con miras a construir un referente tanto en el mundo del vino como de la hospitalidad”, señalan. A la vez, destacan la apuesta por el equipo y su formación continua, la gestión de los recursos y el plan de transformación digital de la compañía que van convirtiendo esta propuesta en un referente en el sector a nivel nacional.
Estos buenos resultados también están asentados en el interés de la farmacéutica en estabilizar un modelo 'premium' y casi elitista de bodega. Tanto es así que no le ha importado tirar de talonario en los últimos años. En 2018, la filial de Novartis en España realizó una aportación de 1,1 millones de euros. Años antes, concretamente en 2015, la farmacéutica se vio obligada a conceder una aportación de 7 millones de euros para reforzar la situación patrimonial de la sociedad.
Aunque el fondo de maniobra a 31 de diciembre de 2018 es negativo (19,17 millones de euros), la compañía ya anunció que este está financiado por la cuenta financiera (tesorería centralizada) que la sociedad mantiene de forma estable con el grupo al que pertenece y supera los 30 millones de euros.
Y de cara a un futuro, la incertidumbre por la pandemia también se cierne sobre la bodega. El 15 de marzo tuvo que cerrar el hotel y, a fecha de la formulación de estas cuentas, desde Abadía Retuerta aseguran que “no es posible cuantificar los impactos económicos para la sociedad de la situación de crisis generalizada producida por dicha pandemia”.
El sueño de una bodega 'premium'
Abadía Retuerta está en la privilegiada ‘Milla de Oro’ vitivinícola española al ubicarse en el término municipal vallisoletano de Sardón de Duero. Lo curioso es que sus vinos están clasificados en la Indicación Geográfica Protegida (IGP) de Vinos de la Tierra de Castilla y León; aunque geográficamente deberían ser Ribera del Duero, denominación de origen (DO) a la que no pertenecen.
En la unidad de negocio vitivinícola, la compañía vinícola reconoce que se han conseguido los objetivos marcados en el plan estratégico y el reconocimiento a sus vinos de pago. "Se va consolidando el negocio internacional especialmente en mercados tan importantes como Suiza, Estados Unidos y México. También el mercado doméstico donde se está consolidando una distribución selectiva con una gestión que apoya al distribuidor", apuntan.
Como la gran mayoría de bodegas 'premium', Abadía Retuerta también tiene su hotel, el Abadía Retuerta Ledomaine, que abrió en 2012 con la categoría de cinco estrellas. Está ubicado en el monasterio del s. XII. Tiene 30 habitaciones y dos restaurantes. Uno de ellos, el Refectorio, reconocido con una estrella Michelin desde 2015.
Asimismo, Abadía Retuerta continúa potenciando el club privado The Craft, en Madrid, donde los socios pueden celebrar eventos, realizar presentaciones de empresa y de producto, y disfrutar de una serie de ventajas únicas. “La limitación en el número de socios y el procedimiento de acceso, sólo por invitación, nos permite mantener un nivel de servicio y una calidad en el trato que no podríamos ofrecer de otro modo”, según la empresa. Este año cumple siete años.
Además de consolidar proyectos que se iniciaron recientemente como el enoturismo, recibiendo ya más de 9.000 visitantes, han iniciado nuevos proyectos como el del huerto orgánico que se ha convertido en tan solo un año en un referente y que es la base de nuestra cocina de cercanía. En la parte de innovación y de formación del sector vitivinícola también se ha consolidado la Academia del Terruño, un programa de formación para sumilleres.
Reconocimientos
El pasado año también será recordado por la compañía como uno de los mejores en cuanto a hitos. Así, por ejemplo, recibió el Premio al mejor plan de igualdad entre hombres y mujeres de la provincia de Valladolid concedido por la Diputación de Valladolid.
Otros reconocimientos destacables logrados este año son el Premio a la mejor gestión enoturística concedido por Mercados del Vino y la Distribución, la renovación de la estrella Michelin de nuestro restaurante El Refectorio, el reconocimiento de la prestigiosa revista americana Condé Nast Traveller USA como segundo mejor hotel de España y Portugal, o la inclusión de nuestro Petit Verdot 2015 con 99 puntos y como uno de los u magníficos en la Guía Gourmets, entre otros.