La pandemia ha hecho estallar el boom del delivery. Una salida para la dañada hostelería que se ha llevado al extremo. Eso se traduce en un problema vecinal por las macrococinas ‘fantasma’ que se han expandido por todo Madrid. Desde hace meses los vecinos luchan para acabar con los olores, ruidos de decenas de motoristas colocados en calles estrechas hasta las 2:00 horas de la madrugada y la incomodidad de tener varias chimeneas humeando cerca de casas y colegios. Ahora esa lucha ha dado un giro radical y se ha vuelto contra las empresas de multicocinas.
A día de hoy, según datos aportados por el Ayuntamiento de Madrid, se han concedido 10 licencias de obra para estas cocinas y, de ellas, sólo cuatro están en funcionamiento. Si bien es cierto, una sola licencia puede incluir un proyecto de varias cocinas. El resto de licencias están en el aire gracias a las reivindicaciones vecinales.
Entre ellas, la del proyecto más polémico: las 38 cocinas en el barrio de Prosperidad. Ahora mismo está paralizado por un recurso contencioso administrativo que cerca de 1.000 vecinos de 300 inmuebles afectados impusieron en enero contra la apertura de dicha cocina. Un juez es el que de momento no permite su puesta en funcionamiento hasta que se resuelva dicho recurso.
“La delegación de urbanismo hizo una investigación y paró la obra durante 15 días (en octubre). Ya llevaban el 70% construido y finalmente lo han terminado”, señala un vecino de la zona a Invertia. De ahí que tuvieran que recurrir tras “estar en una situación enconada” con el Ayuntamiento.
Estamos hablando de una chimenea de 25 metros de altura y 20 metros cuadrados de planta que usarán las 38 cocinas instaladas en un antiguo supermercado Simply y otro local aledaño. La chimenea da al interior de una manzana acotada por las calles Zabaleta, Quintiliano, Cartagena y Canillas, en el distrito de Chamartín, muy próxima al intercambiador de Avenida de América. El proyecto es de Cooklane, una compañía británica que tiene detrás a uno de los fundadores de Uber.
Así que de momento está macrococina está paralizada. “Lo más probable es que los vecinos ganen el recurso porque tienen muchos fallos en la licencia de obra”, señala el presidente de la Asociación Vecinal Valle Inclán de Prosperidad, Félix Arias.
Cocinas en Tetuán
¿Y qué pasa con las cocinas que ya están abiertas y en funcionamiento? Nos movemos de Prosperidad al barrio de Tetuán y nos encontramos con 21 cocinas industriales en los bajos de un edificio en la calle José Calvo 10. Las cocinas están repartidas en una nave de 800 metros cuadrados.
Llevan desde junio en funcionamiento, aunque es en los últimos meses cuando el trajín de motos es mayor. Tanto que la situación, con hasta 80 motoristas y riders en una misma calle en hora punta de la noche esperando a recoger los pedidos, se hace cada vez más insostenible para los vecinos, tal y como cuentan a Invertia.
Pero no se han quedado parados. Sus quejas se canalizan a través de las asociaciones vecinales que, conjuntamente, están moviendo determinadas acciones. Así, pretenden denunciar ante la Agencia de Actividades del Ayuntamiento de Madrid “por no cumplir con algunos requisitos necesarios”, explica a Invertia Antonio Granero, presidente de la asociación de vecinos Cuatro Caminos-Tetuán.
En su caso, lo tienen algo más difícil que en Prosperidad porque las cocinas industriales ya están en funcionamiento. También reclaman paralizar la concesión de licencias para que no haya instalaciones industriales en espacios residenciales.
Cambio del Ayuntamiento
Parte de la solución a este problema está en el consistorio liderado por José Luis Martínez-Almeida, que descarta la opción de aplicar una moratoria a la concesión de nuevas licencias a las multicocinas industriales, pero ha cedido y ha anunciado cambios. Todo ello después de varias reuniones con vecinos afectados y con las empresas de multicocinas.
Hace unos días, el delegado de Desarrollo Urbano, Mariano Fuentes, anunció que están trabajando en el proceso de modificación de las Normas Urbanísticas del Plan General, que data de 1997, para revisar la regulación del uso industrial y adecuar las nuevas actividades económicas que están surgiendo y la compatibilidad de los diferentes usos.
“Esta modificación, que estará para el verano, incluirá la exigencia de la carga y descarga en el interior y, además, estudiará limitar el número máximo de cocinas que se pueden instalar en entornos residenciales”, señalan desde el Ayuntamiento a Invertia.
Asimismo, “se ha solicitado a la Consejería de Medioambiente, Ordenación del Territorio y Sostenibilidad de la Comunidad de Madrid que incluya esta actividad dentro del anexo quinto de la Ley 2/2002, de Evaluación Ambiental, para que se pueda realizar dicha evaluación para ver el impacto que podría producir en el entorno”, añaden.
Por otro lado, recuerdan que la Agencia de Actividades está pidiendo un estudio para determinar las condiciones de movilidad generada y su afección sobre el entorno. Además, se pide que habiliten espacio dentro del local para la carga y descarga, con el objetivo de que los riders y motoristas no ocupen la vía pública. Por último, aseguran que este órgano está realizando inspecciones en las cocinas con licencias otorgadas.
Barcelona prohíbe
La respuesta de Madrid llega solo unos días más tarde que la de Barcelona, que ha sido más tajante. El Ayuntamiento de la Ciudad Condal ha aprobado la suspensión de licencias para la construcción de nuevas macrococinas de comida para reparto a domicilio. Además, aprobará una normativa municipal que regule su operativa en el plazo de un año.
Esta suspensión afecta, de momento, a dos proyectos en construcción de la multinacional Cooklane en los distritos de Sant Martí y Les Corts. Estos proyectos tenían proyectados la apertura de entre 20 y 40 cocinas en un mismo recinto.
¿Adiós al negocio?
Así que la acción vecinal por un lado, y las medidas que propone el consistorio madrileño por otro han puesto en jaque un negocio redondo. Cabe recordar que las cocinas fantasma o dark kitchens son locales de comida rápida adaptados a espacios pequeños, que eliminan el consumo en establecimiento y solo reparten a domicilio. Detrás de estas están empresas de reparto a domicilio como Uber, Glovo, Deliveroo o Just Eat; algunas de las cuales han declinado realizar declaraciones a este medio.
Algunas de estas empresas, además de gestionar los pedidos desde sus apps, son las que alquilan las diferentes cocinas a un precio que, en el caso de Tetuán, “ascienden a 2.000 euros mensuales por 16 metros cuadrados”, según cuenta un vecino a este medio. Un precio bastante alto que les genera una gran rentabilidad si tenemos en cuenta que son 21 cocinas.
Todo un negocio que, en principio, es legal. Desde el punto de vista urbanístico, estas cocinas constituyen una actividad económica que se viene realizando en la ciudad en locales de uso industrial, pues así está clasificada a través de las normas urbanísticas del Plan General de Ordenación Urbana del Ayuntamiento.
“Solo se pueden instalar en la norma zonal 4 y 9, que tienen uso industrial (es decir, no pueden ponerse en cualquier bajo de cualquier edificio). Si no estuvieran reguladas no se podrían conceder las licencias. Es decir, no son actividades ilegales ni alegales”, defienden desde el Ayuntamiento de Madrid.
Germen de las cocinas
Pero sería erróneo señalar a la Covid como el germen de estas cocinas ya que hace tres años fue Deliveroo quien inauguró este concepto en nuestro país a través de su concepto Deliveroo Editions. Instalaron en Madrid en 2018 dos espacios con seis cocinas operativas en cada uno. Uno está cerca de Atocha, para dar servicio a la zona sur de Madrid, y otro en el distrito de Tetuán, que da servicio a la zona norte.
“Cuando abrimos nuestras cocinas solo para delivery en 2018, lo hicimos con el objetivo de facilitar a los restaurantes el acceso a nuevos canales de venta y nuevos clientes, así como el desarrollo de su negocio. Y también como una apuesta de la compañía para acercar nuevos restaurantes al consumidor”, reconocen desde la plataforma.
Además, las cocinas fantasma también se han puesto de moda en el mundo de los grandes chefs, como Dani García, ya están habilitando sus propias cocinas ‘fantasma’. Y si cruzamos el charco, famosos como Gwyneth Paltrow ya han debutado con la Cocina Goop en Los Ángeles, un negocio de comida a domicilio basado en cocinas virtuales.
En definitiva, el boom de las cocinas 'fantasma' parece no tener fin. Por ello, la clave está en aunar los intereses de empresas, vecindario y normativas urbanísticas en una misma ecuación.