Sevilla

Esta historia empieza en el siglo XVI cuando Sevilla era la referencia comercial mundial. Los Reyes Católicos consolidaron el principal puerto marítimo que conectaba Europa con América y que fue bautizado como Puerto de Indias. Cientos de años después, el citado puerto volvió a la vida gracias al ingenio de dos hermanos de Carmona (Sevilla) que patentaron la ginebra andaluza más internacional.

Para entender el nacimiento de Puerto de Indias -como si del descubrimiento de la penicilina se tratara- hay que remontarse al pasado. José Antonio y Francisco Rodríguez, constructores de profesión, fueron los padres de la bebida que a día de hoy tiene una cuota de mercado del 80% en España. Es la segunda ginebra más bebida en Reino Unido y sueña con seguir consolidando su mercado en Estados Unidos y Asia. 

El reportaje va de viajes al pasado. Los hermanos visitan en 2003 por recomendación una histórica destilería de Carmona con idea de transformarla en un enclave para bodas y eventos. El suculento precio y el negocio de destilería listo para ser explotado hicieron que los Rodríguez se hicieran con la histórica fábrica de Anís 'Los Hermanos'. 

Los hermanos José Antonio y Francisco Rodríguez, fundadores de Puerto de Indias.

Fundada en 1880 por un emigrante vasco que huyó de guerras carlistas, el negocio pasa de familias a familias y los Rodríguez toman el testigo para adentrarse al mundo del anís. Se ubica en una idílica finca de más de siete hectáreas, que llegó a albergar la empresa más grande de la provincia sevillana y custodiada por reliquias romanas que forman parte de la peculiar producción.

Los Rodríguez la compraron con una condición. La familia saliente tenía que enseñarle el oficio: del anís al licor de canela, turrón o pacharán. Con la base aprendida, empezaron a innovar con un peculiar lema de I+D: prueba y error. Así visualizan su siguiente proyecto que sería macerar fruta para “decorar” los combinados y para ello recurrieron a las fresas. Las altas temperaturas hicieron polvo la fresa y el resultado fue toneladas de frutas para tirar.

La vuelta de su idea

El proyecto quedó en un cajón y las sobras del experimento en un rincón de la histórica factoría. Las fresas fueron directas al contenedor, pero el alcohol macerado no porque debe ir a unas plantas concretas, por lo que lo dejaron en la destilería listo para su reciclaje. En 2012, la cosa cambia. La moda de las ginebras de sabores cogió protagonismo y es aquí cuando los Rodríguez recordaron su idea fallida. 

Antes y después de la fresa.

Comenzaron así en 2013 a hacer pruebas: ginebra, esencia de fresa de la región… Así nació Puerto de Indias. La criatura sevillana fue poco a poco entrando al mercado gracias al consumidor. Los hijos de los Rodríguez tenían en Carmona una terraza de verano y ofrecían el producto para ver su repercusión. El “rudimentario” marketing de cercanía hizo el resto. 

Los dueños, que eran los que hacían los envíos, fueron viendo poco a poco el incremento de la demanda. En 2015, la ginebra rosada alcanzó la cuota de venta más alta hasta esa fecha. En ese momento es cuando Javier Barnes se cruzó en sus caminos. Con su experiencia en Makro, cogió las riendas comerciales de la marca y supo colocar y vender el producto hasta llegar a su fama actual.   

500.000 botellas diarias 

La empresa millonaria creció hasta producir 500.000 botellas al día en la idílica finca. Las operarias daban vida a la cadena de producción, desde el embotellado hasta la composición de palets para su traslado en los tráilers. Todo ello en salas con contrafuertes de uno de los ingenieros de Gustave Eiffel, el padre de la Torre Eiffel o del sevillano Puente de Triana.

Ahora ese trabajo se ha trasladado a un parque logístico de la localidad dado que el éxito obligó a levantar una nueva fábrica. La finca alberga ahora la producción artesanal del anís y acogerá visitas para cuando la situación sanitaria lo permita. También esconde una tienda de productos de Puerto de Indias y los de uno de los hermanos de la destilería sevillana Andalusí Beverages, la creadora del licor de torrija

Finca donde se inició la producción de Puerto de Indias.

El “boca a boca” o la insistencia en crear riqueza “en la tierra” incentivaron la creación de departamentos que no entraban en sus planes: I+D, exportación, logística, marketing… “Los hermanos no imaginaban tal éxito. Pensaban que iban a hacer otro producto para ampliar la gama”, explica Benjamín Fernández, guía de la visita que fue plantado por esta periodista por el registro de la Guardia Civil de la sede de Abengoa

Entrada del fondo HIG

El boom de Puerto de Indias en Carmona impulsó la salida de la bebida de Andalucía y España. El fondo de capital riesgo HIG Europe lo supo ver y se hizo con la participación mayoritaria de la empresa, pero sin desligar a los hermanos fundadores de la marca. “Su idea era sumar el equipo: equilibrar el espíritu emprendedor y la experiencia del fondo en los mercados internacionales”. 

Así lo explica Erwin Maldonado, el director de Marketing de Puerto de Indias. En su entrevista con Invertia, el ex de Malibú explica que los dueños siempre han sido fuente de inspiración para el presente y futuro de la marca. “Estuvieron en el momento adecuado y crearon un fenómeno. Democratizaron con el sabor dulce el consumo de la ginebra”. 

Erwin Maldonado, el director de Marketing de Puerto de Indias.

Con su afán, detalla Maldonado, la marca ha trascendido hasta lugares soñados: Paraguay, Singapur o Reino Unido, país de referencia de esta bebida alcohólica. Con cuotas de mercado cada vez más altas, la empresa valora la imitación de su producto por los grandes del sector, como Beefeater o Ron Legendario. “Tenemos que mantener el liderazgo y que no nos superen”, se reta. 

I+D como eje central

Pese al éxito de la bebida rosa, Puerto de Indias se marca entre sus metas con sus 130 empleados seguir impulsando el I+D, tal y como los Rodríguez hicieron con su experimento en 2013. “Hemos retomado el espíritu emprendedor”, adelantan desde la empresa. Cuenta ya en su catálogo con las variedades Classic, Pure Black y Guadalquivir. 

Según han avanzado a Invertia, la empresa ultima un nuevo sabor para junio y confían en seguir con las ediciones limitadas como ya hicieron en San Valentín cuando se aliaron con Amazon. Confían con ello en contrarrestar el efecto negativo que ha dejado la pandemia. “La internacionalización de la marca se paró pero los planes no se congelaron. Lo vimos como una oportunidad y seguimos innovando con las ediciones limitadas”. 

La empresa cuenta con un aliado para ello: Sevilla. “La imagen de la ciudad ha sido un aliado para afianzar la marca en el mercado”, opinan desde la compañía. De la imagen de la fría ginebra inglesa a la rosa calidez sevillana. Tal es así que la propia botella homenajea a la hispalense Torre del Oro, desde donde se vigilaba el tránsito del río que daba vida al entonces Puerto de Indias. 

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