Los curiosos lazos de sangre que unen a Coca-Cola, Schweppes y La Casera
La familia Duffo, que fundó La Casera, también se implicó en el negocio de Coca-Cola y Schweppes a lo largo de su historia.
21 agosto, 2021 03:05Noticias relacionadas
Pocas son las empresas que han conseguido que su nombre acabe siendo el genérico con el que se conoce el producto. Una de ellas es Cola-Cao. Cuantas veces se ha pedido un Cola-Cao y se ha acabado poniendo un Nesquik. Otros casos son la Thermomix, el pan Bimbo, y La Casera.
“Me pone un tinto con casera” se suele decir. Es decir, un tinto con gaseosa. Lo mismo sucede con la Coca-Cola. Millones de veces ha sido el nombre con el que se ha pedido un refresco que, dependiendo del local, acababa siendo una Pepsi. O con la tónica Schweppes. La pedías y te ponían una Finley, por ejemplo.
Lo curioso es que tanto La Casera como Coca-Cola y Schweppes, y a pesar de haber sido fundadas en continentes diferentes, tienen sus particulares lazos de sangre. Literalmente. El ‘culpable’ no es otro que Francisco Duffo Foix.
Este francés, nacido en 1873, hizo de los refrescos y las bebidas con gas su razón de ser. Afincado en San Sebastián, fue el primero que logró traer los sifones de la firma Britsh Siphon. Ya en 1923, en Barcelona, abrió su propia firma: El Rayo. Y, ni corto ni perezoso, se trasladó a París cinco años después para hablar con los directivos de Coca-Cola.
Tal fue su poder de convicción, que obtuvo lo deseado: la concesión de la que fue conocida más tarde como ‘la chispa de la vida’ para la península. Hasta que estalló la Guerra Civil, fue el encargado de embotellarla y comercializarla. Con el conflicto, todo se vino abajo.
Nacimiento de La Casera
La guerra fue un periodo difícil. La fábrica se colectiviza por los sindicatos y falta materia prima. En la postguerra, casi cada pueblo tenía su propia marca artesanal de gaseosa. Hasta que los Duffo volvieron a dar la campanada. En esta ocasión fueron los hijos (Félix, Francisco y Víctor). En 1949 fundaron La Casera.
¿Su idea? Fabricar una gaseosa con todas las garantías higiénicas, que se pudiese combinar con otras bebidas, y que sirviese de refresco a niños y grandes. Así, el 31 de mayo de ese año, se constituye la firma. Meses después, abren un local en Madrid (en la calle del Cactus) tras pagar 2.300 pesetas por la licencia.
En abril del año siguiente salieron las primeras botellas (1.417). El precio que se pagó por ellas fue de 1.700,40 pesetas. ¿Novedad? El cierre con tapón de porcelana, hoy un clásico. Como curiosidad, al hacerlo así, daban sensación de higiene. Los botes de agua oxigenada incorporaban el mismo sistema.
Las ventas crecieron como la espuma. Así, junio de 1953, fue el primer mes en el que vendieron un millón de botellas. En la segunda mitad de esa década, comenzó la expansión por otras provincias. También se firmó un acuerdo con otro gigante del sector. Los Duffo, en 1957, se hicieron con la concesión de la tónica Schweppes para España.
A lo largo de su dilatada historia, los eslóganes publicitarios fueron parte del éxito de La Casera. Así, en la década de los 60 del pasado siglo XX, triunfaron ‘Sólo la verdadera, sólo La Casera’, o ‘Afortunadamente, hoy tenemos casera’. Pero el que rompió moldes fue el que lanzaron el año de las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla. En 1982 caló hondo entre los españoles ‘Si no hay casera, nos vamos’.
Vuelve Coca-Cola
Quien se acabó yendo de la firma fue la familia fundadora. En 1996, Iberian Beverage Group se convirtió en el accionista mayoritario al comprar a la tercera generación de la familia Duffo el 51% de las acciones. Dos años después, Coca-Cola, Schweppes y La Casera volvieron a cruzarse en el camino. Y no de manera amistosa.
Coca-Cola adquirió las marcas de Cadbury Schweppes. La Casera, junto a Pepsico, reclamaron a los tribunales, ya que el acuerdo daba lugar a una especie de monopolio. Coca-Cola renunció a aplicar el trato en la Unión Europea.
Más tarde, en 2001, el grupo Cadbury Schweppes adquirió La Casera por 19.467 millones de pesetas. Después, el grupo se vendió a dos fondos de inversión (Lion Capital y Blackstone). Y, en 2009, el grupo japonés Suntory se hizo con la firma Orangina Schweppes, que era propietaria de La Casera.