El sacerdote Luis Lezama, a través de su filial Mesa Real de Gestión y Servicios de Comidas (Grupo Lezama), se ha hecho de nuevo con el suculento contrato de servicios de restauración del Senado. El precio será de 1,15 millones de euros (IVA incluido) para una duración de tres años con dos posibles prórrogas anuales, según publica el Boletín Oficial del Estado (BOE).
El contrato incluye la puesta en marcha y mantenimiento del servicio de cafetería y restaurante, incluido el servicio para llevar. Aquí podemos encontrar el menú del día a precios populares. Concretamente, a 8,6 euros (con IVA). Incluye primer y segundo plato, postre, pan y bebida.
Por separado, el agua tiene un coste para senadores y trabajadores de la Cámara Alta de 1,25 euros; los refrescos, de 1,45 euros; y el café, de 1,1 euros. Tarifas, todas ellas ligeramente superiores a los ofrecidos en la cafetería del Congreso de los Diputados, tal y como publicó Invertia.
Los pliegos técnicos del contrato también hacen referencia a servicios adicionales, que son los prestados en salas de reuniones y despachos, en los comedores institucionales y otros espacios donde se celebren eventos de carácter protocolario, e incluyen almuerzos oficiales, recepciones y cócteles, pausas-café y servicios de agua y café. Y por último, el servicio de vending, que incluye máquina de refrescos, cafés y snacks.
En cuanto a los servicios adicionales en recepciones, hay tres tipos de cócteles: uno de ocho aperitivos diferentes y bebidas (12,40 euros por persona); otro de 14 aperitivos (20,65 euros) y otro de 18 (36,15 euros). Por otro lado, los almuerzos oficiales van desde los 16,5 euros por persona hasta los 77,4 euros si son de gala.
Grupo Lezama
Detrás del adjudicatario del contrato (Grupo Lezama) está el sacerdote Luis Lezama (1936), quien colgó los hábitos en 1974 (aunque los volvió a coger en 2006) para dedicarse a la restauración. Creó como medio de vida independiente para sus jóvenes acogidos (mientras ejercía de cura) un bar restaurante en pleno centro de Madrid frente al Teatro Real de Madrid, La Taberna del Alabardero.
Después llegó el famoso Café de Oriente (1983), en la plaza del mismo nombre de Madrid, frente al Palacio Real. En Abril de 1989 inauguró un restaurante español con el nombre de la Taberna del Alabardero en Washington DC y, más tarde, fundó la Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Sevilla.
Asimismo, es propietario de otros establecimientos de restauración como Iruaritz, Taberna del Alabardero de Madrid, Resthotel Escorial, La Botillería del Café de Oriente, El Aljibe del Café de Oriente, El Obrador del Café de Oriente y Taberna del Alabardero.
Además, es licenciado en periodismo por la Universidad de Madrid en 1976. Trabajó en la Ser y la Cope; y fue corresponsal en la ‘Guerra de los seis días’ en Israel, donde resultó herido, según se detalla en la web del grupo. También es diplomado en Dirección y Planificación por la Escuela de Hostelería de Lausanne (Suiza) en 1982.
De vuelta a su vida de hostelero, Luis es un experto en ofrecer este tipo de servicios de restauración como ya hizo en la cumbre de Jefes de Estado Iberoamericanos (1993). Tampoco es la primera vez que gana el concurso público de hostelería para el Senado; aunque probablemente sí sea la primera vez que vea en el contrato cláusulas ante posibles situaciones similares a los confinamientos provocados por la pandemia.
Plan de contingencia
Así, el contrato incluye cláusulas como que el adjudicatario debe presentar “un plan de contingencia". Sería para casos como, "por causa de emergencia sanitaria, o por cualquier otra causa ajena al Senado y al contratista, se impida la prestación del servicio ordinario de restauración en la cafetería, el autoservicio y el restaurante”.
Y añade que, en dichas situaciones, deberá preverse un servicio de catering de packs de desayuno, almuerzo y cena individualizados, en los números solicitados por la Secretaría General, con objeto de garantizar un servicio mínimo de actividad parlamentaria, así como su transporte con todas las garantías higiénico-sanitarias hasta el Senado en el supuesto de que no pueda ser elaborado en las propias instalaciones.
Los pliegos técnicos también recogen que “el servicio a prestar, así como la calidad de los artículos y consumiciones que se ofrezcan al público, deberán ser equivalentes a los de una cafetería de primera categoría, según la reglamentación vigente, y a los de un restaurante y autoservicio de buen nivel y calidad”. Lo mismo para los productos que se utilicen y los que se vendan a través de las máquinas vending.
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