La propuesta de cesta de la compra de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, sigue encontrando la oposición de muchos sectores (pequeño comercio, agricultores…). Y eso que para ganar más adeptos se apoyó en una medida parecida que puso en marcha la Francia de Nicolas Sarkozy en 2011. Pero este ejemplo no es el que quieren seguir las grandes cadenas de distribución, sino que apuestan por el de Alemania.
¿Qué hizo Alemania? Hace dos años, en plena pandemia, el Gobierno alemán decidió rebajar el IVA durante seis meses para hacer frente a la difícil situación. En concreto, aplicó una rebaja temporal del IVA del 19% al 16% y del 7% al 5% para el tipo reducido que se mantuvo hasta diciembre de 2020. Medida que afectó a los alimentos.
Y es esto precisamente lo que pide Ignacio Magarzo, el director general de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas): bajar el IVA de los alimentos.
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Es decir, pasar los que estén al 21% al 10% y los que están gravados al 10% dejarlos en el 4%. E incluso los que estén al 4% dejarlos sin gravamen de manera temporal.
En España, el IVA reducido del 10% lo encontramos principalmente productos frescos como la carne y el pescado. Se trata de alimentos para la nutrición humana o animal, excluyéndose las bebidas alcohólicas y las refrescantes, zumos y gaseosas con azúcares o edulcorantes añadidos (que están en el 21%).
En el 4%, el IVA superreducido, están el pan, la leche, las frutas, las verduras, las hortalizas, las legumbres, los tubérculos y los cereales.
En este caso, desde la patronal de Mercadona, Lidl y Dia, insiste en que esta medida es más útil que la cesta de la compra asequible. Además, señala que la experiencia en Alemania fue positiva. De hecho, permitió bajar la inflación durante los meses en los que se aplicó.
Otras experiencias
Pero las grandes distribuidoras dudan del éxito de las experiencias que el Gobierno ha tomado como referencia. “Los acuerdos firmados por el expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, en 2004 y 2010 tuvieron como resultado, por una parte, una drástica pérdida de confianza en el comportamiento del consumidor con un descenso en el consumo y, por otra, una bajada muy importante de la calidad de los productos en las gamas afectadas”, señalan desde Asedas.
En 2011, Sarkozy propuso combatir la inflación en Francia con una cesta de la compra asequible. Este carrito low cost debía estar compuesto por una pieza de carne, otra de pescado, una fruta, una verdura, un lácteo o derivados y una bebida.
Carrefour fue una de las grandes cadenas que primero ofreció esta cesta. Lo mismo que ha ocurrido en España, que se ha adelantado incluso a Yolanda Díaz para proponer la suya con 30 productos a 30 euros.
Otro ejemplo lo encontramos en Argentina. En 2014, Cristina Fernández de Kirchner puso en marcha la campaña 'Precios Cuidados' que limitaba el precio de determinados productos. A día de hoy continúa en grandes superficies, supermercados y pequeños comercios aunque con algunos cambios.
Aunque la verdadera inspiración del Gobierno está en el año 1978 cuando el Ejecutivo presidido por Adolfo Suárez lanzó la campaña ‘Precio Estable’ para combatir unos datos de inflación totalmente disparados en nuestro país (del 26,5% en 1977 y del 16,5% en 1978).
Esa campaña consistió en contener los precios promoviendo entre los comerciantes el consumo de los productos que ostentasen el indicativo 'Precio Estable'. Así, a cambio de que mantuvieran los precios inalterados durante cinco meses, el Gobierno ofreció a todos los comercios este sello de garantía que se encargarían de promocionar en televisión, prensa y radio en una campaña que costó 60 millones de pesetas (360.607 euros al cambio actual).