Desde hace unos cuantos años, Dia trata de desprenderse a toda costa de Clarel, nombre que llevan sus tiendas de higiene y cuidado personal. Los intentos por vender los 1.015 establecimientos han fracasado todos. El último anunciado ayer mismo por la cadena de supermercados que daba por suspendida la venta al fondo C2 Private Capital.
¿Las razones? Dia reconoce que no se han cumplido determinadas condiciones suspensivas antes de la fecha establecida (31 de julio de 2023). Esto incluye la adopción por parte del potencial comprador de determinadas medidas para el aseguramiento financiero de mercaderías de Clarel. Todo ello a pesar de que en mayo la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) autorizó en primera fase la adquisición.
Lo cierto es que a Dia le urgía quitarse de en medio este paquete de tiendas. De hecho, el precio de la operación ascendía a 60 millones de euros, una cifra baja teniendo en cuenta la cantidad de superficie comercial a adquirir. Pero que a la vez demuestra la necesidad de desprenderse de este gran paquete de tiendas.
Esa necesidad de deshacerse de estas tiendas está muy relacionada con la acumulación de pérdidas desde hace años. En concreto, entre 2017 y 2021 (último ejercicio actualizado) la compañía ha acumulado pérdidas de 76,1 millones de euros. Su último año con beneficios fue en 2016, cuando cerró el ejercicio con 2,3 millones de euros, según datos del Registro Mercantil consultados por este medio.
Su gran problema es que compite en un mercado muy atomizado con demasiadas tiendas. El sector está formado por más de 400 empresas, el 84% de ellas son pymes.
Y de las grandes, su principal competidor y líder del mercado, Douglas, mostró síntomas de agotamiento el pasado año cuando anunció el cierre de 124 tiendas y el despido de 900 empleados. La empresa llegó a tener 300 tiendas en 2020 y ahora son unas 86 aproximadamente. Cifra siempre muy por debajo de las más de 1.000 de Clarel.
Además, durante la pandemia el sector sufrió mucho y sus ventas se redujeron drásticamente hasta que en 2021 levantó cabeza. Y ya en 2002 llegó a mover 9.250 millones de euros, con un crecimiento del 11,3% en 2022, según las estimaciones de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa).
Historia de una venta frustrada
La historia de Clarel arranca precisamente hace diez años. Dia compró 1.127 tiendas de Schlecker por 69,3 millones de euros en 2013. Cambió el nombre de la sociedad por Beauty by Dia, de la cual posee el 100% del capital y a través de la cual domina Clarel, la marca comercial. Llegó a contar con un plan de expansión de hasta 2.000 tiendas que años después se frustró.
En 2018 arrancó su proceso de venta. Por entonces contaba con algo más de 1.200 tiendas. Plan que siguió en pie incluso con la opa de LetterOne liderada por el magnate Mikhail Fridman. Pero fracasó en el intento y se comprometió a reflotar el negocio.
En ese momento llegó el baile de directivos encomendados a tal misión. En septiembre de 2019 puso al frente a Paul Berg, uno de sus hombres de confianza. Y casi un año después vuelve a dar un giro en la estrategia al sustituirle por un hombre de la casa, José María Jiménez Millares. Ninguno consiguió dar la vuelta a las pérdidas de la enseña.
De ahí que el proceso de venta nunca llegase a cerrarse a pesar de que Dia ha renovado la imagen de las tiendas de Clarel y ha ido reduciendo poco a poco el número de tiendas hasta las poco más de 1.000 que tiene en la actualidad. Todo ello dentro del plan de transformación en el que está inmersa.
En 2022, la cadena volvió a descartar la venta de la enseña y tan solo unos meses después saltó el anuncio de compra por parte del fondo portugués. Es además el que más cerca ha estado de cerrar esta operación.
Llegados a este punto, ¿qué hará Dia con Clarel? Pues en principio valorará “otras opciones estratégicas para la venta de Clarel e informará puntualmente al mercado a estos efectos según corresponda”.
Pero su elevado número de tiendas es un problema. Y mientras tanto seguirá tratando de encajar en su plan estratégico un millar de tiendas de las que quiere desprenderse a toda costa.