En muchas zonas de España ya no se pueden llenar las piscinas privadas, ni regar el jardín, ni tan siquiera ducharse cuando uno quiera. Pero lo peor de todo es que los cortes y restricciones de agua provocados por la sequía también llegan al consumo humano, impidiendo tener agua suficiente para beber. La solución es tirar del agua embotellada. El problema es que este año su precio no es ajeno a la inflación.
En concreto, el precio del agua mineral se ha disparado en julio un 10,9% con respecto al mismo mes del año anterior. Y en lo que va de año, registra un aumento del 7%. De hecho, de junio a julio, el incremento es del 2,3%, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicados el pasado viernes.
Eso quiere decir que los consumidores y negocios como la hostelería en regiones afectadas por la sequía tendrán que pagar más por el agua embotellada que en 2022. Cerca de 600 municipios en España estarían afectados por diferentes tipos de cortes de agua. Y aquí, Cataluña y Andalucía son las más afectadas.
Un ejemplo de ello es lo que ocurrió la semana pasada, cuando la Agencia Catalana del Agua (ACA) declaró la situación de emergencia para un total de 22 municipios del Alto Ampurdán. Con la entrada en emergencia, se fija una dotación global de agua de 200 litros por habitante y día de media por municipio.
Una cifra que podría parecer excesiva, pero que en realidad no lo es tanto. El consumo medio de agua de los hogares fue de 133 litros por habitante y día en 2020, según los datos más actualizados por el INE. Sólo el consumo de una ducha es de 30 a 40 litros.
Además, en estos municipios se suprime el riego agrícola, se deben reducir un 25% los consumos de agua de los usuarios industriales y también el consumo de agua en los usos recreativos. Asimismo, también se prohíbe el uso de agua para el riego de jardines y zonas verdes y la prohibición total del llenado completo o parcial de piscinas privadas.
En otras zonas, tratan de no tener que llegar a estos extremos. En Málaga, por ejemplo, se han cerrado las duchas de las playas, excepto los lavapiés. Todo ello como medida preventiva para ahorrar agua.
Negocio del agua mineral
Independientemente de la sequía, cada vez se bebe más agua mineral en España. El sector cerró el año 2022 con un volumen en torno a los 6.300 millones de litros, lo que supone un incremento de un 5% respecto a 2021, según datos de la Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasadas (Aneabe).
El consumo de agua mineral el pasado año en España se situó en 132 litros per cápita. Además, el agua mineral sigue siendo la bebida más consumida por los españoles, representando el 45,1% de los litros consumidos del segmento de bebidas, según el último Informe de Consumo Alimentario en España (MAPA) que data de 2021.
En España, el negocio del agua mineral es especialmente importante. Grandes empresas como Coca-Cola, Danone, Mahou-San Miguel, Nestlé o Estrella Galicia están detrás de la gran mayoría de marcas de agua mineral que se pueden adquirir en los supermercados o que se sirven en los restaurantes.
Existen cerca de 100 empresas dentro de este sector y alrededor de 120 plantas envasadoras están situadas en municipios rurales con una media de población de 5.200 habitantes.
La temporada alta del sector de aguas envasadas es el verano. Y no solo por la sequía. Lo es por el momento del año en el que los consumidores tienen mayores necesidades de hidratación, provocadas por el calor y las altas temperaturas.
Además, el aumento de la actividad turística y el tiempo libre -con un mayor número de salidas a terrazas, bares y restaurantes- contribuye a unas mayores cifras de consumo de este producto. Un negocio redondo que este año parece que batirá récords.