De Guadalajara al mundo: aquí ‘tira’ Mahou 12 millones de cañas al día y crea cervezas como la 0,0 Tostada
- La planta de Alovera del grupo cervecero producen unos 34 tipos diferentes de cerveza y 234 referencias distintas.
- Más información: Mahou pondrá en marcha una planta de biomasa en Alovera (Guadalajara) en 2026 con una inversión de 15 millones.
En 1993, Mahou decidió montar fuera de Madrid la mayor fábrica de las ocho que tiene en España y, además, colocarla como la tercera más grande de Europa. Lo hizo en Alovera (Guadalajara), que tomó el testigo de la histórica planta del Paseo Imperial (Madrid).
Ésta, que convivió en un periodo de transición con la de Guadalajara, cerró sus puertas en el año 2000. Y más de 30 años después, el gigante de la cerveza ha creado toda una ciudad que es un referente tecnológico y sostenible en el sector.
Un equipo de EL ESPAÑOL-Invertia ha visitado sus instalaciones a las que Marc Borreda, director Centro de Producción en Mahou San Miguel, renombra como la flagship de Mahou. “Es el lugar en el que se sigue elaborando cerveza con el mismo mimo, tradición y excelencia que hace 133 años”.
“Esta planta se diseñó para elaborar la Mahou Cinco Estrellas y la Clásica”, recuerda el director. Después llegó Laiker. Y ahora se producen unos 34 tipos diferentes de cerveza y 234 referencias distintas en función de los formatos (botella, lata…). En total, el grupo Mahou-San Miguel cuenta con 100 marcas y 1.000 referencias en total.
La planta tiene capacidad para producir 7 millones de hectolitros al año. De hecho, durante nuestra visita, se elaboraron tres millones de litros de cerveza, lo que equivale a unos 12 millones de cañas al día, que puestas en fila cubrirían la distancia entre Madrid y Barcelona.
¿Qué es lo que más se produce en sus trece líneas de envasado? Pues la mayor parte de la producción es de latas. “Se hace más lata que botellín”, asegura el director durante la visita. Pero también se elaboran botellas de 20 cl (botellín o quinto), de 33 cl (tercio), de litro (litrona), barriles de diferentes tamaños…
Y no sólo se hacen las referencias típicas de Mahou, sino que también encontramos Alhambra, San Miguel… Es decir, el portfolio que sumó el grupo en 2000 con la fusión con San Miguel. Aquí también hay que añadir el agua, de la mano de marcas como Solán de Cabras.
Para hacerse una idea de la importancia de la planta, de Alovera sale un tercio de toda la cerveza que se consume en España. En 2023, el grupo vendió 21 millones de hectolitros entre cerveza y agua y facturó 1.917 millones, un 10% más.
La mitad de esta producción va a parar a hostelería (bares y restaurantes) y la otra a distribución (supermercados y comercios). Y a pesar de tener ofertas, “no fabricamos para marcas de distribución”, explica Marc Borreda.
Pero también se marcha fuera. El grupo está presente en 70 países y sus ventas ya suponen el 21% de su negocio total de cerveza.
Esta ciudad cervecera cuenta con 340.000 metros cuadrados y da empleo a cerca de 600 personas. De hecho, tener este espacio tan grande le permite poner en marcha la futura planta de biomasa en 2026 (con una inversión de 15 millones) o estar construyendo un nuevo almacén para gestionar el cartón que usan ahora en sus latas sustituyendo al antiguo plástico.
Asimismo, hay un proyecto de ampliación de capacidad y eficiencia de sala de cocción que arrancó en 2023 y se pondrá en marcha a finales de 2024. “Esto supondrá pasar de ocho cocciones al día a 12, lo que aumentará la capacidad un 22% y será más eficiente”, señala Marc.
La compañía ha puesto en marcha un potente plan inversor para esta planta dotado con más de 40 millones de euros entre 2023 y 2024, que le permitirá seguir ampliando su capacidad de producción.
Mucha tecnología
Pero su tamaño no es lo más impresionante de esta planta, sino que también destaca por la tecnología que emplea. “Es industria 4.0. La planta está automatizada para ser más ágil y eficiente”, explica el director. Así, cuentan con procesos cada vez más predictivos y autoajustables.
El centro de control es un ejemplo de ello. Es el cerebro de la planta. Desde allí se controlan 35.000 señales distintas del proceso de producción.
Además, usan drones para llegar a sitios donde los trabajadores no pueden llegar, impresoras 3D que les permiten imprimir piezas que se han averiado de alguna máquina hasta que llegue la original o vehículos automatizados, entre otros.
También cuentan con su propio laboratorio de pruebas. Se trata de un centro de I+D+I que recrea una microcervecería y desde el que realizan experimentos y pruebas de nuevas cervezas, sabores o formatos.
De aquí, por ejemplo, salió la Mahou 0,0 Tostada, una de las innovaciones más exitosas del mercado y que fue copiada por muchos otros competidores.
Lo mismo ocurrió con la cerveza en barrica. En 2016, el grupo decidió adentrarse en este mundo para envejecer las cervezas en barricas, al estilo del vino. Y ahora cuenta con una sala de barricas en las instalaciones de Alovera.
Y uno de los secretos mejor guardados tiene que ver con uno de los ingredientes de la cerveza que recordemos son cuatro: malta, el agua, el lúpulo y la levadura.
En este caso nos referimos a la levadura, que es propia y que está guardada en dos bancos criogénicos (uno ubicado en Lleida y el otro está en Alemania). Una manera de asegurar que pase lo que pase la receta de las cervezas del grupo está garantizada en el futuro.
Sostenibilidad
Esta planta también es un referente en sostenibilidad ya que toda su energía es sostenible. En Alovera, además, generan su propia energía gracias a la instalación fotovoltaica que pusieron en marcha en 2022 con una inversión de 3 millones de euros.
“Casi dos de cada diez cervezas se producen con energía solar autogenerada”, señala el director de la fábrica, que avanza que el objetivo es ser neutros en carbono en todos los centros de producción del grupo cervecero en 2030.
Además, el 15% de la energía térmica utilizada en la fábrica, es autogenerada. Y en 2026, se pondrá en marcha la planta de biomasa que ya hemos citado.
Y donde más punteros están siendo es en la revalorización de los subproductos de la industria cervecera. ¿A qué nos referimos? Al uso del bagazo (el desperdicio alimentario de la cerveza) para transformar en alimento animal, darle un uso farmacéutico o estético. “Se han llegado a hacer cucharas comestibles con bagazo o incluso las etiquetas de las cervezas”, detalla el directivo.
Toda una innovación que está abierta al público general. La factoría se puede visitar de forma gratuita. De hecho, antes de la pandemia cerca de 15.000 personas pasaron por estas instalaciones al año. Con la llegada de la Covid se frenaron y ahora de nuevo comienzan a retomarse el tour por esta ciudad de la cerveza.