Repsol ha anunciado su próxima junta de accionistas para el 31 de mayo. Esta será la última en la que se podrá someter a votación la reelección como presidente de Antonio Brufau, y la compañía llega a la cita con la propuesta de incrementar su dividendo un 5,56% frente al ejercicio anterior. Será, mediante el reparto de acciones o efectivo a elección del inversor y el efecto dilutivo se compensará mediante amortización de títulos.
De este modo, y según ha comunicado la petrolera a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Antonio Brufau se someterá a su última reelección como presidente de la compañía, con lo que abandonará el cargo en 2023. El máximo directivo de la cotizada es consejero de Repsol desde 1996 y que ocupa su presidencia desde 2004, aunque en 2015 ya traspasó todas las funciones ejecutivas a Josu Jon Imaz, el consejero delegado de la petrolera.
Puesto que actualmente Brufau cuenta con 70 años de edad, se mantendrá en el puesto hasta los 75 años. La junta de accionistas también se pronnunciará sobre la reelección como consejeros del propio Imaz, José Maunuel Loureda, John Robinson West y Henri Philippe Reichstul. Asimismo, para ganar cuota femenina de cara a las exigencias para 2020, se propone la designación como consejeras externas independientes de Aránzazu Estefanía Larrañaga y de María Teresa García-Milà Lloveras
Asimismo, el consejo de administración ha aprobado proponer a la junta un dividendo al accionista equivalente a unos 0,525 euros brutos por acción, a través del Programa “Repsol Dividendo Flexible” y en sustitución del dividendo complementario del ejercicio 2018. Esta retribución se suma a la que la compañía aprobó, como parte del mismo programa y en sustitución del tradicional dividendo a cuenta de 2018, por un importe equivalente a unos 0,425 euros brutos por acción, por lo que la retribución total al accionista aumentará hasta el equivalente a los 0,95 euros por acción.
Para evitar el adverso efecto dilutivo, la compañía ha previsto, como en otras ocasiones, una reducción del capital social, mediante la amortización de acciones propias, por un volumen equivalente a las acciones que se emitan en 2019 con motivo de los 'scrip dividend'. Una medida a la que se procedería tras la recompra en el mercado del número de títulos necesario para la operación.