Era la crónica de una muerte anunciada. Hace una semana contábamos que la fábrica de palas que Siemens Gamesa tiene en Aoiz (Navarra) se estaba preparando para dar por finiquitada su actividad.
Detrás de ella, le seguía la planta de reparación y recuperación de palas de Cuenca, que estaba estrechamente ligada a la fábrica de Aoiz. Todo hacía prever que era la siguiente en cerrar, incluso hace unos días, la empresa decidió rescindir todos los contratos de personal eventual en esta factoría.
Sin embargo, según ha podido saber este diario, desde que se supo que el gigante hispano-germano planeaba su cierre, tanto el Gobierno estatal como los autonómicos han presionado y tenido reuniones al más alto nivel para evitar un fin tan dramático.
"No es el momento de cerrar industrias renovables", explican a Invertia fuentes consultadas, quienes apuntan que "coincide con una crisis económica sin precedentes por la pandemia, el cierre de la fábrica de Nissan en Barcelona, la electrointensiva de Alcoa en Galicia y las térmicas de carbón por todo el territorio".
"Y precisamente cuando España está apostando claramente por la reconstrucción verde para relanzar la economía, con subastas de renovables incluso antes de que finalice el año y un PNIEC que fija un crecimiento estable de la eólica en el país. Si pese a esto, Siemens Gamesa decide cerrar sus fábricas, a lo mejor no debería apuntarse a ese crecimiento", añaden.
Además hace tan solo una semana se aprobó un Real Decreto Ley (RDL) sobre renovables para movilizar 90.000 millones en inversiones y la regulación de los puntos de acceso y conexión, lo que impulsará definitivamente nuevos proyectos renovables en el país.
Fábrica de palas de Senvion en Portugal
La sospecha saltó con el anuncio, a finales de año, de la compra de la fábrica de palas onshore de Senvion en Vagos, Portugal.
Y por si no hubiera dudas, la carta del CEO de Onshore, Alfonso Faubel, a toda la plantilla confirmaba que se iban a tomar decisiones difíciles que iban a involucran a los que entonces dirigían el negocio, además de dejar ir a los "proyectos heredados" que siguen dando números rojos.
"Lo cierto es que la planta de Aoiz llevaba ya tres años dando pérdidas, no tenía salvación, a 300 kilómetros del puerto más cercano y con problemas logísticos", puntualizan, "pero tanto Cuenca como As Somozas deben tener una oportunidad de adaptarse a los nuevos tiempos".
Para la pequeña fábrica de Cuenca, especializada en la reparación de turbinas eólicas y en la fabricación de raíces de palas y que depende directamente de la carga de trabajo de la fábrica de Aoiz, se está planteando diseñar un Plan Industrial de Viabilidad, y mientras tanto se van a mantener los empleos.
Ese plan serviría para mantener los cerca de 50 puestos de trabajo fijos de la factoría, pero también para sostener la economía de la comarca, que tiene en esa planta como una de las pocas fuentes de creación de riqueza para su población.
Y después, As Somozas
Otros que están aguantando la respiración son los trabajadores de la fábrica de Somoza (A Coruña). Están trabajando con los moldes y las plataformas del modelo de pala G114, un modelo de pala eólica que está a punto de desaparecer del catálogo.
Sin embargo, su cierre no era tan inminente como la de Aoiz o la de Cuenca, porque tenían pedidos hasta el próximo septiembre, pero también estaba en la cuerda floja.
El problema principal de As Somozas es que la fábrica recién comprada a Senvion está a muy pocos kilómetros de Galicia, cuenta con una ubicación idónea, por su salida directa al mar y además con una capacidad y unas dimensiones mucho mayores.
Esta crisis que sufre Siemens Gamesa tiene su origen en la presión de precios internacionales que afecta a los márgenes de la industria eólica y consecuentemente la rentabilidad de los fabricantes.
"Sin embargo, lo que no tiene sentido es que quieran cerrar fábricas en España cuando los problemas vienen de los malos resultados que ha obtenido la compañía en India y norte de Europa" concluyen las fuentes.
En mayo Siemens Gamesa presentaba su tercer 'porfit warning' reflejando el inesperado impacto de la Covid-19 en las operaciones y la actividad comercial, con un efecto directo de 56 millones de euros en la rentabilidad.
Era uno más de los últimos trimestres que reflejaban unos márgenes cada vez más ajustados en Onshore.