A fines del mes pasado, Royal Dutch Shell anunció la construcción de un gran parque eólico en las costas de Países Bajos. A principios de año, la francesa Total, propietaria de un fabricante de baterías, invirtió en energía solar en España y en un parque eólico frente a Escocia. Total también compró la cartera de clientes de electricidad y gas natural a EDP, y Shell y BP expanden su negocio de carga de vehículos eléctricos.
¿Qué está pasando entre las grandes petroleras europeas? Inspiradas por gobiernos e inversores para abordar las preocupaciones sobre el cambio climático, estas compañías están acelerando sus inversiones en energía más limpia, generalmente para generar electricidad, a veces hidrógeno, y promoviendo el gas natural, que, según ellos, puede ser un combustible de transición más limpio para pasar del carbón y del petróleo a renovables.
Para algunos ejecutivos, la caída repentina de la demanda de petróleo causada por la pandemia, y el colapso de las ganancias que la acompaña, es otra advertencia de que, a menos que cambien la composición de sus negocios, corren el riesgo de convertirse en dinosaurios en vías de extinción.
Más inversiones, pero insuficientes
Precisamente en esto coincide Transition Pathway Initiative, un 'think tank' británico ambientalista. En un estudio realizado sobre las seis petroleras europeas ha llegado a la conclusión que los malos resultados financieros, junto con la creciente presión regulatoria y de los inversores, las han empujado a adoptar objetivos netos cero más ambiciosos, pero pero las promesas no proporcionan una hoja de ruta adecuada para lograr cero cero, y no son lo suficientemente ambiciosas para alinearse con el Acuerdo de Paris.
En el caso de Shell y Eni, sus objetivos se aplican a sus propias operaciones y ventas, incluidas las de terceros, por lo que consiguen un alcance más amplio de sus emisiones, y los convierte en los más ambiciosos.
Los objetivos de Shell están centrados en la intensidad, indicando que quiere una reducción del 65% en su intensidad para 2050. Los objetivos de Eni, por otro lado, combinan reducciones de intensidad con el objetivo final de reducir sus emisiones en un 80% para 2050, lo que hace que su estrategia cero emisiones sea una de las más ambiciosas, según Carbon Tracker.
BP y Repsol han adoptado objetivos absolutos, que pretenden convertirlos en negocios cero emisiones para 2050.
Esto representa un cambio de paradigma para estas empresas, especialmente para una petrolera del tamaño de BP, y por estas razones, Bloomberg y Carbon Tracker han calificado a BP y Repsol como las más ambiciosas de entre las grandes petroleras.
Sin embargo, sus objetivos no cubren las ventas de terceros, lo que reduce significativamente el alcance de estos objetivos, cubriendo solo el 51% de las ventas de energía de Repsol y el 41% de BP. Dicho esto, a la luz de la pérdida de 6.700 millones de dólares en el segundo trimestre de 2020 de BP, anunció compromisos netos cero más ambiciosos.
En particular, reducirá sus emisiones upstream hasta en un 40% y reducirá su intensidad de carbono en más de un 15% para 2030. Todo mientras aumenta enormemente sus inversiones en energía limpia y capacidad de generación renovable.
En conjunto todas ellas tienen la intención de invertir 5.000 millones de dólares (unos 4.200 millones de euros) al año en energía limpia a partir de 2030.
Las menos ambiciosas, Total y Equinor
Total y Equinor han mostrado menos ambición. Sus respectivos objetivos difieren según su geografía. En el caso de Total, quiere que sus operaciones europeas sean netas cero para 2050, pero solo busca una reducción del 60% en la intensidad de sus operaciones globales.
De manera similar, Equinor solo tiene como objetivo una reducción de la intensidad del 50% de sus operaciones globales, mientras aspira a emisiones “cercanas a cero” para sus operaciones dentro de Noruega.
Para las organizaciones ambientalistas, aunque cada una de las principales petroleras ha hecho movimientos en este espacio, las ambiciones actuales aún no alcanzan lo que se requeriría para alinearse con los objetivos climáticos.
Poca inversión en energías limpias
A pesar de los compromisos anunciados, las grandes petroleras han invertido comparativamente poco en energía limpia. Entre 2010 y 2018, las grandes petroleras europeas dirigieron menos del 5% de sus inversiones totales a sectores bajos en carbono. En 2018, solo un promedio del 1,84% de sus ingresos provinieron de sus negocios de cero emisiones.
De las grandes, Total fue el mayor inversor en tecnologías de energía limpia, dedicando el 4,3% de su gasto de capital a tecnologías bajas en carbono durante este período.
La mayor parte se destinó a la energía solar, incluida la notable adquisición de SunPower en 2011.
Repsol fue la segunda más importante en energía solar, a la que destinó el 0,8% de su inversión total. Equinor y BP fueron los principales actores de la energía eólica, con un 1,73% y un 0,8% de sus respectivas inversiones en ese sector.
Equinor ha ampliado recientemente su cartera de energía limpia a través de proyectos eólicos marinos como Dogger Bank en el Mar del Norte del Reino Unido.
La captura y almacenamiento de carbono (CCS) es fundamental para los planes de las grandes petroleras. Durante este período, Shell invirtió el 26% de su gasto de capital bajo en carbono en CCS. En 2020, Equinor invirtió millones en la empresa CCS, Carbon Clean Solutions. Equinor, Shell y BP también han participado en el proyecto Northern Lights de Noruega.
Los ambientalistas se muestran escépticos sobre esta tecnología. Actualmente, el 88% del CO2 capturado se utiliza para mejorar los volúmenes de producción de petróleo en lugar de capturar emisiones. Además, a pesar de la inviabilidad financiera de la CCS, las grandes petroleras la perseguirán como parte de sus objetivos de cero neto para poder mantener su negocio tradicional de combustibles fósiles.
BloombergNEF calculó que una petrolera importante necesitaría construir entre 200 y 350 GW eólicos o entre 500 y 1000 GW solares para reemplazar 1 millón de barriles de petróleo equivalente al día.
Para poner esto en perspectiva, BP apunta actualmente a una cartera de energía renovable de 50 GW para 2030. Por lo tanto, la inversión necesaria es al menos un orden de magnitud mayor de lo que es actualmente.