La peor crisis sanitaria en siglos ha provocado una catarsis en los mercados del petróleo, carbón y gas natural. Pero el gas ha empezado una nueva historia en solitario este mes de agosto, después de que los precios hayan estado bajos desde enero pasado hasta finales de julio.
Durante la primera mitad de este año, los precios fueron de solo 1,81 dólares por MMBtu, su nivel más bajo desde al menos 1989. Pero, de manera impredecible, agosto resultó ser una historia muy diferente. Los precios durante este mes han subido un 48%, y aparentemente de la nada.
Esto se trasladará al mercado eléctrico en España. El precio diario de la electricidad en el mercado mayorista en agosto se situó en 36,2 euros, lo que supone un 4,5% más, pero se espera que pudiera terminar el año con un alza del 25%, según el Grupo ASE a partir de los datos del mercado de futuros eléctrico español y europeo.
El gas natural se ha convertido en el ganador destacado, según el equipo de analistas de WisdomTree. Teniendo en cuenta que los precios del gas natural se habían deslizado al mínimo de los últimos 25 años en junio de 2020, se han recuperado cerca del promedio de los últimos cinco años (los precios del gas natural son actualmente de 2,5 dólares/MMBtu, y en los últimos cinco años el promedio ha sido de 2,6 dólares/MMBtu).
Pero, ¿qué ha provocado ese rally en el gas natural? Para los analistas hay varias razones que lo explican. En primer lugar, las condiciones de bloqueo económico en EEUU se han suavizado, lo que ha permitido que se recupere la demanda de gas natural, que ha sufrido graves daños.
En segundo lugar, en varios estados de Estados Unidos están experimentando un clima más cálido de lo habitual, lo que aumenta la demanda de refrigeración. Con más de un tercio de la electricidad del gigante norteamericano alimentado por gas natural, la mayor demanda de aire acondicionado ha sido una bendición para este sector.
Además, los precios del gas natural han caído tanto que se ha vuelto cada vez más competitivo en relación con otras fuentes de energía, incluido el carbón, desplazando así a otras materias primas para la producción de electricidad.
Por último, se temía que los huracanes Marco y Laura devastaran las instalaciones de producción y exportación en Estados Unidos. Resulta que estos huracanes fallaron por poco en tocar la infraestructura clave, así que causaron un daño mínimo. Sin embargo, a fines del mes de agosto, estos riesgos se estaban descontando.
Expectativas futuras en el mercado energético
Para WisdomTree la pregunta natural es si estas tendencias persistirán. A menos que se produzcan segundos picos significativos en las infecciones y si el bloqueo de Trump siga suavizándose, la respuesta es afirmativa.
Las previsiones de los analistas es que el precio del gas natural se mantenga a favor en relación con otros hidrocarburos para la producción de energía debido a sus menores emisiones de carbono y precios relativamente atractivos en la actualidad.
Aún así, se espera todavía unas semanas de volatilidad porque la temporada de huracanes aún no ha terminado.
Petróleo y carbón, un recorrido con pocos alicientes
Y mientas el gas está en la pole-position, la demanda de petróleo sufre el mayor impacto jamás registrado de su historia. El primer semestre del año los viajes por carretera y aire colapsaron durante el bloqueo global. La demanda se contrajo 16 millones de barriles diarios/año en el segundo trimestre, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), cinco veces la caída de demanda trimestral más grande desde los últimos tres meses de 2008, según Francisco Blanch, Commodity & Deriv Strategist de Bank of America.
La demanda ahora se está recuperando secuencialmente a medida que se alivian los bloqueos en todo el mundo y los trabajadores han comenzado a regresar a sus desplazamientos diarios. Aún así, podrían pasar algunos años hasta que todos los segmentos de consumo de petróleo superen los niveles vistos antes del impacto de la Covid-19.
Por ahora, el tráfico rodado se ha recuperado casi por completo, pero los viajes aéreos, sin embargo, "solo se han recuperado moderadamente y están muy por debajo de los niveles del año pasado", dice el experto.
De hecho, en su análisis, pese a la demanda de petróleo aumentará en 4 millones de barriles diarios a 104 millones de barriles diarios de 2019 a 2025, el camino es desigual.
Los viajes aéreos no se recuperarán materialmente más allá hasta que se obtenga una vacuna o una cura efectiva para la Covid-19. "La mayoría de los expertos esperan que se necesiten entre 12 y 18 meses para tener una vacuna segura y eficaz que la mayoría de los gobiernos de todo el mundo implementan para la inmunización masiva. Hasta ese momento, es posible que la actividad del aire no se recupere muy por encima del 50% de los niveles de pre-covid, nuestra línea de base para 2021", dice Blanch.
La transición energética, a velocidad crucero
Para Bank of America, la demanda de petróleo aún crece hasta 2030, pero es ahí donde habrá un pico de demanda de petróleo y el declive terminal, especialmente por el crecimiento de la demanda de vehículos eléctricos.
Se espera que los vehículos eléctricos ligeros aumenten un 34% en ventas para 2030 y el 95% de las ventas para 2050, lo que sugiere que la demanda de petróleo alcanzará un pico de alrededor de 105 millones de barriles diarios para 2030 para comenzar a disminuir.
Todo ello podría verse acelerado en función de cómo evolucionen los vehículos de hidrógeno, que podrían tener más potencial que los vehículos eléctricos de batería en vehículos de peso medio.
En su opinión, si los costes del hidrógeno continúan disminuyendo, esta tecnología podrían desempeñar un papel cada vez mayor en la transición energética.