El precio de los carburantes ha arrancado 2021 manteniendo sus alzas, a la estela de la espiral alcista en el precio del crudo, y suma un encarecimiento de hasta el 5,4% desde principios de noviembre.
En concreto, el precio medio del litro de gasolina ha subido un 0,76% esta semana respecto al último dato en su serie de 2020 -correspondiente al pasado 14 de diciembre-. Suma así su sexta alza consecutiva, para situarse en los 1,184 euros, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea recogidos por Europa Press.
Por su parte, el precio del gasóleo se ha encarecido un 1,13%, también en su sexta subida consecutiva, para elevarse hasta los 1,069 euros el litro.
Desde la segunda semana de noviembre, el precio del gasóleo acumula una subida del 5,4%, mientras que en el caso de la gasolina es casi un 3,7% más caro.
Este encarecimiento sigue la estela de la recuperación en los precios del petróleo, disparado en los últimos días por el acuerdo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y Rusia (OPEP+) para un recorte en la producción de crudo.
Así, el barril de crudo Brent, de referencia en Europa, cotizaba este jueves por encima de los 54 dólares, mientras que el Texas americano se intercambiaba a casi 51 dólares, manteniendo así su espiral alcista.
De esta manera, los carburantes consolidan las subidas que ya empezaron a registrar a lo largo del periodo estival, con incrementos desde el pasado mes de mayo, cuando descendieron a mínimos por el desplome registrado durante el confinamiento por el coronavirus.
Con esta nueva subida, el litro de gasolina se mantiene en torno a un 10,4% más caro frente a esos mínimos de mayo, mientras que en el caso del gasóleo su precio es un 9% superior.
No obstante, la gasolina sigue estando más barata en España respecto a la media de la Unión Europea (UE) y la zona euro, donde el litro cuesta 1,280 euros y 1,325 euros, respectivamente, al mismo tiempo que el litro de gasóleo cuesta de media 1,159 euros en la UE y 1,179 euros en la eurozona.
El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal, en general, que la media comunitaria.