La transición energética es el desafío más importante al que se enfrenta la industria. Integrar cambio climático y la industria 4.0 podría traer varios beneficios relacionados con la promoción de la sostenibilidad y la descarbonización económica global, y el logro de los objetivos del Acuerdo de París, pero ¿cómo hacerlo?
La convocatoria de nuevas subastas como la que se celebró en enero pasado, los altos costes del mercado de CO2, las posibilidades de hibridación con otras tecnologías renovables, el desarrollo del PNIEC y la futura integración de gases renovables y de las tecnologías del hidrógeno en los sistemas energéticos, van a determinar la competitividad y el futuro de la industria en gran manera.
En el caso del mercado del CO2, en los últimos seis meses se está viviendo una auténtica locura con récords de precios. Hace solo un año, los Derechos de Emisión de la Unión Europea (EU ETS) rozaban los 16 euros la tonelada y sin embargo, ha llegado a superar los 43 euros en las últimas semanas. Incluso algunos analistas financieros predicen que el precio del carbono se elevaría hasta 50 euros en un par de meses. Lo que supondría que en poco más de un año se habría triplicado el precio.
Una evolución que podría ahogar a la industria española antes de que pueda llevar a cabo su transformación energética con un modelo más renovable o con tecnologías bajas en carbono.
"Si la industria tiene que reducir las emisiones a marchas forzadas porque el precio del CO2 está muy elevado y no les sale las cuentas comprar, significaría que tendrán que parar o cerrar, y eso sería muy dramático para el sector en Europa", explicó en su momento José María García Berrendero, corporate trader de Vertis Environmental Finance, una consultora especializada en mercados de CO2.
Gases renovables
La opción que suma más puntos de cara a esa descarbonización son los gases renovables y el hidrógeno. El sector industrial y de la construcción representa el 12,4% del total de las emisiones de CO2 en lo mundial, según C2ES (Center for Climate), así que no hay otra que buscar alternativas al gas o a la electricidad proveniente de fuentes fósiles.
"La gran industria en España ya se está planteando cómo descarbonizar su proceso de producción, se están poniendo muchas posibilidades sobre la mesa y todo el mundo sabe que es lo que toca", señaló a Invertia semanas atrás Andrés Barceló, director general de UNESID. Aunque los costes son tan elevados que aún no salen las cuentas.
Y mientras tanto tienen que hacer frente a un elevado precio energético que lastra su competencia respecto a países vecinos.
Cambio climático
La Industria 4.0 debe cumplir cuatro condiciones para ser compatible con el clima. Debe promover la eficiencia energética y lograr ganancias energéticas sustanciales, permitir la economía circular y permitir una mayor productividad y un mejor uso de los recursos.
Las cadenas de suministro serán fundamentales pero con un objetivo general, incluir la reutilización y la recuperación. Y la ecoinnovación es la clave para lograr ese desarrollo sostenible.
Pero todo ello necesita de grandes inversiones y de cierta maduración de tecnologías que aún son demasiado costosas y que abren interrogantes sobre su eficacia.
La industria tiene una enorme huella de carbono. Sus operaciones de producción y logística representan más de la mitad de todas las emisiones globales de dióxido de carbono equivalente (CO2) derivadas de la quema de combustible.
Teniendo en cuenta las tendencias actuales, las emisiones de la producción y la logística deberían disminuir en aproximadamente un 45% para 2030 para poder cumplir con el objetivo de 1,5°C del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global.
Las opciones son muchas, pero si Europa quiere liderar esa transformación es el momento de fomentar iniciativas 'público-privadas' y más en un contexto donde las ayudas post-Covid pretender liderar la reconstrucción verde de la UE.