El consejo de administración de Iberdrola será el depositario de la responsabilidad sobre la acción climática del grupo y se encargará de aprobar, supervisar y reportar, de forma pionera, un plan para asegurar la neutralidad del grupo en 2050.
Esta medida será sometida a votación de los accionistas del grupo en la próxima junta general, que se celebrará el 18 de junio y en la que la acción climática será eje prioritario sobre el que serán consultados, en votación, los accionistas de la compañía, informó la energética.
De esta forma, se les consultará a los accionistas sobre el contenido de la política climática de la compañía, y también y de forma pionera, se someterá a su aprobación la reforma de los Estatutos Sociales que hacen responsables a los miembros el consejo de administración de la aprobación, supervisión y 'reporting' periódico de un plan de acción climática. Una decisión que permita a Iberdrola alcanzar la neutralidad climática a nivel global en 2050.
La energética presidida por Ignacio Sánchez Galán destacó que esta modificación, por lo tanto, "fortalece la gobernanza climática como responsabilidad y compromiso del consejo".
El máximo órgano de gestión del grupo se implica, así y directamente, en la lucha contra el cambio climático, expresando la ambición de alcanzar cero emisiones netas en 2050 -o antes-, fijando objetivos intermedios de reducción de emisiones y que estos objetivos cubran todas las emisiones de directas e indirectas; estableciendo que los objetivos tienen que estar validados por la ciencia respecto de su alineamiento con los objetivos de París; disponiendo de una estrategia e inversiones consistentes con los objetivos de emisiones; y definiendo las metodologías que evaluarán su cumplimiento.
Así, con su aprobación, se deposita en el órgano rector de la compañía la responsabilidad de aprobar y actualizar el plan de acción climática, así como la de reportar anualmente la gestión climática a partir del próximo año.
Esta nueva atribución del consejo supone dar un paso más en la política de acción climática del grupo. Al ser sometida a votación consultiva de los accionistas se demuestra la voluntad de Iberdrola de compartir e involucrar a todos sus grupos de interés en los principios básicos. También en el posicionamiento de la compañía y en las líneas de actuación desarrolladas en su estrategia contra la lucha contra el cambio climático a 2030 y 2050, así como en la de crecimiento del grupo.
Electrificación
La política de acción climática de Iberdrola, además de la elaboración del plan de acción, establece entre sus líneas de actuación prioritarias la contribución a la electrificación de la economía. Para ello, establece que el grupo apoyará iniciativas regulatorias que fomenten, por ejemplo, la movilidad eléctrica y las bombas de calor; el principio de 'quien contamina paga'; la eliminación de subsidios a tecnologías o sectores de altas emisiones, al análisis de los riesgos derivados del cambio climático y, en general, el desarrollo de una transición energética real y global.
El contenido de la política de acción climática está alineado con las recomendaciones del 'Task Force on Climate-related Financial Disclosure' (TCFD), plataforma de referencia en 'reporting' climático, que establece las guías para integrar el cambio climático en los procesos internos de planificación estratégica y de toma de decisiones, así como en el análisis, gestión y reporte de los riesgos a largo plazo.
Iberdrola, comprometida firmemente con los ODS 7 y 13 de la Agenda 2030 de Naciones Unidas sobre acción climática, se ha fijado ya ambiciosos objetivos en esta materia. La compañía avanza para ser climáticamente neutra en Europa en 2030 y a nivel global en 2050.
En este proceso, Iberdrola reducirá su intensidad de emisiones globales de CO2 en un 73% para 2030, con respecto a 2015 hasta los 50 gramos de CO2 por kilovatio hora (kWh) y ser neutros en carbono para 2050, o antes, a nivel global.