La luz sigue disparada y está obligando a la coalición de Gobierno a revisar su discurso energético en muchos frentes, incluido el de la energía nuclear. Con los precios del mercado mayorista de nuevo este martes por encima de los 102 euros, contener la escalada de la factura eléctrica es cada vez más urgente para los dos partidos del Ejecutivo.
Así lo ha reconocido ya Unidas Podemos, que el lunes remitió al Ministerio para la Transición Ecológica una propuesta que pasa por utilizar esta energía, a un precio fijo, como fuente que abarate el precio de la electricidad en los mercados mayoristas.
Hasta hace poco, los morados renegaban de las nucleares. De hecho, en su programa electoral proponían su cierre antes de que acabe 2024 y abogaban por sustituir su peso en el mix eléctrico por energías renovables.
Ahora, lejos de cerrarlas, proponen establecer un precio fijo para esta fuente de energía, siguiendo el modelo de Francia, con el objetivo de tener una tarifa de referencia que sea fijada por la CNMC. Según sus cálculos, esto acarrearía un ahorro de entre 1.500 y 3.200 millones de euros para los consumidores, según el documento de Unidas Podemos.
Conocido es que la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, tampoco es amiga de la nuclear. Pero este lunes aceptó analizar la propuesta de sus socios que también pone el foco en la generación hidroeléctrica. No obstante, el Ministerio advirtió que era necesario analizar su compatibilidad con la normativa europea.
Los derechos de CO2 y del gas en los mercados internacionales no van a dar tregua a la subida de la factura de la luz de hogares y empresas en los próximos meses y es muy posible que el problema persista hasta casi el final de esta legislatura.
La situación está golpeando la imagen de una coalición de Gobierno formada por dos partidos que durante años han abanderado el discurso del fin de la pobreza energética y la transición ecológica.
Y en esta situación, de pronto mirar a la nuclear no parece mala idea a los socios de Gobierno. Este tipo de energía no emite CO2, es más barata y permite cumplir con los objetivos de descarbonización, aunque a nadie se le escapa que tiene otros 'peros'. Tanto es así que el cierre de sus centrales está pactado ya para que se produzca de manera paulatina de aquí a 2035.
Falta de competitividad
El problema es que el sector lleva tiempo denunciando que las cargas a las que ha sido sometido en los últimos tiempos han convertido a la energía nuclear en España en una fuente "no competitiva", con pérdidas operativas. De prosperar el recorte que propone Unidas Podemos con su tarifa fija, sería la puntilla para un sector que advierte de sus problemas de rentabilidad.
Según un informe de PwC para Foro Nuclear, en 2020, como consecuencia de los bajos precios de la electricidad y las altas cargas a su actividad, las centrales nucleares tuvieron un flujo de caja negativo de unos 500 millones de euros y unas pérdidas superiores a los 1.000 millones de euros.
Con esos números, si el Gobierno sigue con sus planes de apretar más a las centrales nucleares, eléctricas y expertos avisan de que las centrales están abocadas al cierre.
De hecho, el pulso que las empresas mantienen con el Gobierno ha llevado a algunos de los primeros espadas del sector, como Ignacio Sánchez Galán, a rechazar unas cargas que se consideran excesivas y que Ribera tiene previsto seguir incrementando.
Las eléctricas que están representadas en Foro Nuclear llevan tiempo denunciando esta situación que podría complicarse en los próximos meses con la tramitación del decreto que quiere poner fin a los bautizados como "beneficios caídos del cielo".
Flujo de caja negativo
Según los datos del sector, el parque nuclear ya está funcionado con un flujo de caja operativo negativo. Esto se debe a que los precios del mercado no han cubierto sus costes operativos, impuestos y tasas.
"La energía nuclear está funcionando con márgenes muy malos. Tanto es así que entra en el pool eléctrico con pérdidas operativas. Esas pérdidas convierten a las centrales en insostenibles si se aumenta la presión sobre ellas con nuevas cargas o se les quitan los mal llamados beneficios caídos del cielo", explica a este periódico el economista independiente, Javier Santacruz.
Exceso de cargas
Según los datos de Foro Nuclear, el resultado financiero del parque nuclear se ha visto mermado hasta el punto de "haber funcionado a pérdidas durante algunos de los ejercicios, debido principalmente a la excesiva presión fiscal que soporta”.
Las cargas que gravan la producción eléctrica de origen nuclear, se han ido sumando a otras nuevas. Es el caso de la extensión a todas las centrales de la tasa que financia el servicio de respuesta prestado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o del incremento del 19,2% que ha experimentado la tarifa fija unitaria de la prestación patrimonial para la financiación de Enresa. A esto se suman, a nivel autonómico, otros impuestos, como es el caso de Cataluña.
Y en este contexto de pérdidas operativas, el Ejecutivo ha puesto en marcha su anteproyecto de Ley para acabar con la sobrerretribución de las centrales eléctricas ya amortizadas, los citados "beneficios caídos del cielo".
Si este plan no se modifica, las nucleares ya han advertido que podrían adelantar su cierre por no ser viables.
Para entender la situación que están viviendo, Foro Nuclear pone como ejemplo para explicar sus problemas de competitividad derivados del actual marco regulatorio y fiscal la comparativa del resultado de la subasta de renovables que tuvo lugar en enero de 2021.
En ella, el precio medio estuvo por debajo de 25 euros/MWh, cuando el nivel de impuestos y tasas a la energía nuclear se sitúa en torno a los 21 euros/MWh. En esta situación, señalan desde la organización sectorial, la suma de impuestos y tasas que grava la generación eléctrica nuclear supuso el 61% de los ingresos del mercado en 2020.
Un 22% de la electricidad
La energía nuclear es la que lidera la producción eléctrica en España. En el año 2020, aportó el 22% de la electricidad.
En este momento, hay siete reactores nucleares operativos en nuestro país (Almaraz I y II, Ascó I y II, Cofrentes, Trillo y Vandellós II), que generaron durante el pasado año más de una quinta parte de la electricidad consumida, según los datos de Red Eléctrica de España (REE).
En el marco actual de tensión permanente con el Ejecutivo, el sector ha llegado a proponer una tarifa fija de 60 euros MWh para poder operar. Sin embargo, los expertos advierten que es un precio elevado para un país como España, donde el arco de precios en situaciones normales oscila entre los 25 y 40 euros MWh.
En todo caso, Santacruz reconoce que el sector tiene que encontrar una fórmula para ser viable. Y curiosamente, el Gobierno es el primer interesado en que lo consiga, dado que sin las centrales nucleares, "no podrá cumplir con sus objetivos de descarbonización", advierte el economista.