El almacenamiento de energía será clave para el desarrollo equilibrado de los proyectos renovables. Pero ¿cuál es la mejor tecnología? Para José Manuel Suárez, CEO de IMEnergy, empresa especializada en fotovoltaica y termosolar, no hay duda de que España es líder tecnológico mundial en la más sostenible de todas: las sales fundidas.
Las sales fundidas o almacenamiento térmico con sales fundidas se utilizan, sobre todo, en las plantas termosolares. Es el factor que añade valor a esta tecnología, ya que ofrece la oportunidad de mantener parte del calor obtenido en el campo para utilizarlo cuando más se necesita (durante la noche). Pero se podrían incorporar a cualquier parque renovable, especialmente fotovoltaico.
Sin embargo, este plan tiene una pega: habría que sobredimensionar la capacidad fotovoltaica, que tendría que generar para verter a red y además para calentar las sales, que funcionarían luego por la noche. "Asimismo se necesitaría instalar una turbina de vapor para generar la electricidad".
Pese a ello, tendría más beneficios, como la descarbonización nocturna que, actualmente, se encuentra muy lejos de los objetivos que marca el PNIEC. Con las centrales renovables existentes se podría utilizar esta tecnología para producir energía limpia por la noche a un coste marginal.
En la actualidad, España cuenta con 50 centrales termosolares, lo que supone una potencia de operación instalada de 2.300 MW, según datos de la patronal del sector Protermosolar.
"España debe sacar pecho de liderar a nivel mundial el conocimiento que tenemos en la tecnología termosolar y su sistema de almacenamiento en sales fundidas", explica a EL ESPAÑOL-Invertia. "Acumulamos una experiencia de 15 años desde que comenzó a funcionar la primera planta en España en 2007 y ahora nuestro expertise está en países como Chile, Arabia Saudí o Marruecos, por poner algunos ejemplos".
"En los próximos años, las renovables deberán plantearse como proyectos híbridos. Es la tendencia de futuro", añade.
El experto se refiere a modelos de hibridación entre fotovoltaica, eólica y termosolar con almacenamiento. Y, en su opinión, ahora son las baterías de ion litio las que están copando el mercado pero "ni son muy baratas, ni son sostenibles, generan mucho residuo y plantean el problema de reciclar. La alternativa son las sales fundidas y, en el futuro, el hidrógeno verde".
Sales fundidas
"Veo un gran futuro a las sales fundidas en España. El conocimiento que tenemos en España permitirá que se desarrolle una industria cien por cien española, con el conocimiento y las empresas líderes a nivel mundial".
Según Suárez, "las baterías de ion litio tienen un condicionante: están en manos de unas pocas empresas, sobre todo chinas. En cambio, nuestro país ha sido el pionero en las sales fundidas. Ha ido a la cabeza de su impulso".
España ocupa el primer puesto mundial en capacidad termosolar instalada, con 2,3 GW de un total mundial de 6,2 GW, y también concentra el mayor know-how en empresas nacionales. Por eso, no es de extrañar que en el PNIEC (Plan Nacional de Energía y Clima) se incluya la incorporación de 5 GW de esta tecnología en los próximos diez años.
Otro vector de futuro: el hidrógeno verde
Se espera que el hidrógeno renovable desempeñe un papel importante en la descarbonización de sectores como el cemento, el acero o el transporte. Pero sobre todo puede ser determinante en el almacenamiento de energía a largo plazo.
"En hidrógeno verde, con las ayudas que se han recibido de la Unión Europea, se puede ver que las empresas españolas también quieren liderar este vector de futuro".
A día de hoy está lejos de ser competitivo en precios respecto al gas pero, en su opinión, "si sigue en niveles altos, y el contexto actual se dirige hacia esa dirección, hará que llegue ese momento".
Y concluye: "Con el potencial de instalación solar fotovoltaica en España, una legislación favorable y la adecuación de las instalaciones gasistas para el hidrógeno verde, probablemente en 6-8 años será competitivo".