Los mercados de la energía, especialmente petróleo y gas, el sector de la energía nuclear y la industria del acero han seguido de cerca los acontecimientos turbulentos de la semana pasada en Kazajistán, un país centroasiático poco conocido a este lado del continente. Y pese a que su gobierno asegura haber controlado las protestas violentas, la mecha podría volver a encenderse si los altos precios del gas continúan durante el invierno.
Una preocupación más para la Unión Europea en plena crisis energética. Los altos precios del gas podrían seguir su escalada ascendente, más aún en los próximos días cuando la Europa continental se va a enfrentar a una ola de frío, aunque será reemplazada por temperaturas medias o superiores a la media a finales de mes.
Una crisis que se está llevando por delante a comercializadoras de electricidad por toda la zona euro, además de Reino Unido. La escalada alcista de los mercados de energía ha empujado a los países a tomar medidas para proteger a las clases más vulnerables. La última en hacerlo es Alemania que prevé compensar a los hogares afectados por la subida de los precios del petróleo, el gas y la electricidad.
Qué ocurre en Kazajistán
El país, que formó parte de la extinta Unión Soviética (URSS) y es miembro de la OPEP+ (Organización de Países Exportadores de Petróleo), ha triplicado su producción de petróleo durante las últimas tres décadas y ahora produce alrededor de 1,7 millones de barriles de petróleo al día, alrededor del 2% del consumo mundial diario.
Es el noveno exportador de petróleo crudo del mundo y seguramente seguirá siendo un actor importante en la producción mundial de petróleo durante muchos años. También es el duodécimo exportador mundial de gas natural, y el noveno exportador mundial de carbón, además de contar con la décima mayor reserva mundial de este mineral fósil.
Debido a la importancia de sus reservas de petróleo, carbón y también de uranio, Kazajistán, el noveno país del mundo en términos de superficie, juega un papel importante en el mercado de estas materias primas. Además, pese a que no es un gran productor de gas en sí mismo, los gasoductos de importancia estratégica desde Turkmenistán y Uzbekistán hasta China atraviesan el territorio kazajo
Todo lo que ocurra allí tiene consecuencias para Europa porque aunque su principal cliente de GNL (gas natural licuado) es China, si falla el suministro, podría aumentar la tensión de precios internacionales que ha provocado una crisis energética sin precedentes en la Unión Europea.
Sin embargo, pese a las fluctuaciones en el mercado del petróleo, del gas y del uranio de la semana pasada, si se controlan los disturbios, se mantendrán los precios energéticos, según explican a EL ESPAÑOL-Invertia expertos del sector.
Fábricas en China
Kazajistán está atravesado por oleoductos y gasoductos que entregan no solo sus propias exportaciones de energía a China, sino las de otros productores, incluido Turkmenistán, que vende aproximadamente 27.000 millones de m3 de gas natural al año a China.
Eso representa más de una cuarta parte del consumo anual de gas natural de China y, por lo tanto, cualquier ataque a la infraestructura energética de Kazajistán, en particular a sus gasoductos, podría tener un impacto en los fabricantes chinos y, en consecuencia, en la economía mundial.
En Kazajistán, el petróleo representa más del 80% de la producción de todo lo que se extrae en el país. Al ser la principal fuente de ingresos de las exportaciones, las reservas de divisas, los ingresos fiscales y las inversiones extranjeras directas (FID), los sectores del petróleo y el gas tiene una importancia estratégica para su economía.
Materias primas y uranio
El país asiático es también el mayor productor mundial de uranio, el combustible utilizado en las centrales nucleares, y representa un 40% de la producción mundial (el 20% de las necesidades anuales de uranio de Europa). Su influencia sobre los suministros mundiales de uranio es, por lo tanto, comparable con la importancia del cartel OPEP + para la producción mundial de petróleo.
Pero hay más. Después de China y Sudáfrica, es el tercer mayor productor mundial de ferroaleaciones, una aleación de hierro y otros elementos como el silicio, el manganeso o el cromo, un elemento esencial en la producción de acero, además de acero.
Las exportaciones de productos minerales representaron en promedio el 75% de las exportaciones totales de Kazajistán entre 2013 y 2020. Además, es el décimo productor mundial de cobre, una de las materias primas más codiciadas en la carrera por la transición energética y la digitalización.
Y como guinda a este cóctel energético, se añade un elemento nuevo: las minerías de bitcoin. A día de hoy es el segundo centro de minado mundial de monedas criptográficas, por detrás de EEUU, representando algo más de un 15% en producción de bitcóin.
La enorme industria de la criptominería del país, que emigró desde China cuando lo prohibió su gobierno y por los costes energéticos baratos, se ha enfrentado a un apagón de Internet durante los disturbios civiles además de cortes de suministro. Continuar en el país dependerá de lo que ocurra en las próximas semanas, ante la inestabilidad social y política.
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