Bruselas

En el 'Tour de Europa' que ha emprendido en busca de apoyos para afrontar la crisis energética, Pedro Sánchez se enfrenta este viernes a su etapa más difícil. El presidente del Gobierno se reúne en Berlín con el canciller Olaf Scholz, uno de los líderes más contrarios a reformar el mercado eléctrico europeo. El apoyo de Alemania es imprescindible para que el plan de Sánchez para rebajar la factura de la luz se apruebe en el Consejo Europeo de la semana que viene, pero de momento no hay ninguna señal de un viraje en la posición de la principal potencia de la UE.

Al contrario, Berlín se ha enrocado en su rechazo a desacoplar el precio de la electricidad del alza imparable del gas, según confirman varias fuentes diplomáticas. Ni la sustitución de Angela Merkel por Scholz -de la misma familia política que el presidente del Gobierno-, ni el estallido de la guerra de Rusia contra Ucrania, que ha descontrolado todavía más el mercado energético, han provocado un cambio de posición en Alemania. Berlín mantiene además el apoyo inquebrantable de Holanda y los países nórdicos, que se oponen también a cualquier intervención de los precios.

Un tope de precios que ha vuelto a defender este jueves en Bruselas la vicepresidenta tercera y responsable de Transición Ecológica. Teresa Ribera ha confirmado que España y Portugal harán frente común en su demanda de limitar el precio mayorista de la electricidad a 180 euros por megavatio hora (MWh). "Estamos en una situación de emergencia energética, estamos en una situación de precios enormemente tensionados que drenan ya de forma muy importante la economía europea, su industria y a los consumidores domésticos", ha denunciado la vicepresidenta.

De entre todas las posibles alternativas sobre la mesa en la UE, el Gobierno de Sánchez sigue defendiendo que la solución más eficaz y rápida sería desacoplar el precio de la electricidad del precio del gas, ya que además podría aplicarse de forma inmediata.

"Hay distintas maneras de articular esto técnicamente, pero lo que se pretende es que el precio del gas no determine el precio del mercado eléctrico, o que haya un límite al precio del gas en la configuración de precios del mercado eléctrico", sostiene Ribera.

"Si la Comisión no reacciona a tiempo, lo que nos podemos encontrar es que cada Estado miembro, con una presión insostenible por parte de su sociedad, haga lo que le parezca. Y entonces, en lugar de tener un mal menor respaldado por todos, lo que tengamos sea 27 soluciones diferentes. Yo creo que sería el escenario peor para la UE", ha avisado la vicepresidenta. 

La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, durante la reunión de ministros de Medio Ambiente este jueves en Bruselas UE

Alemania, Holanda y los nórdicos siguen contemplando con profundo escepticismo las propuestas de España. Estos países consideran que desvincular el precio de la electricidad del gas "rompería el mercado interior de la energía" y "eliminaría cualquier incentivo para que los productores de renovables inviertan en nuevas fuentes eólicas, solares, de hidrógeno u otras", relata un alto diplomático europeo.

"Porque en estos momentos, si eres un productor de energía eólica, tienes un interés empresarial muy sólido debido a los altos precios de la energía. Ya estamos viendo un fuerte aumento de las inversiones por esta subida. Desacoplar los precios (de gas y luz) pondría en riesgo el cumplimiento de los objetivos del Pacto Verde", señala el diplomático.

Alemania y sus socios rechazan también topar los precios en los mercados mayoristas del gas y la energía, una propuesta que ha planteado Italia y que España ve con buenos ojos, aunque considera difícil de poner en práctica.

Berlín y los nórdicos argumentan que, si la UE fija un precio máximo para el gas, los productores desviarán el combustible a otros países extracomunitarios. La alternativa sería crear un fondo para compensar la diferencia entre el precio máximo y el precio real, pero eso equivaldría a utilizar el dinero de los contribuyentes para acabar subvencionando a Rusia, Catar o Arabia Saudí. 

El Gobierno de Scholz admite ya que el alza de la energía no es un fenómeno temporal que se resolverá cuando pase el invierno y suban las temperaturas, como sostenía el año pasado. Al contrario, los precios altos "van a quedarse durante bastante tiempo", más aún con la guerra de Ucrania. Aún así, Alemania mantiene que las medidas paliativas deben adoptarse a nivel nacional, con rebajas de impuestos o ayudas a los sectores más vulnerables. Y sigue sin ver claro que sea necesaria una actuación a nivel de la UE.

Ribera replica que las ayudas puramente nacionales "no son sostenibles, porque no hay presupuesto que aguante una extensión de este tipo de medidas durante demasiado tiempo". Y además atentan contra la "igualdad de oportunidades para toda la industria" en el mercado único europeo, ya que dependen de la potencia de fuego presupuestaria de cada Estado miembro.

La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, durante la cumbre de Versalles UE

La vicepresidenta tercera cree que Alemania se opone a reformar el mercado eléctrico europeo porque no le va a generar ningún beneficio a priori. Allí los precios seguirán siendo altos debido a "un sistema energético altamente dependiente del carbón y del gas ruso". Pero el cambio "sí puede generar muchas diferencias en el precio de la electricidad entre los distintos Estados miembros", admite Ribera.

En este debate, España cuenta con el apoyo de Francia, Italia, Portugal o Grecia. "Es aberrante desde el punto de vista económico y climático hacer depender el precio de la electricidad descarbonizada del precio del gas. Ha llegado el momento de desacoplarlos. Esta conexión ya era absurda cuando los precios de gas eran bajos, ahora que han subido es irresponsable", dijo el lunes el ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire.

La Comisión Europea tiene previsto presentar en los próximos días (probablemente el lunes) "opciones para limitar el efecto contagio de la subida de los precios del gas a los precios de la electricidad", según anunció su presidenta, Ursula von der Leyen, en la cumbre de Versalles la semana pasada. Pero cualquier propuesta de Bruselas debe ser aprobada por los Gobiernos, un acuerdo que ahora mismo parece muy lejano.

Todas las fuentes consultadas coinciden en que el debate sobre los precios de la energía será el más difícil y acalorado de la cumbre de líderes europeos del 24 y 25 de marzo. Encontrar un terreno mínimo de entendimiento constituye "un ejercicio tremendamente complejo". La solución podría consistir en un "paraguas europeo" para que cada Estado miembro adopte a nivel nacional las medidas que considere oportunas, según otro diplomático. En todo caso, el Gobierno de Sánchez actuará por su cuenta si no hay acuerdo en la UE la semana que viene, ha confirmado Ribera.

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