La brutalidad de la guerra de Vladímir Putin contra Ucrania ha provocado un vuelco en la posición de Alemania y Austria, que hasta la fecha se oponían a un embargo al petróleo ruso por miedo a una recaída en recesión. Los dos países han confirmado este lunes que ahora sí están dispuestos a apoyar el boicot y privar de este modo al Kremlin de ingresos vitales para sostener su maquinaria de guerra. El giro de Berlín y Viena deja totalmente aislada a Hungría, que mantiene su rechazo a incluir el petróleo y el gas en las sanciones contra Moscú.
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ultima el sexto paquete de medidas de represalia contra Rusia desde el estallido del conflicto, que podría presentarse este mismo martes. Tras el veto al carbón ruso aprobado en abril, la nueva tanda de sanciones incluirá al petróleo, aunque dejará fuera al gas, mucho más difícil de sustituir.
Los detalles del embargo petrolífero todavía no se han hecho públicos, aunque la prensa europea adelanta que se introduciría de forma gradual de aquí a final de año. Algunos medios como Politico sostienen que Bruselas ha previsto excepciones para Hungría y Eslovaquia -dos de los Estados miembros más dependientes y con más problemas para encontrar alternativas- con el objetivo de ganarse su apoyo.
El sexto paquete de sanciones, que como los anteriores tiene que aprobarse por unanimidad, incluirá también medidas contra el principal banco ruso, Sberbank, cuya cuota de mercado asciende al 37%. Además, la UE ampliará la lista negra de dirigentes políticos, militares y oligarcas rusos a los que se les congelarán los activos y se les prohibirá entrar en territorio comunitario.
El giro de Alemania y Austria
"Después de dos meses de trabajo, puedo decir que Alemania no está en contra de un veto contra el petróleo de Rusia. Por supuesto, supondría una fuerte carga, pero estamos dispuestos a asumirla", ha anunciado el vicecanciller alemán y responsable de Economía, el verde Robert Habeck, a su llegada a la reunión extraordinaria de ministros de Energía de la UE celebrada este lunes en Bruselas.
"Hemos tenido una fuerte dependencia respecto al petróleo ruso en el pasado. Antes de que empezara la guerra era del 35%. Ahora la hemos reducido hasta el 12% y únicamente nos queda una refinería que sólo trabaja con petróleo ruso. Así que tenemos un problema local. Este problema local es bastante grande, este 12% afecta a la región de Berlín", ha relatado Habeck.
"Si se aplica un embargo petrolífero y no tenemos bastante tiempo para resolverlo, tendríamos un problema local y por supuesto una subida de precios y quizá complicaciones en la cadena de suministros. Pero no golpearía a la economía nacional en su conjunto", asegura el vicecanciller alemán.
¿Apoya Alemania que el boicot se aplique de forma inmediata o defenderá que se haga de forma progresiva hasta final de año? Habeck no ha querido ser categórico, pero admite que "en Alemania nos ayudaría si tuviéramos algunos meses o semanas más para prepararnos". "Necesitamos preparaciones técnicas, tenemos que encontrar barcos que transporten el petróleo del oeste al este, tenemos que preparar los puertos y los oleoductos", ha indicado.
No obstante, el vicecanciller señala que "otros países tienen problemas más grandes" con un boicot al petróleo ruso y dice que está dispuesto a "mostrar comprensión".
Por su parte, la ministra de Energía de Austria, Leonore Gewessler (que también pertenece a los verdes), ha asegurado en Bruselas que su país no se opondrá a un veto petrolífero contra Rusia. "Austria está preparada para apoyar un embargo del petróleo si la Comisión y los Estados miembros deciden hacerlo", ha señalado. De hecho, los austriacos ya dejaron de procesar crudo ruso en marzo, tras el inicio de la invasión de Ucrania.
Hungría se enroca
En contraste, la Hungría de Viktor Orbán -el aliado más estrecho de Putin en la UE- se enroca en su rechazo al boicot al petróleo ruso. De hecho, el portavoz de Orbán ha salido a desmentir las informaciones de la prensa alemana que hablaban de una flexibilización de la postura de Budapest. "Hungría no ha abandonado su veto. De hecho, la posición de Hungría sobre las sanciones contra el petróleo y el gas de Rusia no ha cambiado: no las apoyamos", ha escrito el portavoz en Twitter.
La reunión de emergencia de ministros de Energía de la UE se ha convocado tras la decisión de Rusia la semana pasada de cerrar el grifo del gas a Polonia y Bulgaria por no pagar en rublos. Los Veintisiete reiteran que no cederán al "chantaje" del Kremlin y seguirán pagando el gas en euros. Y se comprometen a ser solidarios y cubrir las necesidades de los dos países afectados por las represalias de Putin.
La ministra de Clima y Medio Ambiente de Polonia, Anna Moskwa, ha asegurado que su país no tendrá problemas de suministro porque ha logrado llenar sus depósitos de gas hasta el 80% y espera llegar al 100% en otoño con proveedores alternativos a Rusia. Polonia está recibiendo ya gas natural licuado estadounidense desde Lituania, pronto inaugurará una nueva conexión con Eslovaquia y a finales de año espera abrir un nuevo gaseoducto con Dinamarca, por el que recibirá gas de Noruega.
Moskwa ha reclamado a sus socios un boicot inmediato tanto al petróleo como al gas de Rusia. "Hacemos un llamamiento al resto de países para que no apoyen el decreto ruso, la iniciativa de Rusia de pagar en rublos. No debemos apoyar a Gazprombank ni a la economía rusa. No estamos obligados a cumplir el decreto de Putin ni la ley de Putin", ha insistido la ministra polaca.
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