"No vamos a cejar en nuestra demanda de impulsar esas interconexiones entre la península ibérica y el resto del continente. Porque aquí no estamos hablando de una cuestión bilateral entre la península ibérica y Francia. Aquí estamos hablando de cómo reforzar las alternativas de suministro enérgetico al conjunto de la UE", sostiene Pedro Sánchez.
El presidente del Gobierno está dispuesto a enfrentarse a Emmanuel Macron para que que la Unión Europea deje de lado a Francia y apoye el Midcat. El presidente francés ha dado portazo a esta tubería con el argumento de que no responde a la crisis actual ni a las necesidades del hidrógeno verde del futuro y tendrá un impacto ambiental desmesurado en los Pirineos. Por no hablar de sus costes, que superarían los 3.000 millones de euros.
En contraste, para Sánchez el Midcat es una infraestructura vital en su plan de convertir a España en un hub energético desde el que abastecer al conjunto de Europa una vez que se haya desenganchado totalmente del gas ruso. Un proyecto que cuenta con el apoyo del canciller alemán, Olaf Scholz, en situación desesperada al ser el más afectado por el chantaje energético de Vladímir Putin.
[Bruselas se desentiende también del gasoducto Midcat tras el 'no' de Macron]
Lo que está en juego es "cómo podemos poner a disposición de la UE ese 30% de regasificación que está en nuestro país y también toda la apuesta que están haciendo los gobiernos de Portugal y España por las energías del presente y del futuro, las renovables y el hidrógeno verde", ha dicho el presidente del Gobierno en su comparecencia de este martes en el Senado. Por eso irá "a por todas" en la UE.
La guerra del gas ha dinamitado la buena relación política que había forjado Sánchez con Macron desde su llegada al poder y le ha acercado a Scholz. Pero de momento la alianza entre España y Alemania no ha servido para doblegar el brazo a Francia, por lo que el presidente del Gobierno busca también el apoyo de la Comisión de Ursula von der Leyen.
"Es una cuestión que no se puede cerrar exclusivamente por el pronunciamiento de un solo país", argumenta la vicepresidenta tercera y responsable de Transición Ecológica, Teresa Ribera.
Ribera tiene previsto volver a la carga en la reunión extraordinaria de ministros de Energía de los Veintisiete que se celebra este viernes en Bruselas. Allí defenderá las bondades del Midcat y tratará de recabar el apoyo del resto de países y del Ejecutivo comunitario para que presionen a Francia.
Pero tras escuchar el 'no' rotundo de Macron, la reacción inicial de Bruselas ha sido ponerse de perfil en esta disputa, fundamentalmente porque la tubería difícilmente puede construirse contra la voluntad de Francia.
"Lo único que puedo decir sobre esta cuestión es que cualquier proyecto transfronterizo de infraestructura adicional que conecte la península ibérica con el resto de Europa debe ser evaluado más en detalle por los Estados miembros afectados y por los promotores del proyecto. En esta fase, la Comisión no puede adoptar ninguna posición sobre ningún proyecto concreto", ha dicho el portavoz de Energía, Tim McPhie.
Lo cierto es que el propio Ejecutivo comunitario ha mantenido una posición zigzagueante sobre el Midcat. En 2013, la UE incluyó esta tubería en la lista de proyectos de interés común europeo en materia de energía por su "importancia estratégica". Repitió posición en las ediciones de esta lista de 2015 y 2017. Bruselas destinó incluso 2,5 millones de euros de financiación para estudios preparatorios. El entonces comisario de Energía, Miguel Arias Cañete, llegó a poner fecha a la entrada en funcionamiento de la primera fase del proyecto: 2022.
En 2019, cuando Sánchez ya había llegado al poder, España y Francia decidieron de común acuerdo enterrar el proyecto porque en aquel momento no era rentable. Bruselas no puso objeciones y lo excluyó de la lista de iniciativas prioritarias de 2019 y 2021. Al inicio de la guerra de Ucrania en febrero, el equipo de Von der Leyen todavía rechazaba resucitar el Midcat. En cumplimiento del Pacto Verde Europeo, el nuevo reglamento sobre proyectos de interés común prohíbe financiar infraestructuras para combustibles fósiles, alegaba.
Sin embargo, el chantaje energético del Kremlin ha forzado al Ejecutivo comunitario a cambiar otra vez de postura. En su último plan de infraestructuras presentado en mayo de este año (REPowerEU, en jerga comunitaria), Bruselas sostenía que el Midcat sería "esencial" para diversificar las rutas de suministro en Europa, siempre que pueda reconvertirse para el hidrógeno verde.
"Si queremos tener éxito en crear un mercado global de gas natural licuado, tenemos que aprovechar todo el potencial de las terminales de GNL en la península ibérica. Y para hacerlo, este gas tiene que encontrar su camino hacia el resto de Europa (...) La interconexión de gas es muy importante para nosotros y nos ayudará a diversificar los suministros de gas. También tendrá un efecto positivo en los precios", dijo entonces el vicepresidente de la comisión responsable de energía, Frans Timmermans.
Tras el 'no' tajante de Macron, el Ejecutivo comunitario vuelve a recular y se lava las manos en la disputa entre Madrid y París. El presidente francés tenía preparada una larga respuesta contra el Midcat, con muchos datos y detalles, cuando fue preguntado en la rueda de prensa que dio el pasado lunes. Desde el estallido de la guerra en febrero, las dos tuberías existentes que conectan España con Francia por Irún y Larrau apenas se han utilizado al 54% de su capacidad. Es más, en agosto fue Francia la que envió gas a España.
"No entiendo cuál es el problema a corto plazo que estamos intentando resolver, no lo entiendo. Y por plagiar a uno de mis predecesores, no entiendo por qué saltamos como cabras pirenaicas por este tema, explicando que eso va a resolver el problema del gas. Es falso. Objetivamente falso. Si estuviéramos al 100% de utilización de nuestros gasoductos y si hoy hubiera una necesidad de exportar el gas hacia Francia, Alemania u otros, yo diría que sí, pero no es verdad", dijo Macron.
El presidente francés niega además que el Midcat pueda utilizarse en el futuro para transportar hidrógeno verde. "Todos los expertos me dicen que es falso que un gasoducto pueda mañana transportar hidrógeno. Eso supondría nuevas obras muy complejas, porque las características del hidrógeno no son para nada las mismas", argumenta Macron.
"Algunos me explican incluso que sería aberrante transportar hidrógeno de España a Francia o de España a Alemania. Lo que habría que transportar es la electricidad producida en España para ir a hacer la electrólisis en los lugares de producción que tengan necesidad de hidrógeno. En realidad, necesitamos más interconexiones eléctricas y no de gas", ha resaltado.
¿Posición revisable?
En todo caso, Macron asegura que está abierto a escuchar nuevos argumentos por parte de Sánchez o de Scholz. "Si mañana el presidente Sánchez me presenta hechos diferentes, estoy totalmente dispuesto a revisar mi posición", dijo el lunes.
"Francia es un país europeo cooperativo, que cree en la solidaridad europea y haré todo lo que sea necesario para mejorar la solidaridad energética europea. Estoy a disposición de mis colegas para que me faciliten otros hechos que me convenzan de lo contrario", asegura el presidente francés.
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