Curiosa la paradoja que se está produciendo en el sector químico español. Una industria que aglutina bajo el mismo paraguas a una refinería de petróleo, a una fábrica de fertilizantes o una farmacéutica. Este 2022 se ha producido un extraño efecto. Por un lado, arrojan récords de facturación y, por otro lado, advierten del peligro de cierre por los altos costes energéticos.
Su patronal, Feique (Federación Empresarial de la Industria Química Española), con sus más de 3.000 empresas asociadas, ha reconocido que el sector prevé cerrar el ejercicio 2022 con un incremento de la cifra de negocio del 17,6%, hasta los 90.835 millones de euros, pero por el efecto de la subida de la inflación. Sin embargo, la producción apenas crecerá un 0,2% respecto a 2021, motivado por el precio del gas y la electricidad.
"No nos llevemos a engaño. La realidad es que todo el crecimiento en 2022 se deberá al incremento de los precios. No producimos más, pero los precios de la energía que consumimos se trasladan -y no siempre es posible- a los productos finales", aseguraba la recién nombrada presidenta de Feique, Teresa Rasero, presidenta a su vez del Grupo Air Liquide en Iberia, durante la asamblea general de la asociación.
Sin embargo, no se puede hablar de generalidad. No todos los subsectores dentro de la industria química han experimentado el mismo proceso. La caída más generalizada de la producción ha sido en la industria básica, más electrointensiva o gasintensiva. Por su parte, el área farmaquímica y la química de consumo continúan con crecimientos sólidos.
"Pedimos un límite europeo al precio del gas, fundamental para casi todos los procesos industriales, e imprescindible para productos como los fertilizantes, la higiene o la alimentación", añadía Rasero en su intervención inaugural.
"También hemos pedido al Gobierno que active un plan de ayudas para que podamos seguir fabricando productos que son indispensables en el día a día para el país".
Caída de la curva de consumo
El problema no es lo que ocurre este año, sino lo que se espera en 2023. "Hay una gran incertidumbre con la volatilidad de los precios del gas en Europa. Desde la invasión de Ucrania, y con mayor intensidad tras la reducción progresiva del suministro de gas desde Rusia, se inició un descenso en la curva de producción. Y se espera que continúe el próximo año", continuaba Rasero.
El descenso ya es evidente en el último trimestre de este año, sobre todo, por el precio del gas y la electricidad. De hecho, ya se ha reducido la capacidad productiva e, incluso, se han parado plantas porque no han podido aguantar el incremento de costes.
En la Unión Europea, la situación del sector es más crítica, especialmente en Alemania, donde la producción química ya está cayendo en torno al 10%. Esta coyuntura para el resto de grandes productores europeos supone un indicio muy negativo debido a la gran interdependencia de insumos que existe, según explicó Rasero.
Alemania es el mayor socio comercial del sector químico español, con intercambios comerciales que superan los 12.000 millones de euros anuales.
Peso de la industria química
Representa el 5,6% del PIB y el 3,7% de la población activa asalariada, sumando sus efectos indirectos e inducidos. De hecho, abastece de productos y tecnologías al 98% de los sectores productivos y se encuentra en la base de la mayoría de las cadenas de producción.
De su cifra de negocios, el 64% se facturó en mercados exteriores, siendo el principal exportador de la economía española y el primer inversor industrial en I+D+i.
Ahora se enfrenta a una doble encrucijada. Por un lado, sortear la crisis energética a la que está sometida Europa y, por otro lado, apostar por medidas de eficiencia energética y sostenibilidad.
"Llevamos toda la vida apostando por el ahorro energético", concluía la presidenta electa de Feique, "para esta industria no es una novedad".
Lo que sí es una nueva etapa es el impulso a las alternativas renovables que existen en el mercado. "No solo estamos firmando PPAs (contratos a largo plazo) con generación renovable, sino que estamos apostando por el autoconsumo, ya que contamos con mucha superficie en tejados en nuestros complejos industriales".
"Para nosotros es evidente que el futuro es sustituir el gas por hidrógeno y otros gases renovables, apostar por el autoconsumo y los PPAs". Por eso, la modificación de la normativa ampliando el radio de autoconsumo de 500 metros a 1 kilómetro, "no va a permitir su expansión en los polígonos y los sites industriales. En Portugal, se ha incrementado hasta los 20 km el radio para alta tensión, que sí es una medida eficaz".