Bruselas

Bruselas propone un tope al precio del gas fijo, automático y a un nivel superior a la cotización en los mercados internacionales, pero con un freno de seguridad en caso de problemas de suministro. La Comisión de Ursula von der Leyen da así un paso más para imponer durante este invierno un límite al coste del gas importado con el fin de amortiguar el impacto de la crisis energética, tal y como reclaman países como España, Francia o Italia. Sin embargo, la iniciativa todavía genera mucha resistencia en Alemania y Holanda, por lo que todavía no es seguro que salga adelante

El Ejecutivo comunitario ha enviado este miércoles a todos los Gobiernos un documento en el que detalla cómo funcionaría el denominado "mecanismo de corrección del mercado del gas". Se trata de fijar un límite de precio en el principal mercado de gas europeo (el TTF holandés), al que están indexados la mayoría de contratos en la UE. Las transacciones a un precio más elevado no podrán ejecutarse.

El nuevo tope funcionaría "como un instrumento eficaz contra episodios de precios de gas extraordinariamente altos" como los registrados en agosto de este año. Al mismo tiempo, sólo se activaría "si los precios alcanzan niveles excepcionales en comparación con los mercados internacionales", con el fin de evitar cualquier riesgo para la seguridad de suministro.

[El bloqueo de Alemania y Holanda impide a la UE fijar un precio máximo al gas importado]

El nuevo mecanismo de corrección del mercado del gas se discutirá en la reunión extraordinaria de ministros de Energía que se celebra el próximo 24 de noviembre. Si los Estados miembros avalan sus rasgos principales, la Comisión de Ursula von der Leyen presentará una propuesta legislativa con carácter inmediato.

El documento enviado por Bruselas a las capitales elude concretar cuál sería el nivel del tope al precio del gas, aunque deja claro que su objetivo es "limitar episodios temporales de precios excesivos como los experimentados en agosto de 2022". "No es una herramienta para rebajar de forma estructural el nivel de precios, lo que sólo puede lograrse con medidas adicionales en el lado de la oferta y la reducción de la demanda", señala el Ejecutivo comunitario.

El tope se activaría de forma automática si el precio del gas alcanza un nivel predeterminado y si la subida no se corresponde con una subida similar en el mercado mundial de gas natural licuado (GNL).

Evitar retrasos

"Para garantizar un efecto inmediato, los umbrales para desencadenar el mecanismo deben fijarse de antemano, con el fin de evitar largos procesos de toma de decisiones que podrían retrasar significativamente su activación y su efecto de reducción de precios", reza el texto.

Al mismo tiempo, la Comisión propone introducir "salvaguardas eficaces" que garanticen que el mecanismo pueda suspenderse en cualquier momento, "si provoca perturbaciones graves en el mercado que afecten a la seguridad de suministro y a los flujos intracomunitarios. En concreto, el tope de precio estará sujeto a una revisión mensual y se desactivará automáticamente si ya no se dan las condiciones para aplicarlo.

El tope al precio del gas importado es una medida de emergencia y por tanto tendrá una duración máxima de un año. "Puede tener el efecto positivo de impactar en las expectativas de precio para el futuro, limitando posibles comportamientos especulativos y conduciendo a un ajuste en el comportamiento de los participantes en el mercado", señala el documento.

Bruselas insiste en que el límite "tiene que ser más alto que los precios internacionales para el GNL". De lo contrario, podría provocar un desvío de los buques metaneros hacia Asia, como denuncian Alemania y Holanda. "Un tope bajo podría amenazar la seguridad de suministro a largo plazo", señala el documento.