La crisis energética provocada por la guerra rusa en Ucrania ha generado hasta la fecha un agujero de más de 1 billón de euros en las arcas de los países de la Unión Europea (UE) para ayudar a hogares, empresas e industrias con sus facturas de luz y gas. Es el cálculo realiado por el think tank energético Bruegel, con sede en Bruselas.
Europa está afectada por el aumento de los costes de la energía, pero la crisis más profunda apenas está comenzando y podría durar décadas, añaden los expertos.
Después de este invierno, el Viejo Continente tendrá que recargar las reservas de gas con pocas o ninguna llegada desde Rusia, lo que intensificará la competencia por el gas natural licuado (GNL).
[La AIE advierte de que lo peor de la crisis energética aún puede estar por llegar]
Incluso con la construcción de más plantas de regasificación para importar GNL, se espera que el mercado permanezca ajustado hasta 2026, cuando la capacidad de producción de los países productores como Estados Unidos y Qatar esté disponible. En definitiva, Bruegel avisa de que durante años "no habrá respiro de altos precios".
Por el momento, los gobiernos ya han destinado ayudas a empresas y consumidores domésticos a absorber gran parte del golpe con más de 1 billón de euros en ayuda, pero el estado de emergencia podría durar años. Con las tasas de interés en aumento y las economías probablemente ya en recesión, el apoyo que amortiguó el golpe para millones de hogares y empresas parece cada vez más difícil de conseguir.
El rey del gasto
"Una vez que sumas todo (rescates, ayudas...), es una cantidad de dinero ridículamente grande", dijo Martin Devenish, director de la consultora S-RM, a Bloomberg. "Va a ser mucho más difícil para los gobiernos manejar esta crisis el próximo año", añade en el experto en las mismas declaraciones.
En el ránking de los que más dinero están gastando en ayudar a sus ciudadanos destaca, y con diferencia, Alemania. La financiación asignada alcanza ya los 264.200 millones de euros, lo que representa el 7,4% del producto interior bruto (PIB) del país germano.
En el puesto número dos se sitúa Reino Unido, que ya ha destinado 97.000 millones, el 3,5% de su PIB. Le sigue de cerca Italia, con 90.700 millones equivalentes al 5,1% de su economía.
A continuación se sitúa Francia, con 69.200 millones (el 2,8% del PIB), Países Bajos, con 43.900 millones (el 5,1%) y España, con 38.500 millones (3,2% del PIB).
Crisis energética
Esto significa que la capacidad fiscal de los gobiernos europeos ya está al límite. Bruegel dice que casi la mitad de los estados miembros de la Unión Europea tienen una deuda que supera el límite del bloque del 60% del PIB.
Europa ha conseguido sortear la crisis energética, pero la recesión sobrevuela sobre el continente y si se mantiene en el tiempo los altos precios energéticos la situación se agravará.
La prisa por llenar el almacenamiento el verano pasado, a pesar de los precios casi récord, ha aliviado la escasez de suministro por ahora, pero el frio de este invierno está poniendo al sistema energético de Europa en su primera prueba real.
La semana pasada, el regulador de la red de Alemania advirtió de que no se está ahorrando suficiente gas y de que dos de cinco indicadores, incluidos los niveles de consumo, se han vuelto críticos.
Para Alemania, que depende de energía barata para fabricar productos, desde automóviles hasta químicos, los altos costes significan una pérdida de competitividad frente a Estados Unidos y China. Y ahora la Administración Biden está abriendo una guerra comercial en un momento muy crítico para Europa.
Con un suministro ajustado, se ha pedido a las empresas y los ciudadanos que reduzcan el consumo energético. La UE logró reducir la demanda de gas en 50.000 millones de metros cúbicos este año, pero la región todavía enfrenta una brecha potencial de 27.000 millones de metros cúbicos en 2023, según la Agencia Internacional de la Energía.
Ese escenario sería posible si los suministros rusos caen a cero y las importaciones chinas de GNL vuelven a los niveles de 2021.
Las importaciones de GNL en Europa están en niveles récord y se están abriendo nuevas terminales flotantes en Alemania para recibir el combustible.
El peligro de China
La petrolera China National Offshore Oil Corp calcula que es probable que las importaciones chinas de gas sean un 7% más elevadas en 2023 que en 2022.
La empresa estatal ha comenzado a asegurar los suministros de GNL para el próximo año, lo que la pone en competencia directa con Europa. La caída histórica de la demanda de China este ejercicio fue equivalente a alrededor del 5% de la oferta mundial, lo que permitió cierto relajamiento en los mercados.
China no es el único problema de Europa. Otros países asiáticos quieren adquirir más gas. Japón, el principal importador de GNL del mundo este año, incluso está considerando establecer una reserva estratégica y el gobierno nipón también busca subvencionar las compras.
Los futuros del gas europeo rondan los 135 euros por megavatio hora (MWh) tras alcanzar un máximo de 345 euros en julio. Si los precios vuelven a subir a 210 euros, los costes de importación podrían alcanzar el 5% del PIB, según Jamie Rush, economista jefe para Europa de Bloomberg Economics.
Eso podría convertir la recesión superficial que se pronostica en una profunda recesión y es probable que los gobiernos tengan que reducir los programas de ayudas.
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