El año finaliza con un propósito en la mente de todos los europeos. Si la pandemia generó un sentimiento de dejar de depender de China para la fabricación de mascarillas, ahora la invasión de Rusia en Ucrania ha despertado otro: dejar de depender del gas y del petróleo de Putin.
Comienza 2023 con el objetivo de que la Unión Europea sea más independiente energéticamente, una decisión que podría colocar a España en una posición de liderazgo. No solo es el país del sol (por extensión, radiación solar y poca densidad de población), sino también por la buena marcha en la instalación de renovables y la apuesta por el hidrógeno verde y otros combustibles como el biometanol.
España puede presumir hoy de ser uno de los líderes mundiales en el impulso de las energías renovables. Y es el autoconsumo solar donde se está consiguiendo el 'do de pecho', pero también con el acuerdo entre el Gobierno y el gigante danés de la distribución y logística Maersk o la construcción del primer hidrogenoducto de grandes dimensiones de la UE, el H2Med.
En Europa, Alemania es la principal damnificada por la guerra rusa. Es el país con mayor dependencia de su gas en relación a su tamaño y peso económico en la eurozona.
Por eso, han hecho un esfuerzo titánico para cerrar puertas con su antaño aliado. Ya este pasado mes de diciembre se inauguró la primera terminal flotante de Alemania para gas natural licuado (GNL). La terminal, la primera de cinco planeadas en puertos a lo largo de los mares del Norte y Báltico, es una parte de la estrategia de Alemania para sobrevivir este invierno, y el próximo, y el siguiente, sin las importaciones de gas rusas que él y otros países de la Unión Europea.
Desde que Rusia invadió Ucrania hace 10 meses, los países europeos han experimentado en sus propias carnes lo malo que es vivir sin la energía rusa. El Kremlin ha utilizado la política energética como arma de guerra, buscando utilizar la dependencia energética de Europa para sembrar la discordia entre los líderes europeos y debilitar el frente unificado de la UE para apoyar a Ucrania. Pero por el momento, ha fallado.
Aun así, el aumento de los precios de la energía y la inflación récord han ejercido una enorme presión sobre los bolsillos de los europeos y los resultados de las empresas.
El hidrógeno verde y H2Med
La alianza formada por España, Francia y Portugal ha revelado la letra pequeña del corredor de hidrógeno verde que se espera que esté en marcha en 2030 y que permitirá enviar este combustible de la Península Ibérica al resto de Europa.
El proyecto, denominado H2MED y que cuenta con el apoyo de la Comisión Europea, costará al menos 2.850 millones de euros. Ya hay previstas varias opciones para el trazado de la parte más compleja de esta iniciativa, el tubo submarino que unirá Barcelona y Marsella, antes conocido como BarMar.
En cualquiera de estos caso, la construcción tardará varios años en comenzar. Según el calendario que manejan los tres países, hasta 2026 no se iniciará la obra del proyecto que unirá Barcelona y Marsella. 2023, 2024 y 2025 se emplearán para hacer los correspondientes estudios de seguridad y de impacto medioambiental.
El biometanol verde de Maersk
En noviembre pasado, el Gobierno anunció a bombo y platillo que tenía un acuerdo con la mayor compañía de transporte marítimo del mundo, la danesa Maersk, para impulsar el desarrollo de combustibles marinos verdes, en concreto biometanol.
Un proyecto al que se destinará una inversión de 10.000 millones de euros, con la participación de socios privados, para producir dos millones de toneladas de e-metanol al año que alimente a todos sus buques antes de 2040.
Toda la energía que se necesite la producirán parques eólicos y fotovoltaicos que serán propiedad de Maersk, o en algunos casos, con acuerdos PPAs (acuerdos de compra a largo plazo) de otros desarrolladores. Para este proyecto se necesitarán construir entre 4 y 5 GW de nueva capacidad, eso supone entre 20 y 80 parques.
El Gobierno prevé que gracias a este proyecto, se generen 85.000 empleos, de los cuales entre 35.000 y 40.000 se producirán durante la construcción de los complejos industriales. Otros 40.000 serán indirectos y habrá unos 4.500 empleos directos constantes.
Boom del autoconsumo
La instalación de autoconsumo solar está disparada y han proliferado empresas que quieren ocupar este nicho tan provechoso de mercado. Con cifras récord de instalaciones en 2021 (1,2 MW nuevos), que se duplicará en 2022 (se esperan más de 2,5 GW),
El sector se ha activado aún más, no solo por los altos precios energéticos, sino gracias al Plan Más Seguridad Energética (+SE) (con más ayudas y más facilidades), la agilización de la tramitación de los proyectos renovables, y el fuerte impulso de las grandes energéticas que quieren participar de este negocio.
En los últimos cuatro años (2017-2021) la potencia anual instalada en autoconsumo se ha multiplicado por diez, desde los apenas 101 MW que se instalaron en 2017.
Ahora se espera doblar toda esa capacidad acumulada en tan solo un año. Y todavía queda el despliegue del autoconsumo compartido y las comunidades energéticas que ya están calentando antes de salir al terreno de juego.
Y por último, España guarda una carta bajo la manga: la eólica marina flotante. Aunque no se ha instalado ni un solo megavatio comercial todavía, se espera que 2023 sea el pistoletazo de salida de una de las tecnologías más prometedoras en generación estable y constante de electricidad.
Para ello, es necesario que se cumpla con el calendario propuesto por el Gobierno y se convoquen subastas en el primer trimestre del próximo año -previa aprobación de los POEM (Planes de Ordenación del Espacio Marítimo)-.
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