El almacenamiento de energía es la gran asignatura pendiente para dar respaldo a las renovables, no solo cuando no haya sol y viento, sino para aprovechar el excedente que se produzca cuando generen por encima de la demanda. "España se está convirtiendo en el país europeo más atractivo para invertir en renovables, pero sin almacenamiento, está destinado a fracasar", explican fuentes del sector renovable a EL ESPAÑOL-Invertia.
Por eso, hay un movimiento cada vez más creciente de empresas que quieren invertir en almacenamiento en nuestro país. "Hay constructoras internacionales, de Reino Unido sobre todo, pero también de Italia y Francia, que ya están mirando cómo construir grandes instalaciones de baterías", añaden.
Sin embargo, en este ámbito existe un gran vacío normativo. "Es cierto que no hay nada que te lo prohíba, pero los pasos que tienes que dar no están regulados", afirma, por su parte, a este diario Ignacio Blanco, director en el área mercantil de la firma Andersen.
"Actualmente tenemos un aluvión de consultas sobre este tipo de instalaciones, de inversores que tienen parques fotovoltaicos, eólicos o minihidráulica", señala Blanco. Así, resalta que lo que persiguen es que, cuando el exceso de producción haga caer los precios, "puedan almacenar y vender energía en horarios en los que les sea más rentable".
"Y luego están otros promotores que estudian poner solo una instalación de almacenamiento de energía, comprando electricidad de la red cuando esté barata y después vender a un mayor precio", agrega.
Técnicamente posible
El experto jurídico de Andersen añade que "hace solo tres años no había apenas interés por este sector, pero las tecnologías de almacenamiento han evolucionado y ahora hay mucho interés por invertir".
"Ahora bien, cuando se acude al banco para financiar los proyectos, es más difícil demostrar que se puede hacer por la falta de regulación que existe", remarca.
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"Y legalmente no hay nada que impida comprar y vender esa electricidad, ni experiencias previas que demuestren lo contrario. El gran desconocido es el vacío normativo, pero no es necesario que se apruebe una ley específica para ello, con la interpretación favorable de la regulación que hay, sería suficiente", incide.
"No hay señales para animar a invertir en almacenamiento, así que es un sector que no termina de arrancar", confirma por su parte Yann Dumont, presidente de ASEALEN (Asociación Española de Almacenamiento de Energía).
Tanto el experto de Andersen como el responsable de ASEALEN coinciden en reconocer que "las paradas de parques eólicos van a ir a más, con sobreproducción en determinadas horas del día que no las va a absorber la demanda".
Y para Yann Dumont, la falta de regulación tiene que ver con "un bloqueo de este sector por parte de Bruselas, porque no lo considera una tecnología renovable y pone muchos impedimentos para su desarrollo".
Retribución de las baterías
Por el momento, y hasta que no se reforme el mercado eléctrico europeo, la retribución de la electricidad almacenada en las baterías se paga según el mercado marginalista.
Pero si sale adelante la propuesta del Gobierno de España de combinar la existencia de un mercado a corto plazo con otros mercados de capacidad, esto podría cambiar.
"Los promotores están interesados por los mecanismos de capacidad, pero no hay nada avanzado hasta ahora", apunta Ignacio Blanco de Andersen.
"La industria del almacenamiento estamos interesados por las subastas de capacidad, es una medida que vemos positiva para incentivar su desarrollo", concreta Dumont.
Hoja de ruta en España
Es un sector que cuenta con solo 8,3 GW disponibles en la actualidad, entre sistemas de bombeo hidráulico, baterías u otro sistema electroquímico, térmico, eléctrico o mecánico, según el Análisis del Estado Actual del Almacenamiento en España, del IDAE.
Además, la Estrategia de Almacenamiento aprobada en 2021 presenta una cuantificación de las necesidades mínimas de almacenamiento para España. Así, se define que se debería llegar a los 20 GW en 2030 y los 30 GW en 2050 de potencia de almacenamiento total disponible en esos años, incluyendo un mínimo de 400 MW de baterías detrás del contador.