España, Alemania, Austria, Dinamarca, Irlanda, Luxemburgo y Portugal han pedido por escrito a la Comisión Europea que excluya el hidrógeno y los combustibles "bajos en carbono" de la directiva de renovables. Los consideran que "disminuiría la ambición y ralentizaría el despliegue de las energías renovables, lo que a su vez pondría en peligro la consecución de los objetivos climáticos, incluido el Acuerdo de París".
En una carta remitida al vicepresidente para el Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans, y la comisaria de Energía, Kadri Simson, los ministros del ramo de estos siete países han defendido que "la producción y el uso de hidrógeno bajo en carbono y de combustibles bajos en carbono no deberían incentivarse a través de una directiva sobre la promoción de las energías renovables, especialmente contabilizándolos en los objetivos globales para 2030".
Los países hacen referencia a la directiva presentada por Bruselas el pasado 13 de febrero, que propone considerar "totalmente renovable" la producción de hidrógeno a partir de energías fósiles si este genera un 70% menos de emisiones de gases de efecto invernadero que el gas natural fósil en todo su ciclo de vida.
Conscientes de que esta década será "decisiva" para limitar el aumento de las temperaturas globales y para dar los pasos necesarios hacia el balance neto cero, los ministros han destacado que la electricidad renovable y el hidrógeno serán los principales impulsores de la descarbonización. Y esto es así si se instala capacidad adicional de energía renovable en plazos "breves" y a costes comparativamente "competitivos".
Sin embargo, han apuntado que la descarbonización en el sector de la industria y el transporte en los distintos Estados miembro aún no está suficientemente avanzada. Así que la capacidad de energía renovable no sustituirá a otras formas de energía baja en carbono, sino que desplazará a la energía fósil en estos sectores.
En este sentido, han refutado la opinión de que un marco de la UE para el despliegue acelerado de fuentes de energía renovables impida a los Estados miembro definir su combinación energética. Han considerado que "contabilizar la energía baja en carbono en los objetivos de energías renovables reduciría más bien los esfuerzos climáticos y frenaría la inversión en la tan necesaria capacidad renovable adicional".
Según apunta la carta, la Directiva sobre energías renovables no impide ni prohíbe a los Estados miembros utilizar otras fuentes de hidrógeno y combustibles bajos en carbono, mientras que otros pueden optar por lograr la descarbonización únicamente mediante energías renovables, la opción "preferida" por este bloque de siete países.
"Este es nuestro camino preferido, ya que consideramos que es la única vía segura y sostenible hacia la neutralidad climática y la seguridad energética", han señalado. Pero, se han mostrado también "abiertos" a debatir vías complementarias de descarbonización a través del hidrógeno y los combustibles bajos en carbono en otros marcos normativos, como el Paquete del Gas.
A su juicio, se necesita un marco regulador "claro" para aquellos países que lo necesiten y que han recordado que se se está abordando en la revisión en curso del Reglamento sobre el gas y la Directiva sobre el gas.
Esto incluye, según agrega la carta, "el acceso a los mercados y las redes". También "un acto delegado que defina el hidrógeno bajo en carbono y los combustibles bajos en carbono sobre la base de un comparador creíble de combustibles fósiles". Y por último, "un objetivo ambicioso de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero durante el ciclo de vida, así como un mecanismo sólido de trazabilidad y transparencia para evitar el lavado verde".