La crudeza del conflicto palestino-israelí está provocando mucho nerviosismo, no solo en los mercados energéticos, de gas y petróleo, sino también en los acuerdos políticos que llevaban meses fraguándose. Es el caso del que acaba de producirse entre Alemania y Qatar.
Hace casi un año, ambos países firmaron un plan para dirigir desde este Estado del Golfo hasta Alemania dos millones de tonaledas de gas natural licuado (GNL) cadaejercicio a partir de 2026.
La semana pasada se rubricó el acuerdo con la reunión que en Berlin mantuvieron el emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, con l presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier; el canciller alemán, Olaf Scholz, y la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbockn.
El problema es que Qatar está señalado como uno de los principales patrocinadores del grupo militante palestino Hamás. Y ahora, esa decisión no le gusta a Bruselas.
En los partidos que forman el Gobierno de coalición alemán hay cierto rechazo a este acuerdo. "Las futuras asociaciones energéticas sólo deberían tener lugar con socios que reconozcan el derecho de Israel a existir y no luchen contra él", dijo Michael Kruse, portavoz de política energética del liberal Partido Democrático Libre (FDP).
Pero a Alemania no le queda más remedio que buscar proveedores de gas natural que sustituyan a Rusia, tras la decisión de cortar el suministro por gasoducto tras la invasión de Ucrania. En esa búsqueda de proveedores alternativos, se incluye Qatar que, de hecho, se ha convertido en uno de los mayores exportadores mundiales de GNL.
Ahora el ataque terrorista contra Israel, perpetrado por hombres armados de Hamás, junto con el momento de la visita del emir a Berlín, ha provocado un nuevo escrutinio del acuerdo desde dentro del Gobierno de Scholz.
"El bárbaro ataque del terrorista Hamás muestra lo importante que es combatir la financiación del terrorismo", dicen desde el germánico Partido Democrático Libre. "Si Hamás ha recibido apoyo financiero e inmaterial de Qatar durante años, Alemania no puede comprar miles de millones de metros cúbicos de gas como agradecimiento", añaden.
Pero el canciller alemán ha intentado calmar las aguas y defender así el acuerdo con Qatar, asegurando que el país tenía "un importante papel mediador, que también está utilizando". Sería "irresponsable no utilizar todos los contactos que pueden ayudar en esta dramática situación", afirmó Scholz. "Estamos haciendo esto en estrecha coordinación con Israel y por aquellos que han sido secuestrados por Hamás", subrayó.
Conflicto en Oriente Medio
Oriente Medio es un polvorín que tiene fuertes raices en los mercados energéticos. No es una secreto decir que muchos de los países de esta zona son fundamentales para la producción mundial de petróleo y gas y que algunos de ellos han estado detrás de movimientos radicales islamistas.
La crisis en Israel llega en un momento en que los mercados energéticos mundiales ya están tensos por los recortes de producción de la OPEP+, la guerra rusa en Ucrania y el parón industrial de China tras la pandemia.
Y ahora se sigue de cerca el papel de Irán. Se apunta con el dedo al país persa de estar involucrado activamente en el conflicto de Israel, lo que podría ejercer más presión para que Estados Unidos y otros países intensifiquen la aplicación de las sanciones a su petróleo.
También se ha especulado con que naciones árabes ricas en gas -como Qatar- podrían retener las exportaciones en protesta por la acción militar israelí, como asegura Center for Strategic and International Studies, un think tank de expertos y académicos estadounidenses que representan diferentes puntos de vista en todo el espectro político.
Antipatía del mundo árabe
Nadie se atreve a decir cómo se desarrollarán los acontecimientos en los próximos meses, pero el conflicto podría extenderse a los estados vecinos, especialmente al Líbano, pero también a las relaciones diplomáticas con Arabia Saudí.
Lo que está claro es que no sólo en Europa se mira con cautela el devenir de los acontecimientos en Israel. El mundo islámico se está revolviendo.
Las redes sociales de países árabes (22 países cuyo idioma oficial es el árabe, como Arabia Saudí, Argelia, Egipto, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Irak, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia o Marruecos, entre otros) están que arden con variaciones de su propia versión del ataque a Hamás, según adelanta Reuters.
Muchos de ellos son importantes productores de petróleo y gas y ocupan los primeros puestos del ranking de exportadores de estos combustibles fósiles, que aún suponen el 80% del suministro mundial de energía primaria (incluyendo el carbón).
El mundo árabe está aprovechando el momento para expresar su solidaridad con la causa palestina. Los gobiernos árabes también emitieron declaraciones de apoyo a los palestinos.
Condenaron la violencia, pero señalaron el trato que Israel da a los palestinos como la causa fundamental del ataque de Hamas, que ha interrumpido el impulso de Estados Unidos e Israel para fomentar mayores vínculos entre el Estado judío y las naciones árabes.
Por el momento, el conflicto ya tiene un primer damnificado en el mercado energético: la subida del precio del petróleo rompiendo la barrera de los 90 dólares el barril de Brent. El siguiente es el gas, que ya superó los 50 euros/MWh, pero nadie sabe hasta dónde puede escalar. Y después, las consecuencias en la maltrecha economía mundial.