La Comisión de Ursula von der Leyen ha presentado este martes un plan de rescate para la industria eólica europea, un sector que tiene ahora "dificultades para operar de manera rentable y competitiva" debido entre otros factores a la presión competitiva de China.
El Ejecutivo comunitario pretende duplicar hasta 1.400 millones de euros el presupuesto para tecnologías limpias, acelerar la concesión de permisos y "vigilar de cerca las posibles prácticas comerciales desleales" de rivales como Pekín, aunque de momento descarta lanzar una investigación por subvenciones ilegales.
"La situación actual del sector europeo de la energía eólica requiere que la Comisión actúe de manera inmediata, en estrecha cooperación con los Estados miembros y la industria (...) A pesar de ser un ejemplo de éxito europeo, la industria se enfrenta actualmente a una singular combinación de retos que ha ralentizado el ritmo de los avances", argumenta Bruselas.
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Hasta la fecha, en la UE se han instalado más de 200 gigavatios (GW) de energía eólica, incluidos 16 GW en alta mar. En 2022, esas instalaciones generaron el 16 % de la electricidad de la UE. La mayor parte de los equipos necesarios han sido suministrados por fabricantes europeos, que también son actores importantes a nivel mundial, según los datos de Bruselas.
Sin embargo, el lento despliegue de la energía eólica en la actualidad y las dificultades para prever con precisión la demanda de turbinas eólicas en la UE hacen que las instalaciones de fabricación de la industria estén actualmente infrautilizadas. Uno de los principales problemas es la complejidad y la lentitud de los procedimientos de concesión de permisos, que crea incertidumbre para los fabricantes y complica la planificación de la producción y la inversión.
Por otro lado, el difícil acceso a las materias primas, la elevada inflación, el aumento de los tipos de interés y el acceso limitado a la financiación, "han deteriorado la situación financiera de los fabricantes", según el diagnóstico del Ejecutivo comunitario.
En tercer lugar, el diseño de las licitaciones nacionales de renovables se basa casi exclusivamente en los precios y no recompensa adecuadamente las estrictas normas medioambientales y sociales que cumplen los productos europeos. Las ofertas negativas ilimitadas y el carácter insuficiente de las sanciones aplicables por incumplimiento pueden poner también en riesgo la ejecución de los proyectos.
Además, "la presión de competidores internacionales como China representa un reto cada vez mayor para la fabricación de equipos eólicos en la UE". "Algunas de estas empresas no europeas se benefician de ventajas específicas vinculadas a su integración vertical, a su dominio en el mercado nacional o a unas condiciones financieras atractivas", denuncia la Comisión.
Por último, el Ejecutivo comunitario avisa de que la falta de trabajadores cualificados en el sector de la fabricación de equipos eólicos (como son los operadores de buques, grúas o elevadores pesados) podría obstaculizar el aumento de la capacidad de producción europea que se necesita.
El resultado de todos estos problemas es que en los últimos años (y especialmente en 2022) los principales fabricantes europeos de turbinas eólicas notificaron pérdidas de explotación significativas. Además, aunque en 2022 se instalaron 16 GW (una cifra sin precedentes, un 47 % más que en 2021), este ritmo está muy por debajo de los 37 GW anuales que se necesitan para lograr los objetivos climáticos de la UE.
A todos estos problemas pretende responder Bruselas con su nuevo Plan de Acción Europeo sobre la Energía Eólica, cuyo primer objetivo es una concesión de permisos más rápida. Para lograrlo, el Ejecutivo comunitario pondrá en marcha una iniciativa denominada "Accele-RES", cuyo objetivo es garantizar la rápida aplicación de las nuevas reglas comunitarias sobre permisos, prestar asistencia técnica a los Estados miembros y digitalizar los procesos de concesión. Además, a finales de este año, Bruselas presentará un nuevo Plan de Acción sobre Redes Eléctricas.
En cuanto al acceso a financiación, el equipo de Von der Leyen pretende duplicar hasta 1.400 millones el presupuesto asignado a tecnologías limpias dentro del Fondo de Innovación (dinero que beneficiará a la eólica pero también al resto de renovables).
Además, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) desplegará a finales de año un mecanismo de avales específico para los préstamos de los bancos comerciales a la industria eólica. Finalmente, la Comisión anima a los Estados miembros a dar ayudas nacionales en apoyo de la fabricación de equipos eólicos en la UE.
Finalmente, la UE se marca como prioridad "un entorno internacional justo y competitivo". "Para garantizar que el sector eólico pueda operar en igualdad de condiciones, la Comisión sigue de cerca las posibles prácticas comerciales desleales que benefician a los fabricantes de energía eólica extranjeros, y continuará utilizando acuerdos comerciales para facilitar el acceso a los mercados extranjeros", asegura el Plan de Acción.
El Ejecutivo comunitario también colaborará con los inversores "para detectar y abordar los obstáculos a la inversión".