El rey Mohamed VI volvió a demostrar su condición de empresario en el discurso del 48º aniversario de la Marcha Verde, que conmemora la marcha pacífica de alrededor de 350.000 marroquíes hacia el Sáhara Occidental en 1975. Supuso entonces el final de la colonización española de un territorio de 266.000 kilómetros cuadrados rico en fosfatos y pesca.
El monarca alauita comenzó su alocución con un juego de palabras que destacó “las marchas del desarrollo, la modernización y la construcción, para honrar al ciudadano marroquí, aprovechando de la mejor manera las potencialidades que tanto abundan en nuestro país, particularmente en el Sáhara marroquí”.
Para el soberano, la recuperación de lo que denomina “nuestras provincias del sur” ha hecho posible “la consolidación de la dimensión atlántica del Reino”. También subrayó la movilización de la diplomacia magrebí para reforzar la posición de Marruecos e incrementar el apoyo internacional a su integridad territorial, “haciendo frente a las maniobras de los adversarios, tanto aparentes como latentes”.
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Realizó un símil entre la fachada mediterránea, enlace entre Marruecos y Europa, y la atlántica, a la que calificó como “el pórtico de Marruecos hacia África y la ventana por la que asoma al espacio americano”. Una triangulación con los tres continentes y el apoyo de sus aliados.
Precisamente, en esa fachada atlántica se sitúa el Sáhara Occidental, que Marruecos considera litoral nacional. El objetivo del país vecino es “transformar la vertiente atlántica en un espacio de comunicación humana, de complementariedad económica y de radiación continental e internacional”, manifestó Mohamed VI.
Desveló el objetivo. “Estamos empeñados en acabar la realización de los megaproyectos que se están llevando a cabo en nuestras provincias del sur, así como disponer los servicios e infraestructuras relacionados con el desarrollo humano y económico, además de establecer la conectividad entre los distintos componentes del litoral atlántico y facilitar los medios de transporte y plataformas logísticas, sin olvidar el pensar en la formación de una flota marítima comercial nacional, fuerte y competitiva”.
También seguirán trabajando para establecer una economía marítima que contribuya al desarrollo de la región. Según las palabras del soberano, “una economía integrada, basada en la prospección de recursos naturales en el mar, prosiguiendo con la inversión en los ámbitos de la pesca marítima y la desalinización del agua de mar, con el fin de fomentar las actividades agrícolas, promover la economía azul y apoyar las energías renovables”.
El turismo también está dentro de los planes de la casa real, que llama a “adoptar una estrategia especial para el turismo atlántico basada en el aprovechamiento de las enormes potencialidades de la región, con el fin de transformarla en un verdadero destino turístico costero y sahariano”. Lo que desde hace años desarrollan en Dajla, con resorts de lujo destinados al turismo de élite marroquí y extranjero.
La segunda parte del discurso lo dedicó a África y su potencial económico. Señaló que la vertiente atlántica africana acusa unas “carencias concretas en términos de infraestructuras e inversiones, a pesar del nivel de cualificación de sus recursos humanos y de la abundancia de sus recursos naturales”.
Gasoducto Marruecos-Nigeria
Para paliar esa carencia, Mohamed VI ofreció el proyecto del gasoducto Marruecos-Nigeria. “Se trata de un proyecto de integración regional, de despegue económico conjunto y de estímulo de la dinámica del desarrollo del litoral atlántico, amén de que va a constituir una fuente segura de suministro de energía para los países europeos”, defendió.
El gasoducto de más de 7.000 kilómetros de largo, promovido por la Oficina Nacional de Hidrocarburos y Minas (ONHYM) de Marruecos y la Corporación Nacional de Petróleo de Nigeria (NNPC), conectará Nigeria con Marruecos, cruzará 13 países de África occidental y se extenderá a Europa. Será el gasoducto marino más largo del mundo y el segundo más largo en general.
Mohamed VI ha ido más allá la noche del lunes al considerar que el gasoducto “puede resolver los problemas y dificultades que conocen los países hermanos de la región del Sahel”. Afirmó que “no se podrán resolver recurriendo únicamente a las dimensiones de seguridad y militar, sino más bien adoptando un enfoque basado en la cooperación y el desarrollo compartidos”.
Marruecos activó el proyecto en 2022, al encargar la ingeniería preliminar a la empresa australiana Worley. Su objetivo es crear “un marco institucional que reúna a los veintitrés países africanos del litoral atlántico, con el fin de consolidar la seguridad, la estabilidad y el progreso compartidos”.
A cambio, ofrece a los países del Sahel “el acceso al Océano Atlántico”. Evidentemente, el éxito de la iniciativa depende de la preparación de las infraestructuras de estos Estados, unidas a sus redes de transporte y comunicación de su entorno regional.
En este sentido, “Marruecos está dispuesto a poner sus infraestructuras viarias, portuarias y férreas a disposición de estos países hermanos, convencidos de que esta iniciativa constituirá una profunda mutación para la economía de dichos países y de toda la región”, prometió Mohamed VI.
Precisamente, hace un año, en la misma conmemoración ya dedicó su discurso al gasoducto. Anunció que el gobierno marroquí había acordado con el presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, el lanzamiento del proyecto conforme a lo firmado en diciembre de 2016.
Asimismo, destacó que el memorándum de entendimiento suscrito en septiembre de 2022 en Rabat, con la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), y en octubre de 2022 en Nuakchot, con Mauritania y Senegal, “constituye un hito fundamental en el proceso de implementación de dicho proyecto (...). Esta firma viene a reflejar el compromiso de los países concernidos para colaborar en la realización de este estratégico proyecto, así como la voluntad política que los anima para aportarle el éxito”.
Energías renovables en el Sáhara
Cabe recordar que, en su discurso de julio por el 24º aniversario de su subida al trono, también proclamó que Marruecos tiene en marcha el proyecto de Inversión Verde de la Oficina Jerifiana de Fosfatos (OCP por sus siglas en francés).
El proyecto de inversión verde es una iniciativa del propio monarca alauita que cubre el período de 2023 a 2027 en materia de transición energética y desarrollo de energías renovables, con una inversión de 130.000 millones de dírhams (12.160 millones de euros al tipo de cambio actual) y que se llevará a cabo en su mayor medida en el Sáhara Occidental.
“Con la aparición de indicios de remisión gradual de la presión inflacionaria a escala mundial, nos hallamos ante la acuciante necesidad de obrar con seriedad, infundiendo confianza y aprovechando las nuevas oportunidades a fin de potenciar la resiliencia y la recuperación de la economía nacional”, afirmó entonces el monarca alauita.
Como ya adelantó EL ESPAÑOL, la estrategia es ofrecer terrenos, planes de desarrollo y oportunidades de inversión a empresas internacionales en el Sáhara Occidental, a cambio de que reconozcan la soberanía marroquí sobre el territorio saharaui.