Los combustibles sostenibles para la aviación (SAF, por sus siglas en inglés) son entre cuatro y cinco veces más caros que el combustible tradicional en Europa.

"El problema es que ahora el 90% de la inversión para desarrollar este carburante está en Estados Unidos, mientras que en el Viejo Continente apenas existen plantas de producción", advirtió Luis Gallego, consejero delegado de IAG, durante su intervención en el Spain Investors Day.

La carrera por el desarrollo de este carburante ha estado marcada por el impulso de las ayudas públicas a la transición energética de la Administración Biden —la bautizada como Infaction Reduction Act (IRA)—. "Hemos visto muchas inversiones volar a Estados Unidos", aseguró en el foro Maarten Wetselaar, consejero delegado de Cepsa.

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"No creo que el lanzamiento de la IRA tuviese en cuenta las consecuencias para los aliados o socios de EEUU", dijo en CEO de la petrolera.

"Ciertamente lo hicieron de una manera muy inteligente: pusieron mucho dinero encima de la mesa y de una manera muy eficaz, principalmente mediante recortes de impuestos", añadió.

El consejero delegado de IAG explicó que, a diferencia de lo que ocurre en Europa, Estados Unidos está incentivando la producción de SAF sin establecer exigencias a las aerolíneas. En este sentido, la iniciativa europea denominada ReFuelEU, como parte clave del paquete Fit for 55, busca aumentar tanto la demanda como la oferta de los biocombustibles.

Entre las medidas de la normativa destaca la obligatoriedad de los proveedores de garantizar que todo el combustible puesto a disposición de los operadores de aeronaves en los aeropuertos de la UE contenga una proporción mínima de SAF a partir de 2025. También la obligatoriedad de garantizar que la cantidad anual de combustible de aviación transportada en un determinado aeropuerto sea al menos el 90% del necesario anualmente.

"Creo que la iniciativa es buena, pero tenemos que diseñar un mecanismo para incentivar la construcción de plantas en Europa", aseguró Luis Gallego.

¿Qué es el SAF?

El combustible SAF es aquel que se produce a partir de desechos y residuos tratados previamente para eliminar impurezas. Estos materiales se refinan a través de un proceso llamado hidrodesoxigenación, que elimina el oxígeno, el azufre y el nitrógeno procedente de estas materias primas renovables. Volar con SAF reduce las emisiones de CO2 un 80% en comparación el combustible fósil, disminuye el impacto medioambiental de los vuelos e impulsa la economía circular.

Además, aportan otros beneficios: impulsan la economía circular, aumentan la independencia energética (y, con ella, la seguridad de suministro), aseguran el mantenimiento de un importante motor de la economía española (200.000 empleos de calidad) y pueden utilizarse de manera inmediata sin necesidad de renovar la flota y aprovechando las infraestructuras de suministro actuales.