La transición energética no solo supone sustituir unas tecnologías contaminantes por otras más limpias. También que el proceso sea lo más sostenible posible y utilice los menos recursos naturales posible, la filosofía base de la economía circular. Y eso es lo que propone la joven start-up GDV con las baterías de litio.
"Más de la mitad de los vehículos eléctricos (desde patinetes hasta coches) se tiran a la basura porque no hay una cadena de suministro suficiente para obtener los recambios", explica a EL ESPAÑOL-Invertia Germán Agulló, el CEO de oro para Forbes al crear esta startup en Alicante hace solo tres años, cuando tenía 19 años.
Ahora, con 22, su compañía ya es líder en la distribución de recambios del sector de la movilidad personal (VMP) y tiene claro que el futuro de la transición energética pasa por el reciclaje.
"¿Por qué no se reparan las baterías? Supone hasta un 60% de ahorro en comparación con comprar una nueva, y desde GDV somos capaces de recuperar las pilas mediante un proceso patentado al 90-95% de su capacidad inicial y un 80% de la vida de la batería", dice Agulló. Solo desechan lo que estrictamente está en mal estado o es realmente imposible de recuperar.
"El mercado del vehículo eléctrico es una bonita pared de pladur", asegura. "No hay talleres, no hay componentes para reparación, no hay recambios ni reciclaje".
"Nuestra propuesta es única. Le estamos diciendo a las marcas y a los negocios de sharing (movilidad compartida) que se están gastando un dineral en comprar baterías nuevas, cuando se puede ahorrar con las recicladas. A una de ellas conseguimos que ahorrara hasta 6 millones de euros en un año".
"Si una batería nueva cuesta unos 2.000 euros, una reciclada apenas llega a los 300 euros, y con una capacidad casi igual a la original". Así logran evitar que se trituren aproximadamente entre unas 0,6 y 1,2 toneladas de litio al día, y se proponen el objetivo de llegar a evitar que se hayan triturado 500 toneladas este año, lo que equivaldría al 25% del total en España.
GDV puede hacerlo. No solo cuentan ya con una fábrica de más de 4.000 metros cuadrados de reparación de baterías para vehículos eléctricos en el municipio de Alicante, sino que acaban de anunciar la apertura de la que será la fábrica más grande de Europa para este nicho de negocio.
Su plan es ofrecer la recomposición de la pieza en solo 72h y lograr una reducción de costes de hasta el 80% de la que era la reparación más cara de este tipo de vehículos.
Litio y emisiones de CO2
La nueva fábrica multiplicará por siete la capacidad que tienen actualmente para la recuperación de las baterías. "En 2030 España quiere alcanzar un objetivo de 22 gigavatios (GW) de almacenamiento energético, ¿se ha tenido en cuenta cuántas toneladas de residuos y de emisiones de CO2 supone esa cifra?", asegura el CEO de la compañía.
"Con la nueva planta que vamos a abrir alcanzaremos 20.000 toneladas de emisiones en negativo, y dejaremos de depender del litio de terceros países, algunos precisamente inmersos en conflictos bélicos. Habría que preguntarse si no es por el control de esta materia prima", dice este joven alicantino.
Y es que hacer frente a la contaminación y a la escasez de litio existente, únicamente se agravará con el paso de los años.
Pasaporte digital
Hace poco le ganaron la carrera al resto de compañías en solventar el "Pasaporte Digital de Baterías", en relación a las baterías de litio. El Parlamento Europeo aprobó finalmente una legislación que demandaba un control individualizado de las baterías que se están moviendo dentro de sus fronteras.
Dentro de este Reglamento de la UE se especifica que exigirá una declaración y un etiquetado obligatorios por parte de las diferentes compañías. En él se debe concretar cada uno de los componentes de la batería, el contenido reciclado, así como un código QR con el que se podrán consultar todos los apartados y su trazabilidad.
Cuando se aprobó esta normativa, uno de los grandes retos de la Unión Europea fue el desarrollo y recopilación de todos estos datos. Se estableció como fecha límite el año 2027, ya que no existen reparadores y apenas algún reciclador.
Sin embargo, GDV ya había hecho sus deberes. Había lanzado MyBattery, la app que automatiza el proceso de reparación y sustitución de baterías para vehículos eléctricos.
La aplicación permite que tanto el usuario final, como el distribuidor (nacional o internacional) o el taller, generen una orden de recogida o de intercambio por otra batería reparada con un solo click. El intercambio se logra en 3-4 días y se obtienen respuestas en toda Europa. Y recopila además toda la información que a día de hoy se sabe que exigirá la normativa.