La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha defendido la necesidad de conciliar la preocupación por reducir el impacto del cambio climático con la de otros sectores por "llegar a fin de mes".
En la inauguración de la jornada 'Energías Renovables y territorio', Ribera afirmó que es "capital entender que lo que para muchos resulta la gran amenaza, la previsión de un fin del mundo en caso de no actuar, para otros es contestado o preocupado con la sensación de que tampoco se puede llegar a fin de mes".
Asimismo, consideró que España se ha beneficiado de muchas de las cuestiones abordadas en estos años por la Agenda Verde, aunque destacó que todavía queda por delante "mucho trabajo".
A este respecto, defendió una estrategia alejada de los extremos y sí basada en el equilibrio.
"Creemos, honestamente, que ninguno de los dos enfoques es correcto. Ni vamos a dificultar ni vamos a decir que todo vale. Sería un enorme error hacer cualquiera de las dos cosas. Debemos ser capaces de tener un debate informado, de integrar las visiones que valoren y que equilibren razonablemente todas las perspectivas", dijo.
Además, la ministra señaló que cualquier actividad económica tiene intención de garantizar "un presente y un futuro" para la sociedad, y por tanto, "debe tener presente la cuestión ambiental". A este respecto, Ribera estimó que las personas deben estar en primer lugar, y eso significa "invertir en cuestiones ambientales".
Por otra parte, advirtió de que España se enfrenta a la necesidad de "transformar radicalmente" el sistema energético. Se debe buscar el equilibrio de cómo conseguir el acceso a la energía para todos de forma "estable, predecible, a costes asumibles, incorporando el empleo de los recursos de proximidad de los que disponemos, sabiendo que podemos reducir la dependencia del exterior y liberar recursos para otras cosas".
No obstante, subrayó que todo esto debe llevarse a cabo sabiendo que requiere "una integración en el territorio diferente", ya que las grandes plantas térmicas, nucleares o hidroeléctricas "correspondían a un patrón distinto".
"Concentrado en determinados lugares. Por tanto, desde el punto de vista de ocupación del espacio, mucho más limitado", dijo.