El grupo energético británico Shell ha revisado su senda de reducción de emisiones para los productos energéticos que comercializa con el objetivo de alcanzar el cero neto para 2050. Esto incluye una meta de recorte algo menos ambiciosa para 2030, además de eliminar el objetivo fijado para 2035, según ha anunciado la multinacional.
En la actualización de su estrategia de transición energética, presentada este jueves, la compañía ha expresado su apoyo a una transición equilibrada y ordenada desde los combustibles fósiles hacia soluciones energéticas bajas en carbono para mantener un suministro energético seguro y asequible.
De este modo, la multinacional ahora apunta a una reducción del 15% al 20% para 2030 en la intensidad neta de carbono de los productos energéticos vendidos, en comparación con el nivel de 2016, frente al anterior objetivo de una reducción del 20%.
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"Reconociendo la incertidumbre en el ritmo del cambio en la transición energética", la británica ha optado también por "retirar su objetivo para 2035", para cuando se había fijado la mera de una reducción del 45% en la intensidad neta de carbono.
"El mayor impulsor para reducir nuestra intensidad neta de carbono es el aumento de las ventas y la demanda de energía baja en carbono", ha señalado la empresa. En este caso, el cambio en sus ventas de estos productos y servicios también reflejará el desarrollo y adopción de nuevas tecnologías e infraestructura, y la adopción de políticas públicas diseñadas para fomentar la transición energética.
Asimismo, Shell se ha fijado una nueva ambición de reducir las emisiones de los clientes derivadas del uso de los productos petrolíferos de la compañía entre un 15% y un 20% para 2030 en comparación con 2021.
Esto supondría más del 40% en comparación con las emisiones reportadas en 2016 y en línea con los objetivos climáticos de la Unión Europea en el sector del transporte.
Lograr esta ambición significará reducir las ventas de productos derivados del petróleo, como gasolina y diésel, mientras apoya la transición hacia la movilidad eléctrica y combustibles con bajas emisiones de carbono, incluidos el gas natural, el GNL y los biocombustibles, ha advertido Shell.
Por otro lado, la multinacional ha informado de que espera acometer una inversión de entre 10.000 y 15.000 millones de dólares (9.142 y 13.713 millones de euros) entre 2023 y finales de 2025 en soluciones energéticas bajas en carbono.
"Hoy, el mundo debe satisfacer la creciente demanda de energía y al mismo tiempo afrontar el urgente desafío del cambio climático", dijo Wael Sawan, consejero delegado de Shell.
En su opinión, la compañía tiene un papel muy importante que desempeñar a la hora de proporcionar la energía que el mundo necesita actualmente y ayudar a construir el sistema energético bajo en carbono del futuro.