Se está extendiendo un fenómeno como consecuencia de la transición energética que cada vez preocupa más al sector energético. El NIMBY (Not In my Back Yard, por sus siglas en inglés, o no en mi patio trasero) ya no solo se opone a la construcción de parques eólicos o fotovoltaicos, ahora también a las plantas de hidrógeno verde.

El 'NIMBYismo' verde en Europa se está preparando para reclamar su próxima víctima, incluso antes de que realmente nazca.

Y ha comenzado en una ciudad lituana donde se quiere construir una planta de hidrógeno verde. Un grupo de ciudadanos se han manifestado para presionar y prohibirla, ya que argumentan que el sitio podría tener impactos negativos para la salud y el medioambiente.

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Éste es el primer caso real de reacción comunitaria contra el combustible orientado al futuro en la Unión Europea, una señal de que ninguna forma de energía verde puede escapar del fenómeno 'no en mi patio trasero'.

Y habrá que tomar nota, si se quiere evitar que ese movimiento llegue a España, uno de los países que más posibilidades tiene para ocupar un papel destacado en el desarrollo de este nuevo vector energético. La ubicación geográfica, la generación renovable y la existencia de una red de infraestructuras permitirían a nuestro país ser un 'hub' internacional del hidrógeno verde.

Oposición mayoritaria

En enero pasado, la empresa danesa de energías renovables European Energy anunció que estaba considerando invertir 400 millones de euros en una planta de metanol e hidrógeno verde en Kretinga, cerca de Drabènal, una ciudad al norte de Lituania, según adelanta POLITICO.

El sitio eventualmente producirá 19.000 toneladas del combustible, dijo la empresa, añadiendo que había comenzado a realizar una evaluación de impacto ambiental.

Pero el consejo local de Kretinga votó con una mayoría casi total para mantener el proyecto fuera de la ciudad de Darbėnai después de la reacción de los lugareños que temen que la industria pueda dañar a la comunidad. El alcalde local, Antanas Kalnius, dijo que escribiría al Gobierno lituano para pedirle que desechara el proyecto.

Esto es parte de una tendencia mucho más amplia para los proyectos de energía verde, como se ve con la feroz resistencia a las instalaciones de parques eólicos en la Baviera alemana, en ciertos emplazamientos de Aragón o Galicia, o la energía solar en Oxfordshire, Reino Unido.

Incertidumbre en los ecologistas

Esta oposición social choca con los postulados de las grandes organizaciones ecologistas, que, en este caso, se posicionan a favor de figuras de la industria y condenan esta oposición. En Lituania, de hecho, argumentan que el hidrógeno y los combustibles verdes son vitales para descarbonizar las industrias altamente contaminantes en los próximos años.

La ONG medioambiental local lituana Ziedine ekonomika culpó a la "desinformación" difundida por teóricos de la conspiración, con consecuencias desafortunadas.

"Si ese [NIMBYismo] persiste, realmente podría retrasar la transición verde", aseguró. Y la patronal del sector Hydrogen Europe añadió que el NIMBYismo era "siempre un factor potencial" que la industria había considerado probable que surgiera.

Con estas mimbres, el Gobierno lituano ha decidido introducir una nueva ley que obliga a las empresas de energía renovable a donar parte de sus ganancias directamente a la comunidad local, algo que podría ampliarse para que lo haga también el hidrógeno verde y así conseguir la aceptación "sin problemas" de tales proyectos.

Qué es el NIMBYismo

El efecto NIMBY surge como oposición a la ubicación de algo considerado indeseable en el vecindario. En su traducción al español "no en mi patio trasero", parece haber aparecido por primera vez a mediados de los años setenta. Apareció cuando las empresas eléctricas querían construir almacenes para residuos nucleares, especialmente en Seabrook, New Hampshire, y Midland, Michigan (EEUU).

Pero no solo se centra en proyectos energéticos, también se extiende a otros sectores como el de la vivienda, las infraestructuras o también cambios sociales dentro de la estructura de la zona.

A medida que la energía renovable se consolida y se proyectan nuevos parques, el efecto NIMBY se hace más habitual. El fenómeno Not In My Back Yard está presente en todos los mercados, por lo que es necesario estar preparado para gestionarlo.