Las antiguas operaciones mineras, que en el pasado contribuyeron a las emisiones de gases de efecto invernadero, ahora podrían desempeñar un papel clave en su reducción. La compañía sueca Sustainable Energy Solutions Sweden Holding AB (SENS) entra en España con una nueva iniciativa para reutilizar una mina abandonada para desarrollar una planta potencial de almacenamiento hidroeléctrico por bombeo.
Según explicó el grupo sueco a través de un comunicado, ha firmado una carta de intención con un operador energético, aunque no ha querido revelar su nombre. Eso sí, ha especificado que esta alianza responde a la dedicación compartida para desarrollar soluciones de almacenamiento de energía.
SENS ha llamado la atención de propietarios de tierras y compañías mineras en todo el mundo. Estos interesados ven potencial en convertir áreas no utilizadas en plantas de almacenamiento hidroeléctrico bombeado subterráneo, un componente crítico para apoyar el almacenamiento de energía a largo plazo y contribuir a la transición energética.
El siguiente paso implica un estudio de viabilidad para evaluar el potencial completo del proyecto. El enfoque está en analizar los aspectos comerciales, técnicos, financieros y legales para facilitar más discusiones con el innovador energético e involucrar a más interesados.
La energética sueca ya ha estado en el sitio con su propio personal español, pero la evaluación está programada para comenzar de inmediato, según indica. SENS llevará a cabo este año el estudio de viabilidad, con el objetivo de que ambas partes evaluarán conjuntamente para decidir sobre la viabilidad económica del proyecto.
Solución al almacenamiento
En los últimos años el interés global por transformar antiguas minas en centrales hidroeléctricas de bombeo ha crecido. Esta tecnología, ya integrada en muchos sistemas energéticos nacionales, opera como una enorme batería utilizando agua y gravedad.
Las minas abandonadas, tanto a cielo abierto como subterráneas, suponen un menor impacto ambiental y costes iniciales que la construcción de nuevas plantas desde cero.
El proceso implica bombear agua hacia arriba a un depósito durante períodos de exceso de energía. Luego, el agua se libera para fluir hacia abajo a través de turbinas que generan electricidad cuando la demanda es alta o durante escasez de otras fuentes energéticas. Finalmente, el agua se recoge nuevamente para ser bombeada de vuelta arriba en un ciclo continuo.
En España, el proceso de creación de un mecanismo de capacidad que incentive los proyectos de almacenamiento (baterías y bombeo hidráulico), cuya tramitación se inició hace ya dos años, está encallado en Bruselas.
Los ciclos combinados de gas, los bombeos hidráulicos y las baterías, pero también las sales fundidas de la termosolar o el almacenamiento químico (con hidrógeno verde), tienen que jugar un papel clave en el crecimiento de la potencia renovable que se va a instalar en los próximos años.
Los precios del mercado mayorista de la electricidad no son suficientes para incentivar la inversión en estas tecnologías de respaldo. Por eso, el sector energético español esperaba contar cuanto antes con un mecanismo competitivo de subastas en las que podrán participar instalaciones de consumidores, de generación o de almacenamiento, siempre que cumplan los requisitos establecidos y aseguren su disponibilidad en los momentos de mayor estrés del sistema eléctrico peninsular.